A pesar de haber pateado muchos montes de la península y parte del extranjero (como pisapraos en la mayoría de los casos), nunca había hecho lo propio en los Picos de Europa.
Y desde luego no me decepcionó, ni lo agreste del terreno ni mucho menos, la merecida fama de mal tiempo que soportan.
Mónica, Fran y yo nos acercamos a por Chus al campamento donde estaba en la Montaña Palentina, cerca de Picos.
Tras pasar la noche en el campamento contando y rememorando historias de cuando todos íbamos a campamentos, desayunamos muy tranquilamente y nos encaminamos hacia Potes y Fuente Dé.
Como nos habían dicho en Espinama que el camino hacia el hotel de montaña Áliva estaba muy mal para coches, decidimos coger el teleférico de Fuente Dé.
Nunca sabremos si el que nos lo dijo tiene intereses en el susodicho teleférico.
De cualquier modo subimos mecánicamente más de 700 metros (desde 1.094 hasta 1.847 m.s.n.m.) y a partir de ahí subimos por nuestros medios hasta unos 2.200, donde nos metimos en una cueva para dormir, en la cara sur del Horcados Rojos.
La cueva era conocida por Chus, que ya había dormido ahí anteriormente, pero este año, su boca todavía estaba tapada por un muro de nieve de más de un metro de altura y no se veía desde el camino.
Afortunadamente vimos salir a un grupo de ella y hacia ella nos fuimos.
Y digo afortunadamente porque, aunque esto que relato ocurrió hace apenas una semana, ¡estaba nevando! así que no teníamos muchas ganas de estar dando vueltas en busca de un sitio seco donde dormir.
La tarde fue fría y se hizo larga, tan larga que ya estábamos metidos en los sacos y preparados para dormir antes de que anocheciera.
La mañana amaneció más despejada, pero según desayunábamos y recogíamos las cosas para continuar nuestra ruta, se fue nublando, privándonos del deseado buen tiempo.
Cruzamos el collado de Horcados Rojos, bajando hacia Vega de Urriellu.
Rodeamos todo el Picu Urriellu, o Naranjo de Bulnes, y nos volvimos a meter en Cantabria para coger de vuelta el teleférico.
Una noche más en el campamento, contando más historias y para casa.
Y no me enrollo más, lo que estáis esperando:
Guarecidos en nuestra cueva particular, observamos el tiempo que hace, que no es de los más apacible que hemos visto
Fran, Chus y Mónica, hacen como que no posan, pero posan, desviando la mirada del objetivo premeditada y conscientemente
Curiosa formación en el hielo en un jou (depresión kárstica típica de la zona), me recordaba a la famosa foto de Yann Arthus Bertrand con un motivo parecido en un ambiente completamente diferente
Bajando el penúltimo collado en una zona muy agreste muy bonita y donde se abrieron, por unos minutos, algunos claros
Otra foto del mismo sitio. Poco después comenzó a llover y tuve que guardar la cámara hasta casi el final, cuando ya habíamos pasado a la vertiente sur y estábamos cerca del teleférico
Como digo, Picos no decepciona, aunque sí hubiera preferido unas mejores condiciones meteorológicas.
¡La próxima vez vamos en verano!