26 julio 2009

Picos de Europa

Era mi gran asignatura pendiente como "montañero".
A pesar de haber pateado muchos montes de la península y parte del extranjero (como pisapraos en la mayoría de los casos), nunca había hecho lo propio en los Picos de Europa.
Y desde luego no me decepcionó, ni lo agreste del terreno ni mucho menos, la merecida fama de mal tiempo que soportan.
Mónica, Fran y yo nos acercamos a por Chus al campamento donde estaba en la Montaña Palentina, cerca de Picos.
Tras pasar la noche en el campamento contando y rememorando historias de cuando todos íbamos a campamentos, desayunamos muy tranquilamente y nos encaminamos hacia Potes y Fuente Dé.
Como nos habían dicho en Espinama que el camino hacia el hotel de montaña Áliva estaba muy mal para coches, decidimos coger el teleférico de Fuente Dé.
Nunca sabremos si el que nos lo dijo tiene intereses en el susodicho teleférico.
De cualquier modo subimos mecánicamente más de 700 metros (desde 1.094 hasta 1.847 m.s.n.m.) y a partir de ahí subimos por nuestros medios hasta unos 2.200, donde nos metimos en una cueva para dormir, en la cara sur del Horcados Rojos.
La cueva era conocida por Chus, que ya había dormido ahí anteriormente, pero este año, su boca todavía estaba tapada por un muro de nieve de más de un metro de altura y no se veía desde el camino.
Afortunadamente vimos salir a un grupo de ella y hacia ella nos fuimos.
Y digo afortunadamente porque, aunque esto que relato ocurrió hace apenas una semana, ¡estaba nevando! así que no teníamos muchas ganas de estar dando vueltas en busca de un sitio seco donde dormir.
La tarde fue fría y se hizo larga, tan larga que ya estábamos metidos en los sacos y preparados para dormir antes de que anocheciera.
La mañana amaneció más despejada, pero según desayunábamos y recogíamos las cosas para continuar nuestra ruta, se fue nublando, privándonos del deseado buen tiempo.
Cruzamos el collado de Horcados Rojos, bajando hacia Vega de Urriellu.
Rodeamos todo el Picu Urriellu, o Naranjo de Bulnes, y nos volvimos a meter en Cantabria para coger de vuelta el teleférico.
Una noche más en el campamento, contando más historias y para casa.
Y no me enrollo más, lo que estáis esperando:

En el Puerto de Piedrasluengas, mirando hacia el norte, nuestro destino


Fran, Mónica y Chus en el interior de la cabina del teleférico de Fuente Dé


En la zona superior del teleférico, donde comenzamos nuestra marcha


Llegando a la cueva. Se pueden observar los copos de nieve que rebotan la luz del flash


Guarecidos en nuestra cueva particular, observamos el tiempo que hace, que no es de los más apacible que hemos visto


Fran, Chus y Mónica, hacen como que no posan, pero posan, desviando la mirada del objetivo premeditada y conscientemente


El interior de la cueva es amplio y acogedor


El muro de nieve que tapaba la cueva, visto desde dentro. Al fondo se aprecia la cabaña Verónica


Otra vista de la nieve a la entrada a la cueva


El muro de nieve tapa la cresta de enfrente


Mónica desde el interior de la cueva


Anochecer desde la puerta de la cueva, apenas asomado para no enfriarme demasiado


Agarrados al cable del collado de Horcados Rojos, que a veces molesta más que ayuda


Curiosa formación en el hielo en un jou (depresión kárstica típica de la zona), me recordaba a la famosa foto de Yann Arthus Bertrand con un motivo parecido en un ambiente completamente diferente


En Vega Urriellu con el Picu detrás


Rodeando el Naranjo de Bulnes


Bajando el penúltimo collado en una zona muy agreste muy bonita y donde se abrieron, por unos minutos, algunos claros


Otra foto del mismo sitio. Poco después comenzó a llover y tuve que guardar la cámara hasta casi el final, cuando ya habíamos pasado a la vertiente sur y estábamos cerca del teleférico


Mucho más abajo y en la vertiente sur, por fin nos quitamos la lluvia, la nieve y el frío de encima


El mismo rebeco de la foto anterior en una toma más cercana

Como digo, Picos no decepciona, aunque sí hubiera preferido unas mejores condiciones meteorológicas.
¡La próxima vez vamos en verano!

25 julio 2009

Ascensiones en el valle de Tena

Con la idea de subir un par de tresmiles, nos fuimos Fran y yo al valle de Tena, el valle pirenaico más cercano a Madrid.
Pasamos Sallent de Gállego hacia el lugar donde dejaríamos el coche y comenzamos a caminar a unos 1.400 m.s.n.m. hasta el refugio de Respomuso a casi 2.200.
Acampamos a la vera de una idílica charca que hacía de espejo de las montañas, regalándonos una imagen simétrica bastante peculiar y atractiva.
En el refugio preguntamos por las condiciones para ascender el Pico Moros (Balaitous), que es el tresmil más occidental de la cordillera, pero nos dijeron que la brecha Latour estaba impracticable sin crampones, por lo que sobre la marcha cambiamos de planes y nos decidimos por los Infiernos, con mucha nieve en el camino, pero sin hielo.
Este invierno ha nevado mucho en toda España y todavía hay neveros muy grandes en los Pirineos; además el refugiero de Respomuso nos contó que este verano no había hecho calor todavía, por lo que perduraban muchas manchas blancas a partir de 2.500 (el primer nevero lo vimos a unos 1.800 en el camino hacia Respomuso).
Para evitar resbalones, decidimos salir tarde por la mañana, para que los neveros no estuvieran helados y que caminar con zapatillas no fuera un peligro.
Para Los Infiernos salimos a eso de las 10:00 y unas nueve horas más tarde estábamos tomando una cerveza en el refugio, tras haber pasado un buen rato en el collado de Tebarray hablando con unos catalanes y otro buen rato en la cima.
En la bajada nos confundimos y seguimos la marmoleda más de lo debido y nos entretuvimos destrepando más de lo aconsejado.
Para el día siguiente atacamos otro tresmil, más facilito y más cerca del "campo base".
La Gran Facha, o Bachimaña, es un tresmil muy asequible, pero con unas vistas muy bonitas, decorado unilateralmente en su cima con una virgen (este tipo de expresiones deberían guardárselas para sí mismos, a mi me gusta mucho la Guerra de las Galaxias y no por eso voy a poner un Darth Vader en la siguiente cima que pise). Al parecer todos los años se celebra en la cima una misa con personas de ambos lados de la frontera.
Desde la Gran Facha, de 3.005 m.s.n.m., decidimos bajar hasta el coche, con lo que cuando llegamos teníamos los cuádriceps ardiendo.

