21 noviembre 2006

¡Estoy vivo! ... y Mónica coleando...

Pues sí, de momento se posponen las disputas por mi chaqueta cortavientos y otras de mis, todavía, pertenencias. Estoy vivo, bien chingado, pero vivo.
Aunque lo de ayer me dejó con los brazos prácticamente inservibles, voy a hacer un esfuerzo ímprovo para contaros la crónica de lo que sucedió.
Salimos a las 6:00 de la mañana (bien empezamos...) en un barco bastante grande llamado “Don José” a lo que Mónica respondía “Hola Don Pepito”, pues ella es capaz de estar despierta a esas horas de la mañana, ¡y sin tomar café!
El barco era bastante grande, con camarotes, tres cubiertas y una terraza. Allí estábamos 17 personas más la tripulación, todos más o menos dispuestos a nadar por y para los océanos.
Abro aquí un inciso: Algunos de los logros de las ONG para las que va destinado el dinero son: la compra de la Isla Espíritu Santo para evitar su construcción y la posterior cesión al estado mexicano como Parque Nacional, la instalación de sencillos purificadores de agua en cientos de ejidos familiares en áreas rurales y remotas para evitar enfermedades gástricas, la protección del área marina de la isla donde ayer estábamos nadando, tras la realización de un proceso participativo plural, (lo que antes se llamaba “anarquía”, pero que desde el indebido uso e incorrecta interpretación de esta opción política, se conoce bajo este ostentoso eufemismo, pretendidamente moderno), que se considera modélico en cuanto a procesos participativos se refiere, y la instalación, en esta misma isla, de boyas de amarre para proteger los fondos de las anclas.
Más que una carrera era un reto, recorrer los 10 Km que separan Los Islotes (una zona del conjunto insular de Espíritu Santo, donde crían cientos de lobos marinos), de la ensenada de “Candelero”, donde habitualmente acampamos con los estudiantes. Como la mar estaba muy brava, se decidió recortar un poco el recorrido para comenzarlo ya a resguardo de los vientos de componente noreste que hacían muy difícil la natación, por lo que los diez kilómetros quedaron reducidos a nueve (oficialmente, pero según los mapas que tenemos en la oficina, son diez desde donde empezamos a nadar y desde Los Islotes algo más de once).
Comenzamos a nadar desde el barco grande, salieron primero los que pensaban que llegarían hasta el final, menos Mónica, que salió un poco más tarde. Posteriormente, y desde el mismo punto, salí yo, que sabía que no iba a llegar al final pero que deseaba ver hasta dónde era capaz de llegar. Para mi sorpresa llegué más allá de la mitad del recorrido tras una hora y media nadando. Sé que no conseguí el reto, pero mi objetivo inicial era aguantar una milla (1,6 Km más o menos) pero al parecer aguanté algo más de 5 Km así que estaba muy contento.

El pequeño punto blanco en el agua es Mónica aleteando, se reconoce por su inconfundible traje de baño

Pero mientras yo ya estaba descansando plácidamente en el barco, Mónica seguía nadando sin aparente esfuerzo y mientras los demás se encaminaban hacia la ensenada de destino ella parecía que prefería seguir hacia el sur. Mónica conoce muy bien esa zona por lo que me extrañó que no recortara la curva, pero como luego me dijo, pensaba que había que ir hacia la isla de la Ballena, rodearla y regresar hacia el Candelero, así que en lugar de recortar al máximo la curva como hacen los buenos corredores, hizo un giro muy abierto que alargó bastante la distancia que hacían los demás.
Finalmente llegó hasta la playa, donde sólo llegaron tres personas, en segundo lugar y más contenta que unas castañuelas.

