Llegó Mónica a San José.
Nos fuimos a Miami.
Y, por primera vez en mis ya cuatro visitas a esta ciudad, pude, pudimos, ir a los Parques Nacionales que rodean Miami y que son absolutamente inaccesibles sin transporte privado.
Pero esta vez, y gracias a Marcelo, que fue entrenador de natación de Mónica en Brasil y que desde luego ha mejorado de empleo desde entonces, tuvimos transporte privado a nuestra disposición.
Marcelo es un alto ejecutivo que vive y trabaja en Miami desde hace unos diez años. Mantiene amistad con Mónica desde los tiempos en que ésta arrasaba en todas las piscinas escolares paulistas y es una persona excepcionalmente amable, generosa y como anfitrión no tiene precio, con decir que cada mañana que pasamos en su casa antes de ir a trabajar y mientras nosotros seguíamos durmiendo en nuestras vacaciones, él nos preparaba un desayuno impresionante.
Además de alojarnos en su apartamento, lo que los gringos entienden por apartamento, no lo que se entiende en España, invitarnos a desayunar, comer y cenar, nos dejó uno de sus coches, un monovolumen enorme. Con él nos movimos por todas las partes del sur de Florida que nos dio tiempo en escasos tres días, esto es, el Parque Nacional de los Everglades y la Reserva Natural de Big Cypress, un enorme ecosistema húmedo de pantanos y bosques y praderas inundadas.
En esta zona hay rutas de todo tipo y para todos los gustos, desde unos minutos por una pasarela de madera sobre una zona inundada, pasando por rutas en bici medianamente largas y hasta una ruta de 15 días en canoa que atraviesa todo el extremo sur de la península de Florida, en lo que constituye una gran aventura tropical, pero con las condiciones de un país desarrollado.
Hicimos unas cuantas rutas andando, una en coche y una en bici (Marcelo nos dejó las bicis), lo que nos dejó con ganas de mucho más pero nos dio una visión de lo que es ese ambiente bastante buena.
En Miami estuvimos en las zonas más in del momento, pasando sin pagar a los garitos más atiborrados, gracias de nuevo a Marcelo, y viendo más fauna que en los tres días en los Everglades.
La playa de Miami Beach (sí ya sé que es una redundancia pero es que Miami Beach es una ciudad diferente que Miami y es su nombre completo) tiene una zona donde la arena está dura y puedes pedalear sin dificultad. Las casetas de los socorristas son de diseño art decó y cada una es única y muy llamativa, lo que desde luego es mucho más interesante que las monocromas y aburridas casetas de las playas españolas. Después de pasear la playa unos cuantos kilómetros y hacernos fotos en las casetas con pose de baywatcher, regresamos a la casa de Marcelo donde aparcamos las bicis al lado de la de Colin Farrell.
Para irnos, Marcelo se lamentó ya que no nos podría llevar al aeropuerto, pero que nos enviaría un coche para que lo hiciera. Por supuesto nos negamos y le dijimos que cogeríamos un taxi. Por supuesto se negó con más fuerza y a las cinco llegó un Mercury enorme con un conductor también brasileño.
El conductor pertenece a una empresa que hace viajes para un montón de gente, entre ellos un montón de famosos que tienen una residencia en Miami Beach. Lo que me sorprendió de él, no fue su habilidad para manejar sino su capacidad sociológica sintética. Sintéticamente nos dijo que nosotros, "los normales", somos mejores que los famosos, por la sencilla razón de que somos felices. Según dijo, los famosos, entran al coche y no paran de llorar, con multitud de problemas personales de todo tipo. Por lo que hablaba y por cómo lo decía, con una naturalidad pasmosa, infiero que este tipo de chóferes hace las veces del camarero del bar solitario que no para de escuchar a su único cliente. Esto es intrusismo laboral que dirían los psicólogos.
Finalmente llegamos al aeropuerto, nos despedimos del chofer de Shakira y de Miami y llegamos 20 horas más tarde a Madrid.
"Hola a todos todas" es el título de las cartas (de las de antes) que mandaba desde Costa Rica, adónde emigré en 2003, y que iban dirigidas a todos y a todas. Desde entonces he vivido en Ecuador, México y Mozambique y actualmente vivo en Kenia, desde donde escribo y cuelgo fotos a modo de ampliación de memoria. Disfruta, lee y comenta... o no. Besos y abrazos a todas todos.
15 diciembre 2005
07 diciembre 2005
Hacienda Matambú
Profelis es un centro de rescate de felinos pequenios (ya cambiaré esto) de Costa Rica y sabía de su existencia por Carlos Porras Duarte, al que conocí en la Reserva Pacuare hace tres anios y desde entonces ando diciéndole que ya me pasaría por allí.
Finalmente fui.
Está en el extremo sur de la Península de Nicoya, que yo esperaba muy deforestado y turístico, pero afortunadamente me llevé una gran sorpresa al ver que no es así.
Allí tienen las cuatro especies de felinos pequenios que hay en Costa Rica, a saber, Caucel o Margay, Manigordo u Ocelote, Tigrillo y Jaguarundi. No tienen ni jaguar ni puma por motivos meramente espaciales, sin que esto tenga nada que ver con la NASA.
La Hacienda Matambú es el nombre de la finca donde está el centro, es una finca privada de más de 4 mil hectáreas que pertenece a un pobre hombre danés, aburrido de su gris país, supongo.
Es una zona montaniosa muy cercana al mar, de baja altitud, cubierta de bosque de transición entre seco y húmedo que se está recuperando bastante bien toda vez que sacaron a las vacas. Los ríos que la atraviesan son muy bonitos, llenos de cascadas y pozas de aguas cristalinas que invitan a ponerse a remojo.
Un día hicimos una ruta que según dijo Carlos dura tres horas, que ya serían cuatro, que fueron cinco.
La ruta comenzaba remontando el río, por el río. Habitualmente en estas zonas no es como en Espania, que hay un camino al lado del río, aquí los ríos son tan estacionales que los caminos son inexistentes, y lo habitual cuando remontas un río es ir por él. Lo bueno es que el agua no está fría.
En cuanto dejamos el río, comenzamos a subir, salió el sol y me dió un bajón, la cosa se empezó a poner cuesta arriba y no sólo literalmente. El caso es que no estoy tan mal de forma, he estado mucho peor y mucho mejor, pero hacía demasiado calor para mi gusto. Supongo que eso es algo que no sobra ahora por allí.
El camino llegaba a un alto rodeado de unos árboles que llaman "indio desnudo" por su corteza rojiza, también llamados "gringo quemado" por la misma razón, desde donde se ve la costa, con la Reserva de Curú, la isla Tortuga y las playas de Montezuma y Malpaís, éstas sí, más turísticas.
La bajada fue por una quebrada muy bonita que apenas pude disfrutar por mi estado semicomatoso.
Además, y como no podía ser menos, alimenté a los felinos y me entretuve haciéndoles fotos, de las que algunas parecen tomadas en libertad, si no fuera porque es bastante sospechoso ver un ocelote con un muslo de pollo perfectamente desplumado.
También asistí a la castracción de una hembra de ocelote con quistes en los ovarios y a la toma de una muestra de otro ocelote para una biopsia. Todo muy interesante.
Pero lo más interesante fue ver que cerca de las instalaciones de los animales, había una pequenia charca artificial llena de ranas, en la que pasé bastantes horas todas las noches que allí estuve.
