Imagen del "Arctic Marine Transport Workshop"
Como solución al cambio climático se ha propuesto, cual paradigma, la utilización de "biocombustibles" en lugar de combustibles fósiles, y ya hay mucha gente bienintencionada y maliformada que rellena su coche con esta nueva "panacea ecologeta". Como recientemente salía publicado en Science y recogían algunos periódicos, no sólo no es una buena solución, si no que además es peor el remedio que la enfermedad.
Para producir biocombustibles en una cantidad que realmente pudiera hacer bajar la dependencia del petróleo, habría que hacer cultivables enormes superficies actualmente ocupadas por bosques, praderas y otros ecosistemas naturales, con la subsiguiente pérdida de diversidad y, sobre todo, enormes emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera. Además, aunque los biocombustibles emiten menos y son una energía renovable, siguen emitiendo.
Otro problema de la producción masiva de los biocombustibles serían los efectos sociales generados que ya he comentado anteriormente y que harían que se llegara al caso de que la gente no puede pagar lo que otra gente usa para mover su coche. Pero no importa, de hecho es mejor, esto hace que ahora se pague más por la soja o el maíz, ¡qué importa si hay quien no puede comer si los beneficios son mayores!
Lo que está claro, y es también un hecho incuestionable, es que la rapiña humana no conoce límites y allí donde encuentres una desgracia o un desastre, encontrarás a alguien capaz de aprovecharse de ello.
Esto que trato de contar aquí, lo escenifican perfectamente en un capítulo de los Simpson. No recuerdo por qué, pero el caso es que el señor Burns, pierde su central nuclear, se hace amigo de Lisa y se convierte en el rey del reciclaje (como forma de ganarse, y muy bien, la vida). En esto que Lisa le comenta que las anillas que unen las latas de refresco son horribles ya que en ellas se enganchan las aves y otros animales. El señor Burns enseguida ve una oportunidad en ese problema y, ante en horror de Lisa, construye una red supereficaz con la que esquilmar los mares.
Coda: toda la buena gente que puebla el mundo (la mayoría de hecho) nunca llegará a pertenecer a la gente que toma las decisiones, precisamente por ser "buena gente", por lo que, aun siendo mayoría, ¡estamos listos!