10 junio 2008

Cobras, leones, cascadas y otros cuentos

El viaje parece que me hubiera agotado las ideas, secado la sesera, enmohecido el cerebelo, almidonado el hipotálamo y reblandecido la corteza, pero no, sucede simplemente que todavía estoy clasificando fotos y todo ese tiempo frente a la pantalla, me quita las ganas de escribir y contar cosas. Además, tengo un montón de fotos nuevas de nuevas experiencias... esto es un sin vivir...
Sin embargo, hoy vengo con unos cuantos cuentos, acaecidos en algún lugar de la sabana.
Ya he visto mi primera cobra, una cobra escupidora mozambiqueña, que así se llama, y no es que sea esa su nacionalidad, afortunadamente para ellos, los animales son libres de esas estúpidas ataduras geopolíticas que nos hacen a los humanos la vida un poco, o un mucho, según, más difícil.
Era pequeña, estaba comiendo un sapo, también típico de aquí, en un pequeño agujero cerca del comedor, sin molestar a nadie, cuando vinieron a molestarla, sacarla del agujero, quitarle el sapo y finalmente matarla, porque, aunque estamos en un Parque Nacional, la dirección estima (in)oportuno matar a toda serpiente venenosa, lo cual es un problema muy grave, porque por aquí todas las serpientes son consideradas como tales hasta que se demuestre lo contrario, y como muy poca gente sabe algo de estos increíbles animales... ¡a la hoguera! ¡a la hoguera!
Pero esta misma mañana, el encargado de coger las serpientes, ha decidido hacer algo más oportuno con otra cobra capturada ayer y, sin que lo sepa nadie, nos hemos metido en el parque y la hemos liberado a cierta distancia de las instalaciones.

La cobra liberada en el interior del parque, ¡si hasta tiene cara de alegría! Lo de escupidora le viene porque es capaz de escupir veneno, además de inyectarlo con los colmillos. La gente dice que escupe a los ojos y que si te entra puedes quedarte ciego, lo cual es verdad, pero ciertamente difícil

Ya he visto mi primer león post-Kruger.
Bueno, era una leona y estaba preñada (tan preñada que casi seguro que ya no lo está).
Lo que más me gustó fue la sensación de autenticidad que tuve en ese momento, en contraste con los avistamientos de leones en Kruger. No estaba en una carretera rodeada de coches llenos de personas que sujetan cámaras con las que hacen (hacemos) fotos compulsivamente; sino al borde de una laguna, acechando a un facocero, rodeada de patos, garzas y cigüeñas. Obviamente la foto no es un retrato, pero me resulta mucho más real que todas las que tomé en Suráfrica.

La leona, paseando al borde de la laguna una vez que se percata que el facocero no va a ser su cena. Podéis observar su enorme barriga


El mismo día de la leona, fuimos a ver el anochecer al borde de una laguna y nos encontramos con estos dos juveniles de águila pescadora africana (nada que ver con la que se puede ver por las costas españolas, ésta se parece más, cuando es adulta, al águila calva americana, símbolo de EEUU)


Foto: Mónica López Conlon
Y un animal del que todavía no teníamos foto, un Nyala, es una hembra, el macho es bastante distinto. El rayo de luz que se coló un instante por el bosque, nos regaló esta imagen

Ya he montado en helicóptero.
Sí, ya sé que esto puede sonar muy frívolo, pero la verdad es que es una experiencia bastante interesante, más si lo que sobrevuelas es el lago Urema del parque, una zona preciosa llena de aves, cocodrilos, hipopótamos, antílopes y algún elefante.
El caso es que me fui con Rich a ayudarle con el censo de aves, para lo que fuimos a la zona donde está la que llaman "Casa de los hipopótamos" que está en una orilla del citado lago. En eso que llegó un equipo de una televisión de EEUU, que está rodando aquí un programa, en helicóptero y para tener silencio absoluto no se les ocurría otra opción que mandarnos a paseo... en helicóptero.
El vuelo fueron unos 30 minutos, muy tranquilos y suaves, al menos mucho más de lo que me había imaginado (siempre tengo la imagen de volar en helicóptero de Apocalipse now, cuando van a desayunar bajo el aroma del napal, por lo que la tranquilidad y suavidad no entraba en mi imaginería de volar en este aparato).
Como mi prosa no llega a describir lo que me resulta indescriptible, os pongo unas fotos para que os hagáis una idea, pero os aviso que mi fotografía tampoco hace justicia.

