Antes de ayer mataron a un cocodrilo en Vinho y los guarda parques lo trajeron a Chitengo junto a sus captores.
El veterinario les reprendió con vehemencia pero sin convencimiento; les hizo sacar la piel al cocodrilo y se fueron sin pena y con la gloria de un montón de carne de buena calidad.
El veterinario también pudo ver el cuerpo del supuestamente atacado por el cocodrilo, así como el supuesto, doblemente en este caso, cocodrilo asesino. (Si un cocodrilo ataca a una persona es para comérselo, por lo que no tiene sentido que aparezca el cuerpo)
El veterinario, que con su larga experiencia como veterinario de "fauna bravía" ha visto muchos cuerpos humanos atacados por cocodrilos, tenía serias dudas de que en este caso fuera el cocodrilo, no ya el que le llevaron sino cualquier otro, el asesino.
Y es que, aunque las relaciones humanas con los animales no siempre son armónicas, las relaciones humanas con otros humanos lo son aún menos.
Un cocodrilo cualquiera, al borde de un río cualquiera, en un atardecer cualquiera, es la coartada perfecta... o no.
Un montón de piedras de río no son suficiente para incriminar a nadie, pero tampoco era de esperar que el supuesto atacado llevara reloj, pulseras o anillos de oro
El botín, carne de cocodrilo, proteínas de gran calidad, y al parecer muy sabrosa. El machete que se apoya en la carne tenía más de 60 centímetros de longitud
Ayer vimos un grupo de leones, dos cachorros y tres hembras adultas y un macho subadulto sin melena.
Tras estar de vuelta de un safari con unos escolares de Vila Gorongosa que había traído Mónica para unos talleres, nos informaron por radio que en el camino 4 había un grupo de leones.
En una maniobra de cambio de sentido que nada tiene que ver con las del coche fantástico, nos encaminamos a la "picada" 4.
Allí con una serenidad, tranquilidad y poderío que ya le gustaría al toro de las carreteras, estaban los leones, entre ellos dos cachorros un tanto famélicos pero ya crecidos.
Había visto leones mil veces, en circos, zoos y otros deleznables espectáculos, y no podía imaginar la sensación que unos leones en libertad me causarían.
La imagen de un león en un zoológico es a un león en libertad lo que la jardinera del alféizar de tus ventanas a un bosque virgen.
Una hembra y un cachorro. La hembra parece bien alimentada, pero al cachorro se le veía muy desgarbado, larguirucho y delgado, quizá desnutrido, pero quizá simplemente adolescente
Vigilándonos con una serenidad, y cierto grado de arrogancia del que nada teme, que emanaba tranquilidad
Por cierto que de aves, muchas menos que el anterior día, parece que fue un buen día para el censo.