23 abril 2010

Masai Mara

Uno de los más míticos espacios naturales africanos, el Mara, es la continuación en Kenia del Serengeti tanzano; paisajísticamente son muy similares, aunque en Serengeti sobresalen los kopjes y en Mara el río del mismo nombre, donde los cocodrilos se dan sus banquetes a base de ñu.
Fuimos a un campamento de unas características únicas en la zona: alquilas el campamento entero (10 plazas), tú traes la comida y aquí un cocinero a tu disposición te la cocina. Un masai, guía diplomado nivel bronce y preparando el plata, te enseña toda la zona y otros dos masais cuidan el campamento.
No está vallado, de modo que los animales se pasean sin ningún problema, por lo que los masai te acompañan a todos los lados por la noche.
El sitio te da una libertad que ni existe ni entienden en los hoteles que atienden al turismo tradicional. Para estos hoteles, que tú quieras hacer lo que te dé la gana y cuando te dé la gana no entra en sus cabales y eso es lo que más me gustó del campamento: no hay horarios, no hay imposiciones, no hay actividades programadas, todos están realmente a tu disposición para hacer lo que tú quieres hacer, no lo que otros dicen que tú quieres hacer.
El campamento pertenece a una pareja de argentinos y lo conocimos a través de otra pareja de argentinos con los que fuimos, acompañados de sus tres hijos, otro argentino de la ONU y dos españolas que también trabajan en la ONU. En total, justo las 10 personas que copan el sitio.
Como buenos argentinos, las dos noches prepararon sendas barbacoas (asados en argentino), donde se confirma que son unos auténticos maestros, y mientras se hacían, charlábamos alrededor del fuego vigilados bien de cerca por las hienas.
Los safaris además de espectaculares fueron prácticamente en exclusiva. El primer día vimos en todo el parque otros dos coches. Según nos contaron, en temporada alta, julio y agosto, hay unos cuantos más. Lo siento por los que vengáis en esas fechas, aunque para compensar es cuando se da el paso migratorio de la gran manada y la gente, morbosa ella, se aposta en las terrazas del río Mara para ver cómo meriendan los cocodrilos.
Como estamos en la época lluviosa el paisaje estaba teñido por pastos verdes y los animales estaban todos bastante gordos.
Vimos casi de todo, nos faltó leopardo y rinoceronte, éste último muy escaso en el parque. Elefantes, jirafas, ñúes, cebras, topis, eland, kongoni, impala, gacelas de thompson y de grantd, reduncas, búfalos, babuinos, monos, hienas, chacales, leones y guepardos, además de innumerables aves y otros pequeños mamíferos.
Casi al finalizar el primer día vimos un festín, que es el que se dan los buitres cuando encuentran un animal muerto.
La fiesta era de las grandes puesto que el invitado de honor era un elefante y allí había más de 60 buitres de al menos 3 especies y cinco o seis hienas, llenas de elefante.
Por la noche cogimos nuestras cosas y fuimos a ver la puesta del sol a un lugar en alto sobre la sabana, donde suelen llevar los lodge a los turistas por 150 $ por cabeza.
Unas cervezas y unos vinos argentinos para despedir el día.
Éramos un grupo un tanto heterogéneo, pero resultó, y lo pasamos tan bien, que quedamos el viernes para una cena mientras veíamos fotos del Mara.
Por cierto que la cena fue de pasta fresca hecha por un italiano que vive por aquí y que al igual que nosotros no viajamos sin nuestro jamón, él no viaja sin sus máquinas de pasta.
Ni que decir tiene que el tan manido dicho de la pasta fresca frente a la empaquetada, se queda corto. Nada que ver.
¡Eh! ¡Cuidado!
Aquí empiezan las fotos, no te las saltes mientras le das a la ruedecita del ratón para ahorrarte mi rollo.

Nada más llegar y a escasos metros de nuestras tiendas, ¡sin vallar!, estaba este grupo de leones esperando la noche para ponerse las botas de nuevo


Foto: Mónica López Conlon
A escasos metros de los leones, pasaba este rebaño de vacas masai. Los pastores masai armados como siempre con sus temibles palos. Los más afortunados tienen además un arco con flechas y/o un machete


Curiosa formación de nubes frente al campamento


A la mañana siguiente fuimos todo el día al parque a ver animales y la verdad es que tuvimos suerte porque vimos casi de todo. Este búfalo estaba, bien rebozado en barro, rumiando el desayuno


Dos reduncas ven la vida pasar... y los turistas


El primer grupo de guepardos que vimos era de tres machos jóvenes, seguramente hermanos, que estaban descansando a la sombra de una acacia


Esta cría de guepardo pertenece a otro momento, estaba con su madre por ahí, jugando con su cola y persiguiendo mariposas: lo normal en un cachorro


Justo cuando se le había escapado la mariposa


Y junto a su madre oteando el horizonte


Un grupo de leones con las barrigas muy hinchadas después de un buen atracón, se solazan a la sombra de una mínima acacia que les hace girar alrededor de ella como una aguja por la esfera del reloj. Estaban jadeando fuertemente tratando de perder calor


Cachorro de león apoyado en la abultada barriga de un macho, tan abultada que el cachorro no debe ni estar cómodo de tan estirado que tiene el cuello. Delante de la barriga sobre la que se apoya hay otra enorme barriga


Este es otro grupo de leones, en este caso tres machos solitarios que debe ser que todavía no han pillado harén. También a la sombra de una acacia haciendo la digestión


Después del safari nos fuimos con el guía masai y una amiga, a dar una vuelta por la zona del campamento. Vimos cebras, topis, gacelas y algún que otro bicho. Resultan mucho más bonitos vistos desde el mismo suelo que ellos pisan


La llanura Masai plagada de acacias y animales


Los masai se mueven por estas zonas como si no existieran los animales


Atardecer del primer día


Otra vista de la sabana


A la mañana siguiente volvimos a coger los coches para dar otra vuelta, esta vez mucho más corta. El día no fue tan intenso ni tan productivo, pero siempre que sales a dar una vuelta por estos lares ves algo por lo que merece la pena haber salido


Un chacal de lomo negro


Dos topis se disputan la atalaya formada por las termitas. No tengo muy claro por qué, pero les encanta subirse a los termiteros, es raro el termitero sin su topi. Seguiré investigando


El mundialmente famoso río Mara, el que tiene que cruzar el gran rebaño viniendo de Serengeti y en el que los cocodrilos se ponen las botas


Un cocodrilo, con la mitad de la mandíbula superior amputada, espera pacientemente la llegada de la manada


Un hipopótamo dispersa sus excrementos con la cola para que todo el mundo pueda saber todo lo que hay que saber de un hipopótamo

Y eso fue casi todo del Masai Mara, el resto fueron un par de festines (agrupación de carroñeros para dar buena cuenta de un cadaver) que se merecen por sí mismas una entrada, que próximamente podréis ver.

2 comentarios:

Mónica dijo...

¡pero cuánta foto de chacal! tío, a ver si diversificamos un poco...
me ha encantado lo de las hienas llenas de elefante, jajajajaja y el molinillo de caca del hipopótamo, ¡quién pudiera!
Para los que vengáis al Mara, también os recomiendo el campamento.
Besos al artista

Tawaki dijo...

Hola, he llegado aquí por casualidad y he flipado con la nitidez de las fotos. ¿Me puedes cedir qué objetivo y que ISO usaste?

Gracias.