02 julio 2007

Los Alcornocales

El Parque Natural de Los Alcornocales es uno de los espacios naturales más grandes de España, con más de 170 mil hectáreas protegidas.
Es un bosque mediterráneo donde se da la mayor conjunción de plantas del género Quercus, de toda Europa, con encinas, alcornoques, quejigos morunos, melojos, quejiguetas y coscojas. Además, como gran valor florístico tiene los canutos, nombre local de los bosques de ribera, que, en estas sierras gaditanas, están formados por una impresionante variedad de plantas entre las que destacan el ojaranzo, Rhododendrum ponticum, uno de los dos únicos rododendros de Europa (el otro está en los Pirineos), y ciertos helechos relictos (Psilotum nudum), de épocas terciarias, con las frondes más grandes del continente. Estos canutos, se consideran el bosque que predominaba en la época terciaria, y ejemplos más desarrollados y famosos de ellos son los bosques de laurisilva de Canarias, Madeira y Azores. También hay bosques de estos en China y otros países, pero que ahora nos pillan muy lejos.
Hicimos dos rutas en el parque, una por un canuto, corta y tranquila y otra la subida a El Aljibe, pico de máxima altitud en la zona (1092 m.s.n.m.).
La subida a El Aljibe precisa de permiso emitido por el parque y que te piden los agentes de medio ambiente in situ, así que un día antes nos fuimos a las oficinas del susodicho parque a solicitarlo. Allí nos atendieron con la gracia y salero habitual en ciertos andaluces, que suenan más graciosos cuando cecean. El caso es que como no sabíamos si íbamos a ir tres o cinco, allí nos aconsejaron que: "Mejó que zobre que no que farte", y siguió con la exposición de toda una filosofía de vida basada en ese axioma, con ejemplos desde gastronómicos hasta automolísticos, mientras Jose y Mónica reculaban hacia la puerta y yo mantenía la sonrisa sin explotar en risa abierta. Tras darle las gracias, metimos el imprescindible permiso en un sobre y no volvimos a sacarlo jamás.
Ésta subida comienza en un merendero a un lado de la carretera que une Alcalá de los Gazules con Ubrique (el pueblo del de "é como un toro..."), al principio se hace un poco cuesta arriba, pero antes de que empieces a cansarte ya estás en una parte mucho más llevadera. Las vistas desde arriba son bastante impresionantes, abarcando el mar Mediteráneo, el océano Atlántico y África.
La bajada la hicimos por otro camino, apto para todos los públicos, que bordeaba un arroyo festoneado por adelfas en flor, teniendo la impresión, por momentos, de estar en un jardín chino un tanto hortera con tanta flor rosa, pero que por su naturalidad, valoras debidamente y no deja de ser realmente precioso.
Este caminito llega a la laguna de El Picacho, rodeada de adelfas, quejigos y alcornoques y llena de ranas verdes y meridionales, donde pasamos un muy buen rato viendo ranas y haciendo fotos.
El canuto estaba al borde de la antigua carretera entre Jerez y Algeciras, y era un bosque de ribera muy umbrío, con multitud de plantas, grandes quejigos, alisos y alcornoques enormes. A pesar de lo avanzado del verano y el intenso calor a escasos metros fuera del canuto, en su interior el ambiente era completamente diferente, pareciendo pasar de Andalucía a Asturias en apenas unos metros.
Y las fotos.

Alcornoque y El Picacho al fondo


Detalle de la corteza de un alcornoque a medio sacar


La laguna de El Picacho, con el pico del mismo nombre al fondo. En primer plano una adelfa


Ranita meridional en la laguna de El Picacho. Ejemplar muy pequeño recién metamorfoseado

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