Todo el mundo se acordará de la "devastadora" plaga de topillos que "asoló" Castilla y León en el verano del 2007.
Pero si no es así, te cuento algo sobre un estudio del CSIC y las Universidades de León y la Autónoma de Madrid que han publicado en una prestigiosa revista científica Environmental Conservation de la universidad de Cambridge (para despejar toda duda, aclararé que la manera como trabajan las revistas científicas es por revisores externos a las mismas, que son otros científicos, que finalmente son los que deciden si se publica o no un artículo en la revista de turno. Esto hace que las revistas científicas tengan un control de lo que publican muy minucioso y exigente y sean completamente ajenas a toda manipulación)
En ese estudio se dice que la plaga de topillos terminó de forma natural.
¡Vamos! lo habitual en las plagas animales, que llegado un momento, el tamaño es tan grande que los recursos comienzan a escasear y de manera súbita colapsa y desaparece. En este caso también ayudaron los primeros fríos del invierno.
Lo que concluye muy claramente el estudio es que la aplicación masiva de veneno no ayudó: es más, afirman que al haber sido aplicado en varias ZEPA (Zona de Especial Protección para Aves), ha sido muy perjudicial para el medio y podría haber afectado a los mejores controladores de las plagas de topillos: pequeñas y medianas rapaces como los cernícalos, milanos, ratoneros, mochuelos, lechuzas...
Pero lo que más me llama a mí la atención son algunos números que dan sobre la plaga:
La plaga que "asoló" Castillas y León afectó a menos de 500.000 hectáreas; la comunidad cuenta con una superficie total de 9.422.300 hectáreas de las que 5.783.831 son agrícolas.
Es decir, afectó a menos del 5% de la superficie de la comunidad y menos de 10% de la superficie agrícola.
El año 2007 fue la mejor campaña agrícola de patatas, cereales y viñas de los 10 últimos años, a pesar de que las campañas de control (eufemismo para envenenamiento masivo del campo) sucedieron después de la cosecha.
El coste de los daños compensatorios reclamados por los agricultores ascendió en toda la comunidad a la astronómica cifra de 5 millones y medio de euros (el equivalente a menos de un kilómetro de autopista)
El coste de las campañas de control ascendió a 24 millones de euros.
La presión mediática conseguida, principalmente por las organizaciones agrarias, fue increible, habiendo movilizado todos los medios escritos de radio y televisión importantes del país, lo que parece una exageración dada la verdadera magnitud del problema.
Las organizaciones de cazadores reclaman pérdidas millonarias en caza menor (principalmente liebre, de las que se han encontrado muertas por decenas de miles, y perdiz).
Concretamente el coto de Toro, encargó un estudio toxicológico a la Universidad de Murcia, que demostró la relación causa-efecto entre el control de la plaga y la muerte de miles de liebres, sólo en su coto.
Si esto ha pasado con las especies cinegéticas, qué no habrá pasado con las que no lo son, o con las especies protegidas.
Diversas organizaciones conservacionistas ya han denunciado a la Junta, pero estas cosas llevarán mucho tiempo y para entonces se habrá disuelto el asunto.
La Junta ha desacreditado a los autores del estudio y alude a sus propios científicos que tienen sus propios estudios que nadie ha visto ni publicado, pero que dicen lo contrario.
En la wikipedia hay un extenso artículo con numerosas referencias científicas sobre el tema.
En la página Verdades de los Topillos, puesta en marcha por Javier Viñuelas, uno de los autores del citado artículo, se cuenta mucho más y mejor sobre este tema, con enlaces a muchos artículos científicos online.
Como el medio ambiente no le importa a nadie, no sirve ni como arma arrojadiza que el PSOE podría usar contra el PP.
¡Qué triste!
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