Además cuando llovía mucho, también llovía dentro.
Ahora hemos apañado una casa en el centro, no demasiado céntrica, pero lo suficiente, a escasos segundos de la oficina y del centro, pero a espaldas de las incomodidades del jaleo habitual de los cascos antiguos.
Otra cosa en la que salimos ganando es la proximidad a la piscina y al restaurante, y en cualquier momento nos llevamos la comida a casa.
Las fotos de nuestro nuevo hogar...
Los monos de ni caso al diablo, no han visto nada, no han oído nada y no dirán nada. Los tallé mientras descansaba de pintar el mural
Y parte de la habitación con el salón al fondo y la puerta principal (y única, ya se sabe casa de dos puertas...)
Pues eso es todo, espero que os haya gustado, a nosotros nos gusta mucho, aunque no pasamos mucho tiempo en ella.
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