01 marzo 2007

El Inglés es divertido (Or how to have “funny” time)

Cuando era pequeño, (pequeño comparado con ahora que estoy bastante grande, al menos perimetralmente), en la escuela no era bueno en inglés, claro que tampoco lo era en todas las demás asignaturas, salvo gimnasia (lo que corrobora la idea de “cuando era pequeño”).
El caso es que no me costaba más que otras, pero en general el inglés me parecía una asignatura escolar bastante aburrida. Ahora estoy seguro que eso es porque nunca tuve un profesor nativo (nativo de un país anglosajón, se entiende, por muy mal nacido que fuera mi profesor de inglés de turno, de algún sitio sería nativo). Y es que cuando hablas inglés con personas que sólo hablan inglés, las cosas cambian mucho, y aprender ese idioma pasa de ser un aburrimiento a algo realmente gracioso.
Muchas veces conoces las palabras, las escribes, y tu profesor de turno, incluidos los nativos, las aprobarían, pero las dices y es cuando empieza lo divertido, a costa del emisor nativo, de dónde sea menos anglosajón.
Hace un par de meses vino un argentino de nuestra organización a pasar unos días con nosotros. Nos enseñó un montón de dinámicas y técnicas de enseñanza muy interesantes. Un de ellas involucraba a “sus amigos”.
Rodo, que así se llama el argentino en cuestión, nos presentó a sus amigos, Cuchi Cuchi y Cuchi Cuchi Dos, entre otros. Hicimos varios juegos con ellos, que fueron realmente divertidos, por lo que algunos los incorporamos a nuestro repertorio (gracias Rodo).
Como me parecía un buen nombre, por precisión y ridiculez, para muñequitos de goma con el típico silbato que pita al apretarlos, mantuve el nombre de Cuchi Cuchi para mis nuevos “amigos”.
Con el primer grupo de gringos con el que he trabajado este año, aprendí que lo que en un idioma puede ser ridículo en otro puede ser realmente divertido. El caso es que Cuchi es, al parecer de ciertas personas de California, un nombre, uno de tantos, que se da a la vagina.
Imagino que es menos vulgar que coño (kunt) y del nivel de chichi (pussy), pero obviamente las risas se reproducen por doquier entre adolescentes, cuando presentaba a “mis amigos” con semejante nombre, justo antes de pedirles que después del desayuno “doblaran las mierdas y las dejaran en el cuarto de la lavadora”, dejaran todo recogido “poniendo los libros en las palas” y contadles que en el protocolo de investigación “hay que poner, en presencia humana, todas las ovejas que veamos en el mar”.
Siempre hay alguien que ayudándome y entre risas, trata de corregirme, pero lo que es un hecho, es que no soy tan gracioso como pudiera parecer por las risas generalizadas que provoco.
Así que termino por despedirme hasta el día siguiente con un cordial:
¡Hey! Homosexuales, hasta mañana en el desayuno.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante lo del cuchi ;-). Como anécdota contarte que hace años a un Texano le explicaba en mi cutre inglés que teniamos un ciclista muy bueno que era Induraín, el Texano en cuestión me dijo que no lo conocía, pero si que sabía que había un buen ciclista en España que era Aíndurain.
Pa deprimise!!.
Carlos.

Anónimo dijo...

¡me descojono contigo tronco! en realidad por eso nunca te corrijo, para que sigas avisándoles que tengan cuidado con el agua porque "estmos en el postre" jejeje. Los acentos parecen un mero matiz, pero marcan la diferencia; una vez en un camping de St Maló tuve a 4 parejas de campistas de la tercera edad buscando a mis tías por todo el camping porque (según yo) les había dicho que no encontraba mi tienda de campaña!

Iñaki Abella Gutiérrez dijo...

Pues sí, una vez en Miami dejé mi DNI en una biblioteca para que me avisaran cuando tenía acceso a un ordenador. Una de las pocas personas en esa ciudad que no habla español, cogió mi documento y por megafonía empezó a decir: Ainakí Aabéla, y yo sin contestar, hasta que harto, el susodicho, pronunció mi segundo apellido de un modo más parecido a la realidad y me acerqué a ver que pasaba.
Desde entonces me siento más unido a "La Guerra de las Galaxias" mi trilogía favorita.