Para volver hube de hacer el camino a la inversa, pero mucho más temprano. Cogimos el chapulín (tractor) para bajar al pueblo a eso de las 5:30 para agarrar el bus al puerto. Según llegábamos al pueblo, vimos cómo se iba el bus, y dado que íbamos en un chapulín, salté de él y corrí para alcanzar al bus, lo que por supuesto hice.
Espere un "toquecito", le dije al conductor, ?un toquecito? me dije extraniado ... demasiado tiempo en Costa Rica, pienso ahora.
El bus nos llevó hasta el muelle donde cogeríamos una lancha grande hacia Puntarenas, donde cogeríamos un bus a San José. Todo completamente fuera del horario previsto, como es normal aquí. Así que aunque pensábamos llegar a San José a las once, llegamos casi a las tres.
Finalmente fui.
Está en el extremo sur de la Península de Nicoya, que yo esperaba muy deforestado y turístico, pero afortunadamente me llevé una gran sorpresa al ver que no es así.
Allí tienen las cuatro especies de felinos pequenios que hay en Costa Rica, a saber, Caucel o Margay, Manigordo u Ocelote, Tigrillo y Jaguarundi. No tienen ni jaguar ni puma por motivos meramente espaciales, sin que esto tenga nada que ver con la NASA.
La Hacienda Matambú es el nombre de la finca donde está el centro, es una finca privada de más de 4 mil hectáreas que pertenece a un pobre hombre danés, aburrido de su gris país, supongo.
Es una zona montaniosa muy cercana al mar, de baja altitud, cubierta de bosque de transición entre seco y húmedo que se está recuperando bastante bien toda vez que sacaron a las vacas. Los ríos que la atraviesan son muy bonitos, llenos de cascadas y pozas de aguas cristalinas que invitan a ponerse a remojo.
Un día hicimos una ruta que según dijo Carlos dura tres horas, que ya serían cuatro, que fueron cinco.
La ruta comenzaba remontando el río, por el río. Habitualmente en estas zonas no es como en Espania, que hay un camino al lado del río, aquí los ríos son tan estacionales que los caminos son inexistentes, y lo habitual cuando remontas un río es ir por él. Lo bueno es que el agua no está fría.
En cuanto dejamos el río, comenzamos a subir, salió el sol y me dió un bajón, la cosa se empezó a poner cuesta arriba y no sólo literalmente. El caso es que no estoy tan mal de forma, he estado mucho peor y mucho mejor, pero hacía demasiado calor para mi gusto. Supongo que eso es algo que no sobra ahora por allí.
El camino llegaba a un alto rodeado de unos árboles que llaman "indio desnudo" por su corteza rojiza, también llamados "gringo quemado" por la misma razón, desde donde se ve la costa, con la Reserva de Curú, la isla Tortuga y las playas de Montezuma y Malpaís, éstas sí, más turísticas.
La bajada fue por una quebrada muy bonita que apenas pude disfrutar por mi estado semicomatoso.
Además, y como no podía ser menos, alimenté a los felinos y me entretuve haciéndoles fotos, de las que algunas parecen tomadas en libertad, si no fuera porque es bastante sospechoso ver un ocelote con un muslo de pollo perfectamente desplumado.
También asistí a la castracción de una hembra de ocelote con quistes en los ovarios y a la toma de una muestra de otro ocelote para una biopsia. Todo muy interesante.
Pero lo más interesante fue ver que cerca de las instalaciones de los animales, había una pequenia charca artificial llena de ranas, en la que pasé bastantes horas todas las noches que allí estuve.
Para volver hube de hacer el camino a la inversa, pero mucho más temprano. Cogimos el chapulín (tractor) para bajar al pueblo a eso de las 5:30 para agarrar el bus al puerto. Según llegábamos al pueblo, vimos cómo se iba el bus, y dado que íbamos en un chapulín, salté de él y corrí para alcanzar al bus, lo que por supuesto hice.
Espere un "toquecito", le dije al conductor, ?un toquecito? me dije extraniado ... demasiado tiempo en Costa Rica, pienso ahora.
El bus nos llevó hasta el muelle donde cogeríamos una lancha grande hacia Puntarenas, donde cogeríamos un bus a San José. Todo completamente fuera del horario previsto, como es normal aquí. Así que aunque pensábamos llegar a San José a las once, llegamos casi a las tres.
27 noviembre 2005
Kuna Yala
Bueno, pues ya estoy de vuelta de Kuna Yala, que en lengua Kuna significa... la tierra de los Kuna. Como dirían los ingleses "excellent".
Esperé a ir a Kuna Yala la llegada de Fran, más por no ir sólo que por ir acompañado.
Cuando llegó, lo primero que quiso hacer fue cambiar moneda, sin saber que en Panamá usan los dólares de EEUU, pero que les llaman Balboas. Tuve que explicarle que es en honor a Nuñez de Balboa, descubridor del Pacífico, y no de Rocky Balboa, ganador de los pesos pesados a base de poner la otra mejilla para cansar al rival.
Aterrizamos en el aeropuerto y ya empezó a llover y así estuvo los tres días que alli pasamos.
Primero fuimos a una aldea Kuna, que parece la de Asterix, de abarrotada, pero en una isla, con las casas saliéndose de ella, literalmente, los baños están encima del mar, así que cuidado y no cojas los pepinos de mar por allí.
Luego fuimos a una isla abandonada paradisíaca y pasamos dos días a remojo, tanto dentro como fuera del mar. Buceamos, comimos, buceamos, y comimos más. Eso sí, comimos langostas y bogavantes. Estaban bien.
También estuvimos en el Parque Nacional Soberanía haciendo una mini ruta pero que estuvo bastante bien.
Después de todo, Panamá ya se acabó y me volví a Costa Rica.
Cogí un autobús y sabiendo ya como era esto del aiere acondicionado en los buses panameños, me fui preparado con un forro para pasar la noche. Pero, en lo que sería un mal chiste de una mala película, el aire acondicionado se estropeó y mi forro se empeño en abrazarme en cuanto me descuidaba y pasé más calor que frio la otra vez.
Afortunadamente durante las escasas tres horas que estuvimos en la frontera entre los sellos y las revisiones, pudieron arreglarlo, pero ya era de noche y en seguida que entras a Costa Rica comeinzas a subir en altitud y el aire acondicionado se hace completamente innecesario, a pesar de lo que considerara el conductor, que debía pensar que había que recuperar porque puso el aire a prueba, quiero decir al máximo.
Según subíamos por las laderas del Cerro de la Muerte, bajaba la temperatura en el bus a niveles cercanos al nombre del cerro, hasta que una muy atrevida señora de muy avanzada edad, se acercó al conductor y le dijo que bajara el aire. Afortunadamente la cara morada de la señora compadeció al conductor y accedió.
Finalmente llegué a San José y volví a la cotidiana realidad de los taxistas josefinos, son los más piratas del mundo. En Ciudad de Panamá, cogí un montón de taxis y ninguno me quiso timar, en San José, no pude coger un taxi en la parada de bus porque ni uno no quería timarme y tuve que ir al centro andando. Cuando coges un taxi en el centro es más fácil que no te timen, pero en paradas de bus es casi imposible.
Mañana iré a Profelis, un centro especializado en recuperación de felinos. Ya os contaré.
Esperé a ir a Kuna Yala la llegada de Fran, más por no ir sólo que por ir acompañado.
