31 octubre 2009

Felicidad

Hace unos días han salido en los medios las conclusiones que han sacado los periodistas sobre un estudio (que en realidad son dos estudios diferentes, 1 y 2, que mezclan y confunden sin rubor) sobre la felicidad en el mundo, que me ha llamado la atención.
El titular básico repetido es que "España es uno de los países más felices del mundo al estar entre los 20 más felices", y continúa diciendo que Costa Rica es el más feliz y México está entre los tres primeros.
Curiosamente he vivido en los tres y las conclusiones me parecen, cuando menos, peculiares. Mi primera impresión es que, tanto Costa Rica, como México y España viven en "Los Mundo de Yupi", porque si no no se explica que sean tan felizones, sobre todo en el caso de los primeros, con multitud de problemas sociales, de pobreza y marginación. El caso de Colombia, también en los primeros puestos, me resulta todavía más intrigante, teniendo en cuenta que están prácticamente en guerra civil desde hace más de 50 años.
Así que busco las fuentes y enseguida veo que son dos estudios independientes con aproximaciones, resultados y conclusiones bien diferentes. Y también empiezo a entender por qué ciertos países con un nivel de vida medio, son tan felices.
El primero, de la Erasmus Universitiy de Rotterdam, da como resultado el número de años en los que las personas de una nación se consideran felices y es donde Costa Rica ocupa el primer lugar y España el décimosexto. Como dicen en el estudio, la percepción de la felicidad es subjetiva y puede variar mucho de un año a otro dependiendo de multitud de circunstancias puntuales, por lo que la clasificación varía de un año para otro.
Nos dejan un mapa donde se pueden ver los países en diferentes colores, de modo que cuando más verde oscuro está pintado el país, más años felices. Os recomiendo que vayáis a la fuente para poder "navegar" por el mapa, colocando el puntero encima de un país determinado, aparecen los años de felicidad.


El otro estudio, de Happy Index Planet perteneciente al grupo New Economic Foundation, cuyo eslogan es "la economía como si la gente y el planeta importaran" me parece más interesante, pues mide la felicidad en base a tres índices, la esperanza de vida, la satisfacción vital y la huella ecológica.
Las dos primeras pueden parecer obvios indicativos de, al menos, bienestar, pero el tercero pudiera estar muy lejos de lo que algunas personas consideran felicidad (esas que consideran necesario el derroche para ser felices), pero es lo que hace que a mí me parezca más interesante.
La huella ecológica, mide el área, ecológicamente productiva, necesaria para satisfacer tu consumo y asimilar tus residuos; hay un montón de páginas donde te ayudan a calcular la tuya.
El caso es que cuanto más desarrollado está un país, mayor es su huella ecológica, que suele medirse en planetas o en hectáreas globales. De modo que, por ejemplo, si todos tuviéramos el estilo de vida de los kuwaitíes (el segundo país con mayor huella ecológica per cápita), necesitaríamos más de cuatro planetas.
Las hectáreas globales es la superficie, en hectáreas, que precisa cada persona de un país dado. Por ejemplo en España necesitamos unas 5,7 gha. por persona, que resulta en algo más que la superficie total disponible en España. Las 10,2 gha. que necesitan los luxemburgueses, extrapoladas a la población mundial, harían imposible la vida, humana, en el planeta.
Aquí está el mapa sobre la huella ecológica de este estudio:

En verde necesitan menos de un planeta, naranja de 1 a 2 planetas, rojo de 2 a 4 y granate más de 4 planetas (EEUU; Kuwait, Luxemburgo y EAU). De los países en gris no se tienen datos.
En hectáreas globales serían 5,7 gha para España, 9,4 para EEUU y 10,2 Luxemburgo, por ejemplo. Lo mismo si pincháis en el mapa os lleva a la fuente original y podréis navegar en él

El mapa de la esperanza de vida:

Los países en verde tienen una esperanza de vida superior a los 75 años, en naranja entre 60 y 75 años y en rojo menos de 60. Pinchad en el mapa para navegar en la fuente original

La satisfacción vital (traducción mía), evalúa el grado de satisfacción que cada persona tiene con su propia vida. Es un índice de 0 a 10, donde el cero es nada satisfecho y el diez es completamente satisfecho:

En verde los países con más de 7 sobre 10, en naranja entre 5,5 y 7, y en rojo menos de 5,5. Pinchad en el mapa para navegar en la fuente original

Y con estos tres índices crea un nuevo mapa donde unen la esperanza de vida y la satisfacción vital con la huella ecológica, de modo que se puede ver que a mayor huella ecológica (que podemos traducir en mayor renta per cápita, en mayor desarrollo o en mayor riqueza) no se corresponde con mayor felicidad, lo que a su vez se corresponde con el dicho popular de que el dinero no da la felicidad (aunque ayuda).