Las proximidades del lago Urema, con la típica vegetación de ribera de por aquí, con muchas palmeras


Otra vista donde se puede apreciar que los prados todavía están encharcados


Más hacia el interior la vegetación cambia, pasando de la típica de ribera a una sabana arbolada donde predomina una acacia, el árbol de la fiebre, cuyo tronco tiene clorofila con lo que no pierde oportunidad de hacer la fotosíntesis aun sin hojas


Un grupo de hipopótamos en el lago Urema. Solo vimos este grupo, pero en el lago hay muchos cientos de hipopótamos, aunque menos de los que debería, parece ser que estos gordinflones están muy buenos y en los años de la guerra, no quedó casi ni uno


Sobrevolando a un bando de pelícanos de espalda rosada volando.
¡Cuántas veces he visto documentales con imágenes parecidas!



Aquí se pueden apreciar muy bien los caminitos que hacen los herbívoros en los prados


Lo rojo es un tipo de helecho herbáceo muy raro que se llama Azolla y que no es nativo de aquí. Queda muy bonito pero no debería estar ahí


Sin ánimos de parecer pretencioso, esta foto me recuerda a la portada del libro de Yann Arthus Bertrand de fotografías aéreas que se ha hecho muy famoso últimamente, donde en lugar de una estrella de cuatro puntas, había un corazón . Este viaje me hace ver ese libro con otros ojos, ¡es dificilísimo fotografiar desde un helicóptero, se mueve mucho!

Ya he ido a las cascadas de la montaña de Gorongosa.
Aprovechando que otra periodista, esta vez británica, debía ir para hacer su reportaje, me acoplé e hice el mío.

La típica foto al llegar a las cascadas


Pero como yo buscaba algo más me puse a dar vueltas a ver que horteradas se me podían ocurrir y aquí va una muestra. En la parte de arriba de la foto se ve borroso y es porque el objetivo se llenó de gotas de agua de la cascada


Y otra muestra. La hoja estaba ahí

Como la zona de la montaña de Gorongosa tiene bastantes problemas de deforestación, el parque está invirtiendo bastante dinero y entre otras muchas cosas está haciendo viveros de plantas de la zona para reforestar. El vivero recrea, con muy poco presupuesto y mucho ingenio, las umbrosas condiciones donde crecen los plantones de los árboles de la selva. Esta zona de la montaña, tiene bosque tropical lluvioso siempre verde, ¡vamos selva húmeda auténtica!

Vista interior del vivero de Nhancucu


Y vista interior de la escuela de Nhancucu. Esta escuela, aún en uso hasta que terminen la nueva que se está haciendo con ayuda del parque, da cabida a 150 estudiantes de cuatro niveles distintos con un profesor. ¿Será éste el futuro de los colegios públicos en Madrid? Espe...remos que no

Y para terminar una foto de una planta de la familia de los alóes que está en el jardín de casa. El original está en horizontal claro.

La próxima entrada será algo mucho más transcendental e importante.
Hasta entonces disfrutar de las fotos... o no.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que sufrimiento lo tuyo eh?!

TaniaR dijo...

sí sí la verdad es que se te ve muy estresado.......pues por aquí por Gerona en los ríos también hay mucho Azolla, aunque claro, los paisajes ribereños no se parecen mucho.....Besos!