Cuando llegó, lo primero que quiso hacer fue cambiar moneda, sin saber que en Panamá usan los dólares de EEUU, pero que les llaman Balboas. Tuve que explicarle que es en honor a Nuñez de Balboa, descubridor del Pacífico, y no de Rocky Balboa, ganador de los pesos pesados a base de poner la otra mejilla para cansar al rival.
Aterrizamos en el aeropuerto y ya empezó a llover y así estuvo los tres días que alli pasamos.
Primero fuimos a una aldea Kuna, que parece la de Asterix, de abarrotada, pero en una isla, con las casas saliéndose de ella, literalmente, los baños están encima del mar, así que cuidado y no cojas los pepinos de mar por allí.
Luego fuimos a una isla abandonada paradisíaca y pasamos dos días a remojo, tanto dentro como fuera del mar. Buceamos, comimos, buceamos, y comimos más. Eso sí, comimos langostas y bogavantes. Estaban bien.
También estuvimos en el Parque Nacional Soberanía haciendo una mini ruta pero que estuvo bastante bien.
Después de todo, Panamá ya se acabó y me volví a Costa Rica.
Cogí un autobús y sabiendo ya como era esto del aiere acondicionado en los buses panameños, me fui preparado con un forro para pasar la noche. Pero, en lo que sería un mal chiste de una mala película, el aire acondicionado se estropeó y mi forro se empeño en abrazarme en cuanto me descuidaba y pasé más calor que frio la otra vez.
Afortunadamente durante las escasas tres horas que estuvimos en la frontera entre los sellos y las revisiones, pudieron arreglarlo, pero ya era de noche y en seguida que entras a Costa Rica comeinzas a subir en altitud y el aire acondicionado se hace completamente innecesario, a pesar de lo que considerara el conductor, que debía pensar que había que recuperar porque puso el aire a prueba, quiero decir al máximo.
Según subíamos por las laderas del Cerro de la Muerte, bajaba la temperatura en el bus a niveles cercanos al nombre del cerro, hasta que una muy atrevida señora de muy avanzada edad, se acercó al conductor y le dijo que bajara el aire. Afortunadamente la cara morada de la señora compadeció al conductor y accedió.
Finalmente llegué a San José y volví a la cotidiana realidad de los taxistas josefinos, son los más piratas del mundo. En Ciudad de Panamá, cogí un montón de taxis y ninguno me quiso timar, en San José, no pude coger un taxi en la parada de bus porque ni uno no quería timarme y tuve que ir al centro andando. Cuando coges un taxi en el centro es más fácil que no te timen, pero en paradas de bus es casi imposible.
Mañana iré a Profelis, un centro especializado en recuperación de felinos. Ya os contaré.
26 noviembre 2005
El mes de la patria en Panamá
Hay una cosa que me ha llamado mucho la atención de Panamá como nación y que desde luego deberíamos adoptar en lo que va quedando de la nación de naciones de donde procedo.
Panamá no tiene un día de la patria como Costa Rica el 15 de Septiembre, Francia el 14 de Julio o el archiconocido 4 de Julio del Imperio. Panamá, y ahí nos ganan a todos, tiene ¡el mes de la patria!
Y hace muy bien.
Panamá se independizó de España el 28 de noviembre, así que... ¡fiesta!
Pero 18 días antes, alguien, en algún recóndito sitio de este país profirió un grito, que pasaría a ser histórico, con la palabra "independencia", así que... el 10 de noviembre... también es ¡fiesta!
Después, y con una clara visión de lo que sería la clase burguesa del siglo XX en adelante, se unió a Colombia, para independizarse posteriormente el 3 de noviembre, asi que... ¡fiesta!
Pero como era la segunda independencia el 4 también se celebra.
Así que Panamá celebra no uno, ni dos, ni tres, sino cuatro dias de la independencia. Normal que a noviembre le llamen el mes de la patria. Aunque deberían llamarle el mes del puente vacacional que tanto nos gusta a los burgueses.
Por supuesto que nosotros deberíamos adoptar esta tradición, así que trasladando esto a nuestra "patria" (comentarios al respecto abajo) creo que podríamos tener el trimestre de la patria a poco que apañarámos las fechas históricas.
Podíamos empezar por la independencia de Roma, ese imperio antiguo y desfasado del que nos sacaron los... ¿visigodos? Si, ¡vivan los visigodos! ¡abajo Roma!... ¡fiesta! (ya hablaremos en otro momento de las fechas).
Poco después vinieron los Árabes (siguen viniendo pero nadie lo quiere admitir) y nos "conquistaron". Y en algún lugar recóndito de Asturias había un visigodo cabreado que se empeñó en librarnos de ellos. Podíamos celebrar el día en que Pelayo, con ayuda de la Virgen, volteó las flechas de los moros en Covadonga, claro que eso es lo que pasa si escupes para arriba, pero es igual, nosotros lo celebramos y... ¡fiesta!
Mucho tiempo después (a los árabes no se les echaba fácilmente) "reconquistamos" todo el territorio nacional con la toma de Granada y la expulsión de los árabes (¿todavía alguien se cree que se fueron?, así se cuenta la historia), así que ya sabéis...¡fiesta!
Después vinieron los Franceses con su Napoleón... ¡fiesta!
Y después recuperamos el país para todos tras unas cuantas dictaduras ¡fiesta! ¡fiesta! ¡fiesta!
Y por último vinieron otra vez los moros y recuperamos de nuevo nuestras posesiones, ya sabéis, ¡España Toma Perejil! motivo más que de sobra para una... ¡fiesta!
Y como sé muy poco de historia y España la tiene tan larga, la historia, seguro que he olvidado algo y se podría añadir alguna fiesta más (se admiten ayudas especializadas en independencias varias a modo de comentario, click abajo).
Todo esto debidamente unido a fines de semana y otras festividades patrias, religiosas y paganas, podría acabar en el ¡TRIMESTRE DE LA PATRIA! y los vascos y los catalanes que no hagan el tonto y no renuncien a nuestra historia común, cuando se independicen de España, podrían añadir otra... ¡fiesta!
Pues sí, Panamá sabe celebrar las cosas como se debe hacer y sus personajes históricos tuvieron una gran visión de lo que sería el anhelo humano de los momentos en que vivimos. Donde fallaron fue en la elección del día de la devolución del canal, porque podían haberse apuntado otra fiesta,pero como fue el 31 de diciembre...
Pues que viva Panamá y el lunes (28 de noviembre, 184 años después de la independencia de España, que esa es otra, las celebraciones patrias nos caducan, sino que adquieren solera) ¡fiesta!
Otra cosa rapidita, premio a quien sepa de donde viene el nombre de un pueblo cercano a Ciudad de Panamá que se llama Arraiján.
Panamá no tiene un día de la patria como Costa Rica el 15 de Septiembre, Francia el 14 de Julio o el archiconocido 4 de Julio del Imperio. Panamá, y ahí nos ganan a todos, tiene ¡el mes de la patria!
Y hace muy bien.
Panamá se independizó de España el 28 de noviembre, así que... ¡fiesta!
Pero 18 días antes, alguien, en algún recóndito sitio de este país profirió un grito, que pasaría a ser histórico, con la palabra "independencia", así que... el 10 de noviembre... también es ¡fiesta!
Después, y con una clara visión de lo que sería la clase burguesa del siglo XX en adelante, se unió a Colombia, para independizarse posteriormente el 3 de noviembre, asi que... ¡fiesta!
