Como todos los últimos jueves de mes desde hace más de cuatro años, sin que nadie lo organice se juntan ciclistas en Cibeles a las 20:00 para celebrarlo (el lema de Bici Crítica es: Usa la bici a diario, celébralo una vez al mes).
Salí de mi casa a eso de las 19:30 para dirigirme a Cibeles, hay un trecho, podéis ver el mapa adjunto de la ruta total de ida y vuelta, y ya, al poco de salir, tuve la sensación de ver más bicis por la calle que de costumbre.
Últimamente estoy usando mucho la bici y no se ven muchas personas usando ese medio de transporte.
Como un paulatino gradiente, según me acercaba al punto de encuentro, más y más ciclistas se veían y al pasar por el parque Eva Perón, ya íbamos casi juntos cinco ciclistas, pero fue a partir de El Retiro donde los ciclistas eramos casi mayoría.
Cuando llegué a la plaza de Cibeles, ya había unos cuantos ciclistas y patinadores animando la concurrida plaza (más de lo habitual, pues acababa de terminar una manifestación por la educación, (donde a pesar de la marabunta, ¡me encontré con Fran!).
Muchos iban disfrazados, pues el tema de este mes eran las etnias, así que había gente disfrazada con turbantes, pintados de negro, con plumas en la cabeza... por haber había hasta un grupo de los "ángeles del infierno" con sus bicis tipo chopper realmente espectaculares.
Poco antes de comenzar localicé a Álvaro, al que conocí en Costa Rica y que fue en el que habló por primera vez de estas quedadas.
A las 20:30 comenzamos a pedalear con dirección a Atocha, para volver sobre nuestras ruedas por el Paseo del Prado antes de subir por Alcalá, para recoger a los rezagados.
Ya en ese momento se veía que éramos un montón de gente. Cuando todavía no había pasado el museo Thyssen, ya había gente de volviendo. No sé calcular, pero para mí que había más de 3.000 ciclistas.
La idea de estas quedadas es reclamar la creación de carriles-bicis, pero sin quitar espacio a los peatones, sino quitándoselo a los coches.
Hay dos tendencias muy contrapuestas en la manera de arreglar el tráfico en las ciudades, una es haciendo todo tipo de infraestructuras que puedan lidiar con millones de coches (la que se sigue en todo el mundo, especialmente en Madrid, y que día a día se demuestra que no funciona) y otra es entorpeciendo el acceso a los coches, para que la gente los deje en casa. Ésta es la que me parece más adecuada, pero, por falta de oportunidades, todavía no se ha demostrado en ningún sitio que vaya a funcionar, aunque parece obvio: a menos coches, menos embotellamientos.
En esta edición nos dirigimos hacia la Calle Hermanos García Noblejas, donde se está construyendo un carril-bici, pero en detrimento de las aceras en lugar de las calzadas.
Así, es normal que los peatones cojan manía a los ciclistas.
Luego, por Arturo Soria y el barrio de la Concepción, la marcha se dirigía hasta la Charca de la Rana, un descampado bastante grande que últimamente se usa para montar un mercado de trueque y otras actividades alternativas. Yo, como ya estaba en Arturo Soria, me rilé y regresé a mi casa en ese punto.
Con la actitud de los peatones ocurre algo que me resulta paradójico: son pacientes y muy tolerantes con los coches, incluso los que ocupan las aceras, los que están en doble fila, los que aparcan en los pasos de peatones y demás impresentables; pero se muestran intransigentes con las bicis, que molestan mucho menos, ocupan mucho menos y no suponen ningún peligro para ellos, ni directa (atropellos) ni indirectamente (contaminación, ruido...).
La marcha transcurre sin parar, a modo de pelotón, por lo que en numerosas ocasiones se corta el tráfico, sólo se respeta escrupulosamente a los peatones. Los coches a esperar. ¡Un día es un día!
A pesar de salir de Cibeles, donde actualmente está el ayuntamiento de la Villa, parece ser que éste no se entera de nada, como tampoco se quieren enterar los medios de comunicación; hoy he estado buscando intensamente en la web y no hay ninguna noticia sobre el asunto, a pesar de que se produjeron bastantes atascos en numerosas zonas de la capital, especialmente en el eje entre Cibeles y Atocha, en toda la calle Alcalá, especialmente en las zonas de Ventas y de la Cruz de los Caídos.
Parece obvio que se quiere silenciar todo lo que tenga que ver con este movimiento de reivindicación.
Antes de comenzar a pedalear: un hombre corre con cara de susto, sin parecer percatarse de que los peligrosos son los coches
Desde aquí os animo a todos que déis a conocer el evento y que os suméis en los sucesivos meses a participar, es, además, muy divertido y gratificante y como somos tantos, en absoluto peligroso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario