12 junio 2008

Mbale Ndi Phaza

Bueno yo tampoco sé lo que significa ni cómo se pronuncia, pero sé lo que es.
Es una asociación de mujeres agricultoras, con las que el programa de Mónica ha empezado hace unos meses a trabajar. Además de ella, han sido fundamentales en él, Grant y Rosa (asesora e intérprete).
Todo el tema me parece un rotundo éxito, aunque es pronto para cantar victoria y todavía requiere de mucho trabajo.
Al tema.
Una serie de mujeres de Vinho, el pueblo de al lado del que ya os he hablado, formó una asociación para trabajar juntas un terreno para cultivar (esto, aparte de sus propias machambas) y pidieron ayuda al parque para que éste les aconsejara y les asesorara en distintos temas, que van desde el asesoramiento de técnicas agrícolas, hasta el comercio y distribución del producto.
Aprovechándose de la mejor época para la agricultura en estas zonas, en apenas el tiempo que llevo aquí, han plantado las semillas, trasplantado los plantones, regado, cuidado, limpiado, desinsectado, recogido, transportado y, finalmente, vendido al parque productos que ya nos estamos comiendo.
Fui por primera vez a ver las huertas con Grant, el asesor técnico del proyecto, (ver su punto de vista, en inglés, aquí) y ya tenían las camas donde se plantan las semillas, llenas de plantones a punto de transplantarse y con problemas de plagas. Pensé que sería un trabajo arduo y con poco futuro (¡yo siempre tan optimista!) y sentí un tremendo reconocimiento por esas mujeres tan trabajadoras... bajo un sol de justicia.
La huerta es ecológica, orgánica o biológica o como quieras decirlo, pero no por opción personal, si no por falta de otras opciones.
Se suele pensar que los cultivos orgánicos (esta es la denominación que más me gusta, son cultivos sin pesticidas, insecticidas ni fertilizantes químicos) son menos rentables que los normales, pero en éstos últimos jamás se cuantifican los gastos en químicos a la hora de calcular la rentabilidad. Si así fuera, veríamos que la rentabilidad en la producción agrícola no es tan diferente y si no fuera por las vergonzosas subvenciones agrícolas europeas, casi todos los agricultores de nuestro país se pasarían a cultivos orgánicos.
Estas huertas al no tener dinero, no les queda otra opción que ser orgánicas, y la verdad es que de momento les va muy bien.
Cultivan en la zona de inundación aluvial del río Pungwè, con lo que se asientan en zonas muy fértiles y los fertilizantes artificiales son innecesarios. De todos modos ya están pensando en métodos de compostaje para fertilizar en el futuro otros terrenos menos afortunados.
Las plagas, en estos cultivos, son más raras porque se basan en el cultivo de muchos diferentes vegetales. Al haber distintas especies en una misma huerta, un insecto puede atacar a un producto, pero al no ser exclusivo y dominante no puede convertirse en plaga. Además al haber otros vegetales con otros insectos que tampoco llegan a ser plagas, son atraídos otros insectos y otros depredadores que combaten el posible exceso de los primeros.
Por supuesto a veces hay que usar otros métodos y desinsectar a mano.
En un proyecto de desarrollo, uno de los factores más importantes es la actitud de la gente y el hecho de que hayan sido las propias agricultoras las que inicialmente pidieron ayuda, favorece mucho el desarrollo posterior del proyecto.
Además el hecho de que sean mujeres añade otro factor muy importante al tema, ya que en la mayoría de los casos, estas mujeres era la primera vez que se ganaban su dinero y disponían de él (lo que no significa, ni mucho menos, que fuera la primera vez que trabajaban, llevan toda la vida haciéndolo, pero lo que recogían era para consumo familiar básicamente).
La palabra "comodín" en el mundo de la cooperación al desarrollo es empoderamiento. Esto es una traducción del término inglés "empowerment", pero resulta que esta palabra ya existía en castellano con un significado muy similar. El uso actual de esta palabra, delimita un poco el uso antiguo, y, aunque es difícil de precisar, consiste básicamente en capacitar y formar a las personas para que puedan tomar las riendas de su propia vida y tomar las decisiones que afectan a su futuro. Al tomar sus propias decisiones y no estar impuestas por ONG de fuera, los proyectos basados en el empoderamiento son más sostenibles a largo plazo.
Un buen principio para el empoderamiento es la proactividad, esto es, estar dispuesto a hacer algo y no esperar a que lo hagan o te digan lo que hay que hacer.
Esta asociación ha mostrado una gran proactividad, el parque les ha apoyado (además de asesoramiento, les ha subvencionado una bomba de agua a modo de microcrédito, otra de las medidas estrella en la cooperación) y les ha empoderado, y sigue haciéndolo, así que, sentando las bases de un buen trabajo, es de esperar que esta asociación tenga éxito.
Como además está formada por mujeres, el éxito estará mejor distribuido y usado.
Hasta ahora hemos comido lechuga, una especie de espinacas, tomates y repollo.
El último capítulo de esta historia es la instalación de la bomba y el tanque de agua para el riego por goteo. A partir de ahora el trabajo será un poco menos arduo y podrá prolongarse durante todo el invierno, hasta que en verano se inunden todas las márgenes del río para su fertilización.

Primeros pasos, los semilleros cubiertos para que el sol tropical no queme las plantitas


Recogiendo los frutos del trabajo


Listos para vender. Desde el río con las verduras en la cabeza (cada cesta pesaba más de diez kilos), para vender al parque. Cero emisiones en el transporte (bueno quizá algo de metano)


Los cocineros, encantados con la frescura y calidad de los productos y los consumidores también, aunque no haya fotos


Transporte del tanque a lomos de cabezas, aquí un momento del relevo. Lo peor no era el peso en este caso, si no el equilibrio, es increíble lo que estas mujeres llevan en su cabeza (¡y lo que aguantan sobre sus hombros!)


Instalación del tanque supervisado por Grant


Todas pendientes de la primera arrancada, se masca la tensión


Impacientes, tocan el tubo para comprobar que lleva agua


Por fin, el tanque se está llenando y cantan y bailan para celebrarlo. La emoción del momento hace que se me pongan los pelos como escarpias


A partir de ahora estos tomates crecerán con agua de riego por goteo


Y al final todos se van por dónde y cómo vinieron

Seguiré informando.

10 junio 2008

Cobras, leones, cascadas y otros cuentos

El viaje parece que me hubiera agotado las ideas, secado la sesera, enmohecido el cerebelo, almidonado el hipotálamo y reblandecido la corteza, pero no, sucede simplemente que todavía estoy clasificando fotos y todo ese tiempo frente a la pantalla, me quita las ganas de escribir y contar cosas. Además, tengo un montón de fotos nuevas de nuevas experiencias... esto es un sin vivir...
Sin embargo, hoy vengo con unos cuantos cuentos, acaecidos en algún lugar de la sabana.
Ya he visto mi primera cobra, una cobra escupidora mozambiqueña, que así se llama, y no es que sea esa su nacionalidad, afortunadamente para ellos, los animales son libres de esas estúpidas ataduras geopolíticas que nos hacen a los humanos la vida un poco, o un mucho, según, más difícil.
Era pequeña, estaba comiendo un sapo, también típico de aquí, en un pequeño agujero cerca del comedor, sin molestar a nadie, cuando vinieron a molestarla, sacarla del agujero, quitarle el sapo y finalmente matarla, porque, aunque estamos en un Parque Nacional, la dirección estima (in)oportuno matar a toda serpiente venenosa, lo cual es un problema muy grave, porque por aquí todas las serpientes son consideradas como tales hasta que se demuestre lo contrario, y como muy poca gente sabe algo de estos increíbles animales... ¡a la hoguera! ¡a la hoguera!
Pero esta misma mañana, el encargado de coger las serpientes, ha decidido hacer algo más oportuno con otra cobra capturada ayer y, sin que lo sepa nadie, nos hemos metido en el parque y la hemos liberado a cierta distancia de las instalaciones.

La cobra liberada en el interior del parque, ¡si hasta tiene cara de alegría! Lo de escupidora le viene porque es capaz de escupir veneno, además de inyectarlo con los colmillos. La gente dice que escupe a los ojos y que si te entra puedes quedarte ciego, lo cual es verdad, pero ciertamente difícil

Ya he visto mi primer león post-Kruger.
Bueno, era una leona y estaba preñada (tan preñada que casi seguro que ya no lo está).
Lo que más me gustó fue la sensación de autenticidad que tuve en ese momento, en contraste con los avistamientos de leones en Kruger. No estaba en una carretera rodeada de coches llenos de personas que sujetan cámaras con las que hacen (hacemos) fotos compulsivamente; sino al borde de una laguna, acechando a un facocero, rodeada de patos, garzas y cigüeñas. Obviamente la foto no es un retrato, pero me resulta mucho más real que todas las que tomé en Suráfrica.

La leona, paseando al borde de la laguna una vez que se percata que el facocero no va a ser su cena. Podéis observar su enorme barriga


El mismo día de la leona, fuimos a ver el anochecer al borde de una laguna y nos encontramos con estos dos juveniles de águila pescadora africana (nada que ver con la que se puede ver por las costas españolas, ésta se parece más, cuando es adulta, al águila calva americana, símbolo de EEUU)


Foto: Mónica López Conlon
Y un animal del que todavía no teníamos foto, un Nyala, es una hembra, el macho es bastante distinto. El rayo de luz que se coló un instante por el bosque, nos regaló esta imagen

Ya he montado en helicóptero.
Sí, ya sé que esto puede sonar muy frívolo, pero la verdad es que es una experiencia bastante interesante, más si lo que sobrevuelas es el lago Urema del parque, una zona preciosa llena de aves, cocodrilos, hipopótamos, antílopes y algún elefante.
El caso es que me fui con Rich a ayudarle con el censo de aves, para lo que fuimos a la zona donde está la que llaman "Casa de los hipopótamos" que está en una orilla del citado lago. En eso que llegó un equipo de una televisión de EEUU, que está rodando aquí un programa, en helicóptero y para tener silencio absoluto no se les ocurría otra opción que mandarnos a paseo... en helicóptero.
El vuelo fueron unos 30 minutos, muy tranquilos y suaves, al menos mucho más de lo que me había imaginado (siempre tengo la imagen de volar en helicóptero de Apocalipse now, cuando van a desayunar bajo el aroma del napal, por lo que la tranquilidad y suavidad no entraba en mi imaginería de volar en este aparato).
Como mi prosa no llega a describir lo que me resulta indescriptible, os pongo unas fotos para que os hagáis una idea, pero os aviso que mi fotografía tampoco hace justicia.

Las proximidades del lago Urema, con la típica vegetación de ribera de por aquí, con muchas palmeras


Otra vista donde se puede apreciar que los prados todavía están encharcados


Más hacia el interior la vegetación cambia, pasando de la típica de ribera a una sabana arbolada donde predomina una acacia, el árbol de la fiebre, cuyo tronco tiene clorofila con lo que no pierde oportunidad de hacer la fotosíntesis aun sin hojas


Un grupo de hipopótamos en el lago Urema. Solo vimos este grupo, pero en el lago hay muchos cientos de hipopótamos, aunque menos de los que debería, parece ser que estos gordinflones están muy buenos y en los años de la guerra, no quedó casi ni uno


Sobrevolando a un bando de pelícanos de espalda rosada volando.
¡Cuántas veces he visto documentales con imágenes parecidas!



Aquí se pueden apreciar muy bien los caminitos que hacen los herbívoros en los prados


Lo rojo es un tipo de helecho herbáceo muy raro que se llama Azolla y que no es nativo de aquí. Queda muy bonito pero no debería estar ahí


Sin ánimos de parecer pretencioso, esta foto me recuerda a la portada del libro de Yann Arthus Bertrand de fotografías aéreas que se ha hecho muy famoso últimamente, donde en lugar de una estrella de cuatro puntas, había un corazón . Este viaje me hace ver ese libro con otros ojos, ¡es dificilísimo fotografiar desde un helicóptero, se mueve mucho!

Ya he ido a las cascadas de la montaña de Gorongosa.
Aprovechando que otra periodista, esta vez británica, debía ir para hacer su reportaje, me acoplé e hice el mío.

La típica foto al llegar a las cascadas


Pero como yo buscaba algo más me puse a dar vueltas a ver que horteradas se me podían ocurrir y aquí va una muestra. En la parte de arriba de la foto se ve borroso y es porque el objetivo se llenó de gotas de agua de la cascada


Y otra muestra. La hoja estaba ahí

Como la zona de la montaña de Gorongosa tiene bastantes problemas de deforestación, el parque está invirtiendo bastante dinero y entre otras muchas cosas está haciendo viveros de plantas de la zona para reforestar. El vivero recrea, con muy poco presupuesto y mucho ingenio, las umbrosas condiciones donde crecen los plantones de los árboles de la selva. Esta zona de la montaña, tiene bosque tropical lluvioso siempre verde, ¡vamos selva húmeda auténtica!

Vista interior del vivero de Nhancucu


Y vista interior de la escuela de Nhancucu. Esta escuela, aún en uso hasta que terminen la nueva que se está haciendo con ayuda del parque, da cabida a 150 estudiantes de cuatro niveles distintos con un profesor. ¿Será éste el futuro de los colegios públicos en Madrid? Espe...remos que no

Y para terminar una foto de una planta de la familia de los alóes que está en el jardín de casa. El original está en horizontal claro.

La próxima entrada será algo mucho más transcendental e importante.
Hasta entonces disfrutar de las fotos... o no.