Subiendo hacia Respomuso, los prados entre los retazos de bosque estaban cubierto de múltiples flores de muchas especies diferentes


Fran tomando una foto con el refugio al fondo a la izquierda


Fran atravesando un prado a la llegada del refugio


El sitio donde pusimos la tienda estaba al lado de una pequeña charca rodeada de rododendros en flor


La tienda en nuestro jardín particular por unos días


La cresta de las Frondellas desde el "campo base"


La charquita con más rododendros


La charca haciendo de espejo


Una vista al anochecer


Más rododendros con montañas al fondo


Subiendo hacia los Infierno, detalle de un flor con el macizo de Comachibosa al fondo (Vignemale, para los legos en aragonés y duchos en francés)


Con Fran en la cima del Infierno Occidental, el Comachibosa encima de nuestras cabezas


Fran el Infierno Oriental, con las Tres Sorores al fondo


Fran vuelve corriendo para comenzar el descenso de los Infiernos


Atravesando un prado lleno de vacas con el macizo del Pico Moros enfrente


Otra de espejito


Una virgen en la cima de la Gran Facha, el Pico Moros al fondo a la derecha y un poco más a la izquierda y más atrás el Midi d'Ossau


Flores umbelíferas en los prados llegando al aparcamiento

Apenas fueron tres días y dos noches, pero nos cundió bastante, hicimos ambas ascensiones a buen ritmo (Fran a buen ritmo, yo tratando de seguirle a rastras) y nos volvimos, como siempre, con ganas de más.
Las fotos me quedan muy oscuras una vez subidas en el blog, no sé muy bien por qué, pero si queréis verlas mejor pinchad sobre la foto para que se abra en una ventana nueva, se veránmás grandes y menos oscuras.

24 julio 2009

Peñalara

Para subir El Teide nos levantamos a las 3:30 de la mañana y, aunque cuesta, la posibilidad de ver amanecer en plena naturaleza subiendo una montaña nos gustó mucho, así que repetimos para subir el pico más alto de la Comunidad de Madrid, el Peñalara, de 2430 m.s.n.m.
No nos levantamos tan pronto porque no era necesario, pero para estar a las 6:00 caminando salimos de casa poco antes de las 5:00.
Todavía era de noche cuando subíamos entre los pinos cerca de Cotos. Cuando ya llegamos a la zona donde está la bifurcación de caminos, hacia la Laguna de Peñalara uno y la de Los Pájaros otro, comenzó a asomar el sol por el horizonte.
Esos instantes de luz son realmente bonitos y en fotografía son muy apreciados, hacen casi solas las fotos y cualquier detalle o motivo queda muy bien.
La subida fue por la laguna de Los Pájaros, la cresta de Los Claveles, el pico del mismo nombre y Peñalara.
A las 10:00 ya estábamos de vuelta y antes de medio día ya echábamos una buena siesta.
Un buen día.
Y ahora las fotos:

Amanecer tras las espigas


Y tras las flores


Contraluz


Genciana amarilla saludando al sol


Vaca en un prado cercano a la laguna de Los Pájaros


Mónica acercándose a la laguna de Los Pájaros


La cresta de Los Claveles desde la laguna de Los Pájaros


Llegando al Risco de Los Claveles, abajo la laguna de Los Pájaros y al fondo el valle del Lozoya


En la cima del Peñalara

De esta ascensión ya hace unos días, a ver si me pongo al día y subo fotos de otras ascensiones en Pirineos y Picos de Europa, realizadas recientemente.

11 julio 2009

Para... qué???

Para los que no estamos muy acostumbrados al turismo de playa, quizá no nos sea muy familiar lo que llaman "parascending", que es un parapente tirado por una lancha motora, de manera que vas ascendiendo hasta considerable altura mientras te ves arrastrado desde el mar y disfrutas de las vistas y una sensación muy agradable y mucho menos adrenalítica de lo que pueda parecer.
Uno de los días de Tenerife, Mónica, su padre Javier, su hermano Carlos y yo, nos escapamos para probarlo.
La verdad es que fue muy divertido, pero se hizo muy corto.
Ahí van las fotos que nos hicieron (fotógrafo desconocido) desde la motora:

Javier y Carlos despegando


Con la costa al fondo. Carlos colocándose el arnés


Arriba del todo, con el parapente al completo


Aterrizando cual superman...


Mónica y yo despegando


Con la costa al fondo


Arriba


Y aterrizando


La verdad es que es muy divertido y como no hay ningún momento de impresión fuerte, resulta apto para todos los públicos y para pasar un rato divertido en la playa está muy bien.