La exultante cara del triunfo

Cuando estás en el mar nadando, enseguida pierdes las referencias así que había que seguir un bote que iba primero y había otro bote acompañando al último. El primer bote lo perdí antes de calzarme las aletas y el segundo, la panga-escoba, ¡me iba pisando las aletas!
Como no era capaz de ver al primer bote tomé como referencia la costa para no desviarme mucho, así que fui de saliente a saliente en una suerte de zigzag que no contabiliza como distancia nadada, pero que se siente igual, sino peor. Cuando ya habían pasado lo menos 24 horas nadando, llegué al primer saliente, primer lugar donde podía ver el fondo del mar, mi primer instinto fue ponerme a contar estrellas (14 Pentaceraster cuminingi en una sola roca plana y grande que sobrenadé) y una vez sobrepasado el saliente volví a la monotonía del profundo mar azul sin fondo, donde sólo se ven partículas flotantes no identificadas. En algunos momentos ves alguna extraña sombra de origen igualmente inidentificado y lo único que te viene a la cabeza es la banda sonora de “Tiburón” (chanchanchan...).
Estaba ya bastante cansado, cuando se me vino a la cabeza, una vez desechada la irracional idea del tiburón, toda la gente que de una manera u otra me ha apoyado en este reto, así que empecé a contar las brazadas como las cucharadas de los niños, una por mamá, una por papá, una por Cathy y Javier, una por Paola, una por Fran, una por Alex, una por un Anónimo, una por Laura y otra por otro Anónimo y así es como llegué mucho más lejos de lo que jamás hubiera imaginado.
El caso es que me ha gustado mucho la experiencia y me encantaría repetir pero en un mejor estado de forma, porque algo que veía completamente imposible para mí antes de ayer (recorrer 10 Km nadando) lo veo ahora posible, no mañana, pero sí tras un par de meses entrenando.
Ahora tengo agujetas en todas las partes de mi cuerpo, desde la punta de los dedos gordos de los pies hasta las puntas de los dedos de las manos y esta crónica me ha dejado extenuado, así que la termino agradeciendo nuevamente a todos el apoyo y recordándoos el motivo causante del evento: La continua degradación de los mares y el planeta en conjunto que todos debemos y podemos parar.

Los tres que nadaron la distancia total, Rodolfo, Mónica y Richard

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola iñaki,creo que te estás volviendo loco, eras una presa perfecta para elasmobranquios debido a tu facil detección en el mar je je. Me he enterado ahora de tu causa porque hace un montón de tiempo que no reviso el correo ( estoy haciendo una campaña de sensibilización ambiental en mi comarca, aunque aún no he podido incluir un taller de herpetos je je)el sueldo está bien aunque sea para 6 meses, pero la verdad es que os tengo un montón de envidia, cuando veo las fotos me entran unas ganas terribles de pirarme de este país. Me parece que habeis tenido un gesto increible la moni y tu ( en tu caso más mérito je je) y espero que todo os vaya de lujo. Un abrazo muy fuerte y hasta pronto.

Lorena dijo...

¡Hola Iñaki!¡felicidades por tu reto!, la verdad es que he disfrutado mucho leyéndote. Muchas gracias por vuestra contribución al cuidado del planeta, la verdad es que tendrían que existir más personas como vosotros. Disfrutar mucho la experiencia.

Anónimo dijo...

me ruboriza un poco lo que dices, no soy nada especial... bueno sí pero no lo voy a decir..., el caso es que está en la mano de cada uno hacer lo que deba o lo que crea que debe. Alguien dijo que hacemos lo que queremos, y aquello que ansiamos hacer, si no lo hacemos, es porque realmente no queremos hacerlo.
Gracias por tu comentario.

Lorena dijo...

Esa frase con la que me respondes es de lo más acertada y realmente conecto plenamente con ella.Pedro y yo nos vamos a Laponia la semana que viene y después empezamos ya la campaña de navidad como voluntarios de Greenpeace. Espero poder contaros el viaje en el blog cada día, es nuestro tercer viaje allí y me da miedo ver que todo haya empeorado todavía más debido al cambio climático. En 2004 empezaron a tener problemas. Ya os contaré lo que vemos a través del blog, por si no te leo antes espero que disfruteis mucho, ciaooooooooooooooo!!!!!