Pero como era la segunda independencia el 4 también se celebra.
Así que Panamá celebra no uno, ni dos, ni tres, sino cuatro dias de la independencia. Normal que a noviembre le llamen el mes de la patria. Aunque deberían llamarle el mes del puente vacacional que tanto nos gusta a los burgueses.
Por supuesto que nosotros deberíamos adoptar esta tradición, así que trasladando esto a nuestra "patria" (comentarios al respecto abajo) creo que podríamos tener el trimestre de la patria a poco que apañarámos las fechas históricas.
Podíamos empezar por la independencia de Roma, ese imperio antiguo y desfasado del que nos sacaron los... ¿visigodos? Si, ¡vivan los visigodos! ¡abajo Roma!... ¡fiesta! (ya hablaremos en otro momento de las fechas).
Poco después vinieron los Árabes (siguen viniendo pero nadie lo quiere admitir) y nos "conquistaron". Y en algún lugar recóndito de Asturias había un visigodo cabreado que se empeñó en librarnos de ellos. Podíamos celebrar el día en que Pelayo, con ayuda de la Virgen, volteó las flechas de los moros en Covadonga, claro que eso es lo que pasa si escupes para arriba, pero es igual, nosotros lo celebramos y... ¡fiesta!
Mucho tiempo después (a los árabes no se les echaba fácilmente) "reconquistamos" todo el territorio nacional con la toma de Granada y la expulsión de los árabes (¿todavía alguien se cree que se fueron?, así se cuenta la historia), así que ya sabéis...¡fiesta!
Después vinieron los Franceses con su Napoleón... ¡fiesta!
Y después recuperamos el país para todos tras unas cuantas dictaduras ¡fiesta! ¡fiesta! ¡fiesta!
Y por último vinieron otra vez los moros y recuperamos de nuevo nuestras posesiones, ya sabéis, ¡España Toma Perejil! motivo más que de sobra para una... ¡fiesta!
Y como sé muy poco de historia y España la tiene tan larga, la historia, seguro que he olvidado algo y se podría añadir alguna fiesta más (se admiten ayudas especializadas en independencias varias a modo de comentario, click abajo).
Todo esto debidamente unido a fines de semana y otras festividades patrias, religiosas y paganas, podría acabar en el ¡TRIMESTRE DE LA PATRIA! y los vascos y los catalanes que no hagan el tonto y no renuncien a nuestra historia común, cuando se independicen de España, podrían añadir otra... ¡fiesta!
Pues sí, Panamá sabe celebrar las cosas como se debe hacer y sus personajes históricos tuvieron una gran visión de lo que sería el anhelo humano de los momentos en que vivimos. Donde fallaron fue en la elección del día de la devolución del canal, porque podían haberse apuntado otra fiesta,pero como fue el 31 de diciembre...
Pues que viva Panamá y el lunes (28 de noviembre, 184 años después de la independencia de España, que esa es otra, las celebraciones patrias nos caducan, sino que adquieren solera) ¡fiesta!
Otra cosa rapidita, premio a quien sepa de donde viene el nombre de un pueblo cercano a Ciudad de Panamá que se llama Arraiján.
19 noviembre 2005
Noviembre en Panamá
Y sigo en Panamá.
Ahora en un rato voy a ir al centro ATLAPA, es algo así como el IFEMA de Madrid. Hay unas conferencias sobre medio ambiente organizadas por una ONG española y vienen participantes de muchas partes, entre otras personas estará el catedrático de Ecología de la Complutense Francisco Díaz Pineda.
A ver que tal va.
Me dijo Pedro que podría conocer gente, quizá interesante para mi futuro profesional (sic).
Unas horas más tarde...
Bueno mi futuro profesional está donde estaba esta mañana. Aunque realmente he escuchado unas charlas interesantes, y otras no, y he conocido también a una gente interesante, y otra no.
Panamá es un país sumamente interesante (a esto del "blog" le falta el diccionario de sinónimos de cualquier procesador de textos) desde el punto de vista natural y me gustaría pasar aquí unos años trabajando, aunque a ser posible en un estilo diferente, a saber, más contacto con el mundo real, no vivir en el trabajo y tener vida además de la laboral.
Al día siguiente...
Terminó el congreso. Interesante. Más que otra cosa por algunas personas que he conocido. Las charlas en sí mismas, bastante flojitas. Las mesas redondas con demasiada gente escuchándose lo que ellos mismo tenían que decir. Pero entre ellos hubo un colombiano especialista en algo, muy campechano y con un hablar muy cercano que prefería que le escucharan los demás. Además de lo que dijo, están las citas que repitió, algunas de ellas ya conocía y otras no, pero fueron todas muy oportunas y acertadas. La única que me acuerdo es una que dice que alguien publicó un libro para "Técnicas para mejorar la convivencia entre las personas", todo el libro estaba en blanco, menos una línea al final de cada página que ponía: A nadie le gusta que le jodan.
¿Simple no? Pero qué bien sintetizadas están las técnicas.
He conocido a José Colastro y su hijo Sergio. Éste ha hecho un vídeo, que por cierto me ha regalado ¡y casi lo compro!, sobre las 7 diferentes etnias indígenas panameñas y parece que lo ha hecho muy bien y está en la sección oficial del festival de cine de La Habana. Todavía no lo he visto y no creo que lo vea en breve, no viajo con DVD.
El padre es médico, con conocimientos en medicina natural, que está montando un albergue en Jaqué, la zona Pacífica del Darién. Está en la costa, rodeado de selva virgen y su intención es atraer investigadores, voluntarios y llevar a cabo un programa de educación ambiental con los emberá, pueblo indígena de la zona. Todo suena demasiado interesante como para no interesarme. Me ha invitado a ir, pero no sé si todo cuadrará para ir, pero desde luego me apetece mucho. Dice que en la playa anidan tortugas y que desde el albergue se ven ballenas.
Suena bien, ¿no?
Intentaré algo.
Ahora en un rato voy a ir al centro ATLAPA, es algo así como el IFEMA de Madrid. Hay unas conferencias sobre medio ambiente organizadas por una ONG española y vienen participantes de muchas partes, entre otras personas estará el catedrático de Ecología de la Complutense Francisco Díaz Pineda.
A ver que tal va.
Me dijo Pedro que podría conocer gente, quizá interesante para mi futuro profesional (sic).
Unas horas más tarde...
Bueno mi futuro profesional está donde estaba esta mañana. Aunque realmente he escuchado unas charlas interesantes, y otras no, y he conocido también a una gente interesante, y otra no.
Panamá es un país sumamente interesante (a esto del "blog" le falta el diccionario de sinónimos de cualquier procesador de textos) desde el punto de vista natural y me gustaría pasar aquí unos años trabajando, aunque a ser posible en un estilo diferente, a saber, más contacto con el mundo real, no vivir en el trabajo y tener vida además de la laboral.
Al día siguiente...
Terminó el congreso. Interesante. Más que otra cosa por algunas personas que he conocido. Las charlas en sí mismas, bastante flojitas. Las mesas redondas con demasiada gente escuchándose lo que ellos mismo tenían que decir. Pero entre ellos hubo un colombiano especialista en algo, muy campechano y con un hablar muy cercano que prefería que le escucharan los demás. Además de lo que dijo, están las citas que repitió, algunas de ellas ya conocía y otras no, pero fueron todas muy oportunas y acertadas. La única que me acuerdo es una que dice que alguien publicó un libro para "Técnicas para mejorar la convivencia entre las personas", todo el libro estaba en blanco, menos una línea al final de cada página que ponía: A nadie le gusta que le jodan.
