¿Cómo van las cosas por ese país nevado? Qué mala suerte que tengo, yo que voy a España a pasar un poco de frío y justo comienza cuando me vengo al trópico. Bueno otro año será... o no.
Cuando llegamos a la Reserva Pacuare estaba lloviendo bastante, pero justo al día siguiente empezó a mejorar y ahora estamos en lo que ellos llaman verano.
Son tan simples que cuando no llueve y hace calor le llaman verano y cuando llueve y hace menos calor le llaman invierno, con lo que a lo largo del año pueden tener 50 veranos y otros tantos inviernos. No saben lo que es la primavera y el otoño (las dos estaciones más bonitas de los países templados, aunque ahora no esté muy templado por allí).
El caso es que hace un calor de morirse y esto no lo cuento por hablar del tiempo (típica conversación de ascensor), sino porque esto está manga por hombro, que diría mi madre, y hay mucho trabajo físico diario que hacer, por lo que mis niveles de transpiración son más que considerables, aunque también tendrá que ver mi estado adiposo actual (menos cada vez), ese que sin tapujos me habéis hecho notar todos, como si yo no lo hubiera notado antes. ¿Os habéis dado cuenta que prácticamente nadie le diría a una mujer que ha engordado mucho?
Bueno, de cualquier forma, entre el calor, el trabajo, las tortugas (que no es que haya que perseguirlas, es que hay que recorrer unos 12 km. diarios para buscarlas) y la cocina costarricense, pronto perderé esos kilos de más... o no.
Hace ya más de 15 días que estoy aquí y es la primera vez que he sacado un rato para escribir algo.
¿Alguna vez os ha molestado en la pantalla del ordenador el puntero del ratón como si fuera una mosca? Lo digo porque ahora mismo (ahorita que dirían aquí y que no significa lo mismo que ahora, ¡qué quebraderos de cabeza nos trajo eso el primer año!) tengo un escarabajo en un lado de la pantalla y una polilla en todo el centro. Es bastante incómodo, pero supongo que peor será para ellos.
Aquí en la reserva ha llovido mucho desde mediados de noviembre y no ha parado hasta mediados de febrero y todas las obras de remodelación y mejora están muy retrasadas. Además nuestro jefe lleva dos meses en EEUU con un cliente y esto es un desastre impresionante. No hay casi nada hecho, no había nadie contratado cuando llegamos, todavía nos falta un cocinero y todos los guardas, sin contar con que no tenemos motores fueraborda porque los hemos tenido que sacar nosotros para arreglar, ya que nuestro jefe debía estar muy ocupado y no ha tenido tiempo desde hace cinco meses y los grupos llegan casi ya. No es que me esté estresando es que simplemente me estoy hartando de hacer cosas que no me corresponden y para las que no he estudiado 10 años de carrera, (sic).
Aunque la verdad es que las cosas van bastante bien, a base de trabajar demasiado, y ya queda mucho menos y todo esto valdrá para el resto de la temporada. Hoy nos ha llegado un correo de una profesora de EEUU confirmándonos una propuesta muy interesante para la reserva y son ese tipo de proyectos que van saliendo que te hacen ver que tanto esfuerzo merece la pena. La temporada que viene ya tenemos casi asegurado un curso de primatología para postgraduados. Estos tipos de cursos son la materia prima con las que se sostiene una estación biológica como la que pretendemos montar y como en todo, lo difícil es empezar.
Acabo de despachurrar la polilla, que ya no estaba en medio de la pantalla sino en la R y ahí se han quedado las escamas de sus alas, después que quitar los restos más gruesos.
Toda la gente que viene para trabajar con nosotros durante la temporada ya está aquí. Son todos bastante jóvenes, entre 23 y 25. De momento hay buen rollo y parece que están en un campamento pasándolo bien, no parece que estén aquí para trabajar, a veces eso es un poco desesperante, estar arrastrando a tanta gente para que haga cosas, las cosas que, en su carta de intenciones, eran la ilusión de su vida y por lo que han estado luchando toda la vida.
Desde luego ¡qué mentirosos somos en los CV y en las cartas de motivación! Y no solo eso, todos los que vienen este año tenían inglés nivel alto o muy alto. Por supuesto lo que ellos dicen lo bajamos a alto o medio, pero ¡coño!, subirse dos niveles de una vez... Hay algunos que hablan poquísimo, vamos que podría poner una academia y venderme como profesor nativo. Me gustaría ver las caras que pondrán cuando un gringo les pregunte algo.
Os envío la dirección de la oficina. Creo que ya os he contado algo al respecto con las direcciones de por aquí. El caso es que tienen la ciudad dividida en calles y avenidas, unas perpendiculares a otras, con lo que es muy fácil ir de un sitio a otro. Es cuestión de saber contar. Pero, tu coges un taxi y por ejemplo, les dices la dirección oficial de la oficina: Avenida 10, entre calles 27 y 29, Nº 2550 y el taxista te dirá algo así como: ¡Ahí le quedo mal! Que quiere decir que no tiene ni idea de cómo ir a pesar de estar bastante cerca del centro que es la Avenida central con la Calle central. Claro, si te sitúas en la Avenida Central y vas a la 10, pues vete hacia las avenidas pares, cuenta cinco y ya.
¡Fácil verdad!
¡Pues no!
Si queréis que el taxista os lleve a buen puerto tendréis que decirle: De casa Matute Gómez, 350 metros Este, casa color papaya y rojo a la derecha.
La casa Matute Gómez es una casa antigua que sirve de referencia a todo el barrio y el color papaya debe ser bastante reconocible por los carteros. Y en esto de las referencias las hay de lo más peregrino. En una zona muy popular cercana al centro de San José, todas las direcciones están referenciadas al "antiguo higuerón", que no es más que un árbol de la familia de las higueras (el género Ficus tan conocido en el mundo de las plantas de interior) que ya no está.
¡Imagínate si para buscar una casa cualquiera de un barrio cualquiera, tienes que buscar su referencia primero, que no es más que un árbol que ya no existe!
Así que, si me queréis mandar algo, ya sabéis cómo.