Ayer acabé de leer La Regenta de Leopoldo Alas, uno de los grandes (y no sólo por páginas) libros de la literatura en español.
La Regenta es a la novela rosa lo que El Quijote a las novelas de caballerías. Mientras que el segundo es una sátira de esas novelas, el primero es una novela romántica en sí misma, pero con calidad, demostrando que no es el género lo que da calidad a una obra, si no su autor.
Lo que más me gustó de La Regenta, es la sutilísima ironía con la que el autor se mete con sus personajes, riéndose a cada momento de todos y cada uno de ellos. El tratamiento dado a la iglesia católica, omnipresente en todo el libro, me parece modernísimo y desde luego no hubiera pasado la censura franquista, si alguien del régimen, además de leerlo, lo hubiera entendido.
Y son este tipo de cosas lo que hacen de un libro "un clásico", un libro que puedes leer en cualquier época de la historia y parece que estuviera escrito ayer (aunque con la calidad de los libros publicados hoy en día, esto es imposible), que no deja nunca de ser actual e interesante.
Apenas leo literatura y cuando lo hago, leo clásicos, libros que nunca defraudan y que dejan huella. Además, como no entiendo nada de literatura, con la elección de los clásicos nunca yerro. En los tiempos que corren, donde el marketing lo domina todo, es realmente difícil acceder a literartura (o cine o música) de calidad, y los clásicos literarios (y cinematográficos y músicales) son un valor seguro en una sociedad donde los profesionales no reconocen las obras maestras del pasado.
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