Está tan de moda todo lo relacionado con esto, que existe una gran confusión entre ambos términos, tomándolos muchos, equivocadamente, como intercambiables.
La ecología es la ciencia que estudian los ecólogos.
El ecologismo es lo que practican los ecologistas, personas concienciadas con la preservación del planeta en las mejores condiciones posibles, pero que no necesariamente han de conocer la ecología como ciencia.
Desafortunadamente en inglés, la palabra para ecólogos y ecologistas es las misma, ecologist, lo que podría haber ayudado a la confusión de los términos en los medios.
Tras el fracaso de la Cumbre de Copenhague, he leído y oído, entre los que están más contentos que descontentos con este hecho, que el ecologismo (o la ecología, que también ellos confunden los términos) es una especie de religión progre que pretende imponer sus normas como antes lo pretendían (¿he dicho antes?) ciertas religiones monoteístas.
Recuerdo en concreto a uno de los muchos "expertos en todo" que pueblan las ondas hercianas patrias (en el vídeo a partir del minuto 8), cómo, citando el Génesis, esgrime la obligación del hombre de hacer un dominio justo sobre la naturaleza y de ahí llega a concluir que el "rollo" del cambio climático no es más que la tapadera de los lobbies del control de natalidad (sic) para reducir la gangrena humana.
La verdad es que si hiciéramos caso al Génesis y lleváramos a cabo un dominio justo, puesto que dominio lo ejercemos de todos modos, mejor nos iría.
Me parece una solemne estupidez decir que detrás del cambio climático está el lobby del control de natalidad, aunque es cierto que una de las maneras más eficaces de proteger la naturaleza es reducir la tasa de crecimiento humana, la especie, no lo olvidemos, más exitosa del mundo.
Todo esto viene porque ayer fui al cine a ver "Avatar", que desde ya os recomiendo encarecidamente... que os ahorréis, donde la lucha de los indígenas (ecologistas) contra los explotadores (empresarios sin escrúpulos respaldados por un ejército supertecnificado), es expuesta de una manera tan infantil y maniquea, que veo que no han entendido nada o, más probablemente, lo han entendido tan bien que lo han incorporado a su acervo empresarial para rentabilizar al máximo un mensaje diametralmente opuesto al que practican (la industria cinamatográfica de Hollywood es una de las más rentables).
No hace falta irse a planetas lejanos, el argumento básico, que ya he contado, se repite por todo el planeta Tierra, y si de algo puede servir la película, es para hacernos ver que, realmente, y a pesar de la habitual advertencia al final de la película, está basada en hechos reales.
Por poner un ejemplo bien documentado.
En Colombia, uno de los tres países más ricos y diversos biológicamente del mundo, los indígenas están siendo expulsados de sus tierras, privándoles, además, de sus modos de vida y de sus culturas, para que compañías multinacionales, con el apoyo del tan loado Uribe, se hagan con el control de las tierras y los recursos para explotar el petróleo, las esmeraldas o para plantar palma aceitera y otros cultivos para biocombustibles (por cierto nada ecológicos como los ecólogos se empeñan en demostrar sin ser escuchados).
Podéis ver informes sobre esto aquí, aquí y aquí. Además podéis buscar otros ejemplos similares en las páginas de Survival y Amnistía Internacional.
No quiero hacer proselitismo del, según algunos, trasfondo ideológico progre, sino exponer un hecho constatado científicamente cada día: el deterioro ambiental grave y en aumento que sufre nuestro planeta.
Ante este hecho científico, algunas medidas para mitigarlo serían: reducir el consumo de productos innecesarios, reducir el consumo de animales, reducir nuestros movimientos contaminantes y sí, reducir la tasa de crecimiento humano a nivel global.
Cada cual que elija la que más le convenga, pero que elija, al menos, una.
2 comentarios:
Pues sí, efectivamente Avatar es una representación galactica infantiloide de lo que ocurre en nuestro planeta. Recomiendo ver "Los perros de la guerra" (1981) para una visión más terrenal (con un monumental Cristopher Walken) basada en la novela del mismo nombre de Frederick Forsyth (1974).
A mí la peli me entretuvo y en general me gustó, aunque me pareció un remake de tantas y tantas pelis del oeste (o similares, tipo "la selva esmeralda") en que los indios o indígenas de turno son expulsados de sus tierras por los colonizadores de turno sedientos de poder.
Con respecto a lo de la superpoblación, pues está claro que esta es la clave de problemas enormes a nivel mundial como el calentamiento climático o las guerras. Pero ningún político se atreve a exponer seriamente soluciones, por la típica excusa de "quién pone el cascabel al gato", pues no es políticamente corrrecto hablar de reducir la natalidad, pues suena a políticas maoístas como la de China y el hijo único. Y no digamos de los regímenes teocráticos o similares, a los que les interesa que la gente tenga hijos como conejos, para así aumentar su poder al tener más potenciales "clientes futuros" que profesen la religión de turno, o de países que necesitan aumentar su población como recurso para contrarrestar la influencia del "enemigo" (tipo Israel)...
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