¿Simple no? Pero qué bien sintetizadas están las técnicas.
He conocido a José Colastro y su hijo Sergio. Éste ha hecho un vídeo, que por cierto me ha regalado ¡y casi lo compro!, sobre las 7 diferentes etnias indígenas panameñas y parece que lo ha hecho muy bien y está en la sección oficial del festival de cine de La Habana. Todavía no lo he visto y no creo que lo vea en breve, no viajo con DVD.
El padre es médico, con conocimientos en medicina natural, que está montando un albergue en Jaqué, la zona Pacífica del Darién. Está en la costa, rodeado de selva virgen y su intención es atraer investigadores, voluntarios y llevar a cabo un programa de educación ambiental con los emberá, pueblo indígena de la zona. Todo suena demasiado interesante como para no interesarme. Me ha invitado a ir, pero no sé si todo cuadrará para ir, pero desde luego me apetece mucho. Dice que en la playa anidan tortugas y que desde el albergue se ven ballenas.
Suena bien, ¿no?
Intentaré algo.
20 octubre 2005
Noticias frescas
Ya estoy fuera de la reserva, hemos salido esta mañana, con más pena que gloria, en realidad con la gloria que queramos darnos nosotros, porque la verdad es que no han sido ni muy agradables ni muy justos con nosotros últimamente.
Estaré unos días aquí en la ciudad más fea del mundo, haré algunos asuntos pendientes y comenzaré mis vacaciones, que ya os he contado.
Por lo demás nada nuevo, bueno, casi nada nuevo.
El caso es que a principios de septiembre solicité un puesto de trabajo para ir a Galápagos con la organización que traía gente a la reserva, con más recelo que esperanza. Me entrevistaron telefónicamente en inglés a la que contesté con más aplomo que sabiduría y poco después me volvieron a llamar para decirme que me ofrecían el puesto que había solicitado. De esto saco dos conclusiones, la primera que no debo hablar tan mal ese maldito idioma y la segunda que se han debido creer todo lo que ponía en el curriculum, incluyendo eso de "Licenciado en Biología".
Así que, para los que esperaban que estaría mucho tiempo en Madrid a partir de mi llegada para Navidades, siento desilusinarles. El uno de febrero tengo que estar en las islas Galápagos, Ecuador (y no Chile como hace poco leí en un recorte de un periódico español que me mandó mi madre) y estaré allí al menos hasta el 5 de mayo. Eso sí, después de esto no tengo nada previsto.
Parece que al fin y al cabo, hay alguien que sí reconoce nuestro trabajo positivamente y lo mejor es que son los principales clientes de la reserva, que son quienes debían ser más exigentes con nuestro trabajo y que son como un examen continuo. Yo sabía que habíamos hecho un trabajo muy bueno aquí, pero está bien que alguien con conocimiento y capacidad de juicio te lo reafirme. Además después de la desilusión que a lo largo de la temporada hemos ido experimentando en la reserva, está bien que salga algo apetecible.
Mónica se quedará en España haciendo el doctorado de Educación Ambiental donde le han admitido, y a pesar de eso, cuando me llamaron para ofrecerme el puesto, ella daba botes de alegría (literalmente botaba a mi alrededor), mientras yo, impertérrito, aceptaba el puesto con cierto tono displicente (pero sólo era el tono).
Así que así estamos, quien quiera venir a Galápagos a visitarme, ya sabe, a ahorrar una pasta impresionante, que es lo que cuesta ir allí... pagando, porque cobrando sale mucho mejor...
Estaré unos días aquí en la ciudad más fea del mundo, haré algunos asuntos pendientes y comenzaré mis vacaciones, que ya os he contado.
Por lo demás nada nuevo, bueno, casi nada nuevo.
El caso es que a principios de septiembre solicité un puesto de trabajo para ir a Galápagos con la organización que traía gente a la reserva, con más recelo que esperanza. Me entrevistaron telefónicamente en inglés a la que contesté con más aplomo que sabiduría y poco después me volvieron a llamar para decirme que me ofrecían el puesto que había solicitado. De esto saco dos conclusiones, la primera que no debo hablar tan mal ese maldito idioma y la segunda que se han debido creer todo lo que ponía en el curriculum, incluyendo eso de "Licenciado en Biología".
Así que, para los que esperaban que estaría mucho tiempo en Madrid a partir de mi llegada para Navidades, siento desilusinarles. El uno de febrero tengo que estar en las islas Galápagos, Ecuador (y no Chile como hace poco leí en un recorte de un periódico español que me mandó mi madre) y estaré allí al menos hasta el 5 de mayo. Eso sí, después de esto no tengo nada previsto.
Parece que al fin y al cabo, hay alguien que sí reconoce nuestro trabajo positivamente y lo mejor es que son los principales clientes de la reserva, que son quienes debían ser más exigentes con nuestro trabajo y que son como un examen continuo. Yo sabía que habíamos hecho un trabajo muy bueno aquí, pero está bien que alguien con conocimiento y capacidad de juicio te lo reafirme. Además después de la desilusión que a lo largo de la temporada hemos ido experimentando en la reserva, está bien que salga algo apetecible.
Mónica se quedará en España haciendo el doctorado de Educación Ambiental donde le han admitido, y a pesar de eso, cuando me llamaron para ofrecerme el puesto, ella daba botes de alegría (literalmente botaba a mi alrededor), mientras yo, impertérrito, aceptaba el puesto con cierto tono displicente (pero sólo era el tono).
Así que así estamos, quien quiera venir a Galápagos a visitarme, ya sabe, a ahorrar una pasta impresionante, que es lo que cuesta ir allí... pagando, porque cobrando sale mucho mejor...
27 septiembre 2005
Chimpún
Pues ya está, se acabó.
Mucho más rápido de lo que me hubiera gustado pero ya se acabó nuestra aventura costarricense.
Tras la reunión con el jefe de mierda y el dueño chocho, queda claro que sólo coincidimos en una cosa, en que nosotros no queremos volver y ellos no quieren que volvamos.
La reunión fue bastante patraña, ya que después de echar un discursito y comunicarnos que no cuentan con nosotros para la temporada que viene, el dueño dijo que no quería discutir y ahí se acabó todo.
Bastante injusto, ya que no nos dio la oportunidad de expresarnos y de decir lo que sentimos. De todos modos, cuando sacamos un tema y cuestionamos al jefe, éste se puso a temblar y a tartamudear sin ser capaz de decir nada coherente. En ese momento no seguimos diciendo nada porque estaba claro que no merecía la pena y el hecho de que no me dieran un turno de réplica, aplacó mis ansias de réplica. Parece paradójico, pero el caso es que yo tenía claro que les iba a cantar las cuarenta, pero el hecho de que no quisieran escucharme, me pareció injusto pero no me dejó el regusto amargo de no haber sido capaz de decir lo que pienso. No se lo dije, al menos todo lo que debíamos, pero fue por despotismo no por falta de razón ni de ganas.
La razón que nos dieron es que ellos ven una distancia muy grande entre lo que ellos quieren para la reserva y lo que nosotros queríamos. Y es verdad, hay mucha distancia, la que al menos dista entre un abogado entrometido y un biólogo ejerciendo su profesión, pero no es esa la razón, obviamente. La razón, según lo veo yo, es que el jefe de mierda nos teme, sabe que podemos hacerlo mucho mejor que él y eso le asusta.
De los acuerdos a los que presumiblemente habíamos llegado con ellos, el único que han respetado es el concerniente al dinero, nos pagarán, nueve meses trabajados de los ocho que estaremos aquí.
Por otro lado finalmente no voy a ir a Colombia ya que me sale muy caro y, dado mi poco alagüeño futuro, será mejor que ahorre un poco. Me quedaré en Costa Rica visitando proyectos de gente que conozco y luego iré a Panamá a visitar a una gente y pedirles trabajo en los proyectos que están comenzando allí. Luego procuraré quedar con Fran en su semana de "thanks giving" y así poder pasar una semana viendo lo mejor de ese país.
Pues lo dicho, se acabó y quien no vino a visitarme en estos tres años perdió la oportunidad de conocer un sitio increible... con un jefe de mierda.
Mucho más rápido de lo que me hubiera gustado pero ya se acabó nuestra aventura costarricense.
Tras la reunión con el jefe de mierda y el dueño chocho, queda claro que sólo coincidimos en una cosa, en que nosotros no queremos volver y ellos no quieren que volvamos.
La reunión fue bastante patraña, ya que después de echar un discursito y comunicarnos que no cuentan con nosotros para la temporada que viene, el dueño dijo que no quería discutir y ahí se acabó todo.
Bastante injusto, ya que no nos dio la oportunidad de expresarnos y de decir lo que sentimos. De todos modos, cuando sacamos un tema y cuestionamos al jefe, éste se puso a temblar y a tartamudear sin ser capaz de decir nada coherente. En ese momento no seguimos diciendo nada porque estaba claro que no merecía la pena y el hecho de que no me dieran un turno de réplica, aplacó mis ansias de réplica. Parece paradójico, pero el caso es que yo tenía claro que les iba a cantar las cuarenta, pero el hecho de que no quisieran escucharme, me pareció injusto pero no me dejó el regusto amargo de no haber sido capaz de decir lo que pienso. No se lo dije, al menos todo lo que debíamos, pero fue por despotismo no por falta de razón ni de ganas.
La razón que nos dieron es que ellos ven una distancia muy grande entre lo que ellos quieren para la reserva y lo que nosotros queríamos. Y es verdad, hay mucha distancia, la que al menos dista entre un abogado entrometido y un biólogo ejerciendo su profesión, pero no es esa la razón, obviamente. La razón, según lo veo yo, es que el jefe de mierda nos teme, sabe que podemos hacerlo mucho mejor que él y eso le asusta.
De los acuerdos a los que presumiblemente habíamos llegado con ellos, el único que han respetado es el concerniente al dinero, nos pagarán, nueve meses trabajados de los ocho que estaremos aquí.
Por otro lado finalmente no voy a ir a Colombia ya que me sale muy caro y, dado mi poco alagüeño futuro, será mejor que ahorre un poco. Me quedaré en Costa Rica visitando proyectos de gente que conozco y luego iré a Panamá a visitar a una gente y pedirles trabajo en los proyectos que están comenzando allí. Luego procuraré quedar con Fran en su semana de "thanks giving" y así poder pasar una semana viendo lo mejor de ese país.
Pues lo dicho, se acabó y quien no vino a visitarme en estos tres años perdió la oportunidad de conocer un sitio increible... con un jefe de mierda.
10 septiembre 2005
Wilderness First Response
En cuanto al curso de primeros auxilios más famoso de este hemisferio... bueno pues ha sido divertido e interesante. La teoría floja y la práctica buena, como siempre en los gringos.
Lo que menos me ha gustado es la manía de los gringos con los acrónimos, llega a ser realmente agobiante la cantidad de acrónimos que usan incluso para hablar.
Para empezar el curso se llama WFR, que lo daba la gente de WMA, e incluye RCP que no todos lo incluyen. El formulario de trabajo es el SOEP que se va rellenando según haces el SEP, que incluye la EE, la EI, la EF y el SAMPLE, además de establecer el AVDI y asegurar el ABC, esto muy importante ya que es vital. Una vez relleno esto, ya puedes decidir qué tratamiento debes seguir, que la mayoría de los casos es llamar al AVA una vez que has hecho el AVB. Si no te ha dado un RAS después de todo, puedes relajarte y tirarte con cuidado para que no tengas un MLC y disfrutes de una ALD, ASAP, con una buena CSM distal en todos tus miembros.
Tras este rollo necesitaréis un POCA o un RICE en el cerebro, para que no os dé un aumento en PIC, al menos BID o TID.
Y estas son sólo las siglas más comunes y usadas.
¿Qué no os habéis enterado de nada? Pues yo tampoco que os creíais.
Pero he aprobado ¡y a la primera! Es lo que tienen los gringos, si fallas muchas, te explican lo que has fallado, dices y firmas que entiendes tus fallos y ya está, ¡quien necesita septiembre!
En cuanto a la gente, eso era lo mejor. Como siempre pasa en este tipo de cosas, cuando un grupo de absolutos desconocidos están una temporada corta conviviendo juntos, el buen rollo impera por todas partes y como no conoces a la gente tanto pues todos lo pasamos muy bien. Había un grupo de hondureños que trabajaban en tiempo libre y otras actividades de naturaleza por todo su país, una gente increíble, con mucha iniciativa, con muchas ganas de compartir sus proyectos (quiero volver a Honduras, pero a trabajar) y con muy buenas ideas y muy buenas maneras de llevarlas a cabo. Espero que tengan suerte, Honduras necesita gente así.
También había un dominicano que era la risa. Con un acento muy similar a los cubanos (para que os hagáis una idea) y que parecía un niño pequeño en la clase, siempre con la mano levantada dispuesto a contestar cualquier pregunta que hiciera la profesora. Había varios ticos, un gringo de origen irakí (explosiva mezcla en los tiempos que corren), otro gringo y una boliviana, que me recordó lo bonito que suena el acento de Bolivia, tan musical, entre el venezolano y el argentino pero sin lo empalagoso del primero ni la petulancia del segundo, y dos españolitos de a pie, que con su acento parecen estar todo el día enfadados según dicen los americanos (sensu lato).
En cuanto a lo demás bien. El curso lo dimos en una estación biológica en el área de Monteverde, pero en la vertiente Atlántica. Es un sitio muy bonito, con mucho bosque, con una laguna muy bonita y riachuelos donde buscar las ranas de vidrio que no hemos visto.
En uno de estos riachuelos, buscando ranas en la noche, se me cayó la cámara digital, la nueva, la que me compré después de que me robaran la otra, al agua y casi me da algo.
Una vez había leído en una revista qué hacer en un caso así y me puse manos a la obra: Pregunté a todo el mundo si tenían un secador de pelo, pero parece que no es lo más habitual en la selva húmeda, será que no tiene mucho futuro. Cuando ya había perdido la esperanza a alguien se le ocurrió que usara el ventilador de uno de los coches que habíapor allí y dicho y hecho. Me dejaron el coche, puse el ventilador a tope, con la temperatura a tope también, presumiendo que así absorbería más agua y envolví la cámara en una bolsa con un agujero frente a la salida del ventilador para que no se llenara de aire y todo sellado con cinta americana a la parrilla del coche. Después de más de tres horas aguantando la cámara, la encendí y parecía que funcionaba pero con la pantalla haciendo cosas raras. A la mañana siguiente la puse al sol para que se evaporara la humedad y por la tarde ya parecía que funcionaba bien. ¡Salvé la cámara! No haberlo hecho habría supuesto perder dos cámaras iguales en menos de dos meses.