El conjunto de los tres índices, en verde claro aquellos países con dos componentes buenos y uno regular, amarillo un componente bueno y dos regular, naranja claro tres regular, naranja oscuro un componente malo (si os fijáis ese componente malo se corresponde en casi todos los casos con una gran huella ecológica) y rojo con dos componentes malos o enorme huella ecológica

El siguiente gráfico, del primer estudio, nos deja muy claro que una cierta riqueza ayuda mucho a ser feliz, pero a que a partir de un momento dado (que sitúan entorno a los 10.000-20.000 dólares per cápita) las cosas no solo no mejoran en cuanto a felicidad sino que pueden incluso empeorar. El caso de Luxemburgo es paradigmático, es ese puntito solitario a la derecha de la gráfica, que no es mucho más feliz que ese montón de puntos a la izquierda en el entorno de riqueza media citado. El caso de México, es el punto que más arriba está y que se encuentra bastante a la izquierda, lo que corresponde con una gran felicidad y una riqueza media, bastante inferior a la española por ejemplo:

En la abcisa la renta per cápita en dólares y en la coordenada los años de felicidad.
Como vemos, al principio con un poquito más de dinero la felicidad sube mucho, pero llegado un momento, grandes cantidades de dinero no suben significativamente la felicidad

Hay otra manera de ver todo esto y es con gráficas históricas que hacen un recorrido de la felicidad a lo largo de los años desde que empezaron a tomar datos en 1961.
Aquí he puesto el caso español.
Me llamó mucho la atención que el máximo de felicidad en España se halla en 1985 y a partir de entonces baja, lo que seguramente se deba a un gran aumento del consumo y por tanto de la huella ecológica, posteriormente a partir del 2003 vueve a repuntar.


Pinchad en el mapa para ir a la fuente. Una vez allí debéis seleccionar en la columna de la derecha, los países de los que queréis ver su evolución. No están todos. Hay casos muy curiosos como el de Japón o Finlandia

Por último y como un acto de curiosidad mezclado con cierto grado de exhibicionismo, he participado en la encuesta que proponen en la página para ver que me salía a mí personalmente y esto es lo que me ha salido:
Índice de felicidad 84,9 (sobre 100), osea, bastante feliz. Yo creo que es porque últimamente estoy en la parra o en los Mundos de Yupi. La media de los participantes sale 52,9.
Mi esperanza de vida es acorde con lo que siempre he dicho, que yo llegaré a los 100. En la encuesta preguntan cosas como cuántos abuelos han superdado los 85 (dos en mi caso), cuántos parientes cercanos se han muerto con menos de 50 por cáncer o ataques al corazón (ninguno) y hábitos de vida como ejercicio, tipo de dieta, fumar y esas cosas.
Y mi huella ecológica me lleva a necesitar 1,73 planetas o 3,12 hectáreas globales, lo que es bastante poco en mi entorno, pero todavía es mucho más de lo necesario para vivir en consonancia con el planeta.
Aquí cuentan cosas como que siempre uso el transporte público o la bici para mis traslados en Madrid, que básicamente soy vegetariano (ellos diferencian con vegano, que son los que tampoco comen nada de origen animal, ni leche, ni queso, ni huevos), que apenas compro productos envasados, ya que compro habitualmente en un mercado tradicional, que reciclo mucho y que procuro gastar poca energía en casa, apagando las luces y esas cosas. Se me dispara la huella ecológica porque viajo mucho y cuento con un viaje largo en avión al año (aunque ya llevo más de un año sin viajar en avión):

Pincha en mi huella ecológica si quieres hacer la tuya según este estudio (está sólo en inglés)

Conclusión: con la mitad de lo que tenemos ahora los españoles podemos ser igual de felices. Para tener la mitad de lo que ahora tenemos deberíamos trabajar mucho menos, por lo que en realidad yo creo que seríamos todavía más felices.
Eso sin hablar del favor que le haríamos al planeta y las posibilidades de desarrollo que permitiríamos a los más pobres, que tienen el mismo derecho que nosotros a ser felices y que, como dice el estudio, no se necesita tanto para ello.

2 comentarios:

Tom dijo...

Yo pienso que también es importante para ser feliz el no crearse demasiadas necesidades, pues a mayor número de ellas, más probabilidades tienes de no poder satisfacerlas todas en un momento determinado. En fin, intentar ser humilde y saber valorar las pequeñas cosas a las que apenas damos importancia en el día a día, como poder acceder a un sistema de salud gratuito, el acceso a agua potable con sólo abrir el grifo (tú que has viajado a Sudamérica ya sabrás de lo que te hablo) o tener un salario que te permita trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
El reto es que en la sociedad de consumo en la que vivimos es difícil no caer en la tentación de crearse nuevas necesidades: que si la nueva consola, que si el coche o la moto de gran cilindrada, que si la ropa de marca...
Gracias por esta interesante entrada. Saludos

Iñaki Abella Gutiérrez dijo...

Pues sí ese es el problema, la necesidades que nos crean, porque en eso se basa la economía de mercado, en crear necesidades y como todo se basa en eso, si no lo consiguieran entonces estamos jodidos también, ya que si no consumimos, el sistema se hunde, que es lo que está pasando ahora, que la gente que puede consumir, por miedo a la crisis no consume o consume menos y eso agudiza la crisis, así que es difícil de salir del círculo vicioso.
Un saludo