Así que ya sabéis, si se os cae una cámara al agua, no la deis por perdida, intentad esto que os he contado, a mi me funcionó.
La estación es el típico sitio donde te gustaría volver para poder disfrutarlo, ya que en esta ocasión no lo hemos disfrutado mucho ya que el curso era realmente intenso, con nueve horas de clase diarias y tareas para después. ¡Y todavía había gente que estudiaba después!
Y eso es todo respecto al cursillo.
Ahora ya estamos en la reserva de nuevo, hay pocas tortugas, lo que es un alivio de trabajo y poca gente, lo que es un alivio de agobio. El 23 llega el dueño de la reserva y junto con el jefe, tendremos una reunión, presumo que larga y tensa, donde aflorarán todos los problemas y desavenencias de toda la temporada, que son muchas y diversas.
Y un mes después, Mónica ya estará en Baja California, que es California, pero Méjico, no EE.UU. y yo, supongo que estaré en Panamá visitando proyectos donde poder meter la cabeza.
A estas alturas del año ya estaréis todos de vuelta de las vacaciones y todavía nadie me las ha contado, así que ya sabéis...
Lo que menos me ha gustado es la manía de los gringos con los acrónimos, llega a ser realmente agobiante la cantidad de acrónimos que usan incluso para hablar.
Para empezar el curso se llama WFR, que lo daba la gente de WMA, e incluye RCP que no todos lo incluyen. El formulario de trabajo es el SOEP que se va rellenando según haces el SEP, que incluye la EE, la EI, la EF y el SAMPLE, además de establecer el AVDI y asegurar el ABC, esto muy importante ya que es vital. Una vez relleno esto, ya puedes decidir qué tratamiento debes seguir, que la mayoría de los casos es llamar al AVA una vez que has hecho el AVB. Si no te ha dado un RAS después de todo, puedes relajarte y tirarte con cuidado para que no tengas un MLC y disfrutes de una ALD, ASAP, con una buena CSM distal en todos tus miembros.
Tras este rollo necesitaréis un POCA o un RICE en el cerebro, para que no os dé un aumento en PIC, al menos BID o TID.
Y estas son sólo las siglas más comunes y usadas.
¿Qué no os habéis enterado de nada? Pues yo tampoco que os creíais.
Pero he aprobado ¡y a la primera! Es lo que tienen los gringos, si fallas muchas, te explican lo que has fallado, dices y firmas que entiendes tus fallos y ya está, ¡quien necesita septiembre!
En cuanto a la gente, eso era lo mejor. Como siempre pasa en este tipo de cosas, cuando un grupo de absolutos desconocidos están una temporada corta conviviendo juntos, el buen rollo impera por todas partes y como no conoces a la gente tanto pues todos lo pasamos muy bien. Había un grupo de hondureños que trabajaban en tiempo libre y otras actividades de naturaleza por todo su país, una gente increíble, con mucha iniciativa, con muchas ganas de compartir sus proyectos (quiero volver a Honduras, pero a trabajar) y con muy buenas ideas y muy buenas maneras de llevarlas a cabo. Espero que tengan suerte, Honduras necesita gente así.
También había un dominicano que era la risa. Con un acento muy similar a los cubanos (para que os hagáis una idea) y que parecía un niño pequeño en la clase, siempre con la mano levantada dispuesto a contestar cualquier pregunta que hiciera la profesora. Había varios ticos, un gringo de origen irakí (explosiva mezcla en los tiempos que corren), otro gringo y una boliviana, que me recordó lo bonito que suena el acento de Bolivia, tan musical, entre el venezolano y el argentino pero sin lo empalagoso del primero ni la petulancia del segundo, y dos españolitos de a pie, que con su acento parecen estar todo el día enfadados según dicen los americanos (sensu lato).
En cuanto a lo demás bien. El curso lo dimos en una estación biológica en el área de Monteverde, pero en la vertiente Atlántica. Es un sitio muy bonito, con mucho bosque, con una laguna muy bonita y riachuelos donde buscar las ranas de vidrio que no hemos visto.
En uno de estos riachuelos, buscando ranas en la noche, se me cayó la cámara digital, la nueva, la que me compré después de que me robaran la otra, al agua y casi me da algo.
Una vez había leído en una revista qué hacer en un caso así y me puse manos a la obra: Pregunté a todo el mundo si tenían un secador de pelo, pero parece que no es lo más habitual en la selva húmeda, será que no tiene mucho futuro. Cuando ya había perdido la esperanza a alguien se le ocurrió que usara el ventilador de uno de los coches que habíapor allí y dicho y hecho. Me dejaron el coche, puse el ventilador a tope, con la temperatura a tope también, presumiendo que así absorbería más agua y envolví la cámara en una bolsa con un agujero frente a la salida del ventilador para que no se llenara de aire y todo sellado con cinta americana a la parrilla del coche. Después de más de tres horas aguantando la cámara, la encendí y parecía que funcionaba pero con la pantalla haciendo cosas raras. A la mañana siguiente la puse al sol para que se evaporara la humedad y por la tarde ya parecía que funcionaba bien. ¡Salvé la cámara! No haberlo hecho habría supuesto perder dos cámaras iguales en menos de dos meses.
Así que ya sabéis, si se os cae una cámara al agua, no la deis por perdida, intentad esto que os he contado, a mi me funcionó.
La estación es el típico sitio donde te gustaría volver para poder disfrutarlo, ya que en esta ocasión no lo hemos disfrutado mucho ya que el curso era realmente intenso, con nueve horas de clase diarias y tareas para después. ¡Y todavía había gente que estudiaba después!
Y eso es todo respecto al cursillo.
Ahora ya estamos en la reserva de nuevo, hay pocas tortugas, lo que es un alivio de trabajo y poca gente, lo que es un alivio de agobio. El 23 llega el dueño de la reserva y junto con el jefe, tendremos una reunión, presumo que larga y tensa, donde aflorarán todos los problemas y desavenencias de toda la temporada, que son muchas y diversas.
Y un mes después, Mónica ya estará en Baja California, que es California, pero Méjico, no EE.UU. y yo, supongo que estaré en Panamá visitando proyectos donde poder meter la cabeza.
A estas alturas del año ya estaréis todos de vuelta de las vacaciones y todavía nadie me las ha contado, así que ya sabéis...
15 agosto 2005
Bocas del Toro... otra vez.
Ya llevo una semana de regreso en la reserva y por fin saco un rato para contaros los días libres que nos tomamos en Bocas.
Era la cuarta vez que visitaba Bocas y la única de las cuatro en que el tiempo no nos ha acompañado. El buen tiempo, se entiende.
Llegamos y nada más ver a los padres de Mónica se puso a llover, en un preludio de lo que iba a ser la tónica de esa semana. El año en el Caribe ha sido muy seco y desde mediados de julio estaba lloviendo bastante por lo que a principios de agosto pensábamos que ya habría pasado el mal tiempo, pero nada de eso, siguió, y sigue todavía, aunque ya no tan malo, alternando días malos con días buenos.
El primer día completo en Bocas fuimos a la playa de Polo, un lugar muy bonito que ya conocíamos pero apenas de paso, por lo que un día de playa, relajado y con buen tiempo, era de agradecer. A pesar de vivir en la playa y dormir a escasos 30 metros de la línea de marea alta, no puedo recordar la anterior vez que me había bañado en el mar. La verdad es que apenas me baño… y en el mar tampoco.
Al día siguiente fuimos a bucear ya que el padre de Mónica quería aprender y se hizo lo que llaman un buceo de descubierta, que es algo más que un bautismo, te dan algo de teoría, una sesión de aguas confinadas y luego el buceo propiamente dicho. Después de las aguas confinadas, se puso a llover tanto que tuvimos que regresar y dejar el buceo para otro día. De todos modos nos mojamos como si hubiéramos buceado.
A pesar de ser la cuarta vez que estábamos allí, Mónica y yo no conocíamos la variedad de restaurantes que tenía Bocas, ya que habitualmente íbamos de cutres, comprando algo en el supermercado. Conocimos bastantes restaurantes, dos especialmente buenos y no especialmente caros. Uno italiano con productos italianos muy buenos y otro de comida internacional con unas entradas muy buenas.
Otro día que no llovió mucho fuimos a Boca del Drago, en el extremo opuesto de la isla principal. Es un sitio muy bonito que habitualmente tiene una zona muy buena para hacer apnea, pero que debido a las lluvias de los días anteriores tenía las aguas demasiado turbias, por lo que la tentativa apenas duró unos minutos.
Un par de días cogimos unos kayaks del hotel donde nos alojábamos y nos fuimos a coger olas como si fueran tablas de surf. Obviamente es más fácil porque no te tienes que poner de pie, pero obviamente las olas te vuelcan el kayak mucho más de lo que te gustaría.
Y poco más hicimos, a parte de andar la calle principal de Bocas arriba y abajo bajo una implacable lluvia que nos acompañó casi constantemente, comer bien, dormir mucho y relajarnos lo que ya hacía tiempo que necesitábamos.
Era la cuarta vez que visitaba Bocas y la única de las cuatro en que el tiempo no nos ha acompañado. El buen tiempo, se entiende.
Llegamos y nada más ver a los padres de Mónica se puso a llover, en un preludio de lo que iba a ser la tónica de esa semana. El año en el Caribe ha sido muy seco y desde mediados de julio estaba lloviendo bastante por lo que a principios de agosto pensábamos que ya habría pasado el mal tiempo, pero nada de eso, siguió, y sigue todavía, aunque ya no tan malo, alternando días malos con días buenos.
El primer día completo en Bocas fuimos a la playa de Polo, un lugar muy bonito que ya conocíamos pero apenas de paso, por lo que un día de playa, relajado y con buen tiempo, era de agradecer. A pesar de vivir en la playa y dormir a escasos 30 metros de la línea de marea alta, no puedo recordar la anterior vez que me había bañado en el mar. La verdad es que apenas me baño… y en el mar tampoco.
Al día siguiente fuimos a bucear ya que el padre de Mónica quería aprender y se hizo lo que llaman un buceo de descubierta, que es algo más que un bautismo, te dan algo de teoría, una sesión de aguas confinadas y luego el buceo propiamente dicho. Después de las aguas confinadas, se puso a llover tanto que tuvimos que regresar y dejar el buceo para otro día. De todos modos nos mojamos como si hubiéramos buceado.
A pesar de ser la cuarta vez que estábamos allí, Mónica y yo no conocíamos la variedad de restaurantes que tenía Bocas, ya que habitualmente íbamos de cutres, comprando algo en el supermercado. Conocimos bastantes restaurantes, dos especialmente buenos y no especialmente caros. Uno italiano con productos italianos muy buenos y otro de comida internacional con unas entradas muy buenas.
Otro día que no llovió mucho fuimos a Boca del Drago, en el extremo opuesto de la isla principal. Es un sitio muy bonito que habitualmente tiene una zona muy buena para hacer apnea, pero que debido a las lluvias de los días anteriores tenía las aguas demasiado turbias, por lo que la tentativa apenas duró unos minutos.
Un par de días cogimos unos kayaks del hotel donde nos alojábamos y nos fuimos a coger olas como si fueran tablas de surf. Obviamente es más fácil porque no te tienes que poner de pie, pero obviamente las olas te vuelcan el kayak mucho más de lo que te gustaría.
Y poco más hicimos, a parte de andar la calle principal de Bocas arriba y abajo bajo una implacable lluvia que nos acompañó casi constantemente, comer bien, dormir mucho y relajarnos lo que ya hacía tiempo que necesitábamos.
15 julio 2005
El Principio del Fin
Hace bastante tiempo que no escribo una carta general porque no había nada que contar, pero ahora sí.
El caso es que, muy a nuestro pesar, no volveremos a la Reserva Pacuare la próxima temporada. El proyecto era muy bueno y original (y no porque fuera nuestro), donde básicamente se integraban conservación, investigación y educación y las cosas este año, en lo relativo a él, marchaban muy bien, pero como digo (y de momento no es oficial), no volveremos a la Reserva Pacuare, que no quiere decir que no volvamos a Costa Rica, ¿quién sabe?
Los asistentes de investigación están haciendo un montón de proyectos diferentes, tenemos relaciones con gente de universidades, de museos de historia natural y de organizaciones conservacionistas grandes y esto, por fin, parece lo que queríamos que pareciera, una Estación Biológica, donde hay un montón de investigadores, todos con su propio proyecto y con ganas de terminarlo y publicarlo en alguna revista más o menos científica.
Como digo, las cosas relativas al proyecto van muy bien. De hecho ya hay una gente haciendo una cosa parecida, pero con dinero de verdad, en una estación cercana.
Pero no todo depende de nosotros y no estamos tan aislados como debéis suponer. El jefe está a escasa tres horas de la Reserva y estamos en comunicación telefónica casi constante.
Muchos ya lo sabían antes que yo, pero ya sabéis que no soy muy bueno conociendo a las personas, el caso es que por fin me he dado cuenta (bastante tiempo después que Mónica, que me lo venía diciendo), que nuestro jefe es un auténtico cabrón (y no se me ocurre otro calificativo). Es la típica persona que se aprovecha todo lo que puede de las demás y que luego cuando no le hacen falta los despide como si tal cosa, vamos, puñalada trapera por la espalda, que se dice.
A parte de esto, desde el principio de la temporada ha tenido muchos detalles que muestran su talante déspota, arrogante, soberbio, orgulloso, manipulador, mentiroso, usurero, clasista y cínico, aparte de cabrón, que creo que ya lo había dicho.
Hace apenas unos días le pedí explicaciones sobre una cosa que había hecho y con una suficiencia y un cinismo que dan asco, me contestó que no fue intencionado, pero que si lo fuera (admitiendo que sí lo fue) tampoco se arrepentiría. Le dije que no respetaba a la gente ni su trabajo y que mostraba muy poca ética y me contestó que la ética es un asunto muy profundo. Como el asunto concernía a una amiga nuestra, como solución, nos dijo que no era necesario que ella se enterara.
Supongo que así, no tiene muchos amigos.
No merece la pena entrar en detalles, pero el caso es que no vamos a aguantarle más y a la vuelta de las vacaciones en Agosto le diremos a él y al dueño de la reserva, que la temporada que viene no volveremos. Por supuesto esta temporada la acabaremos como estaba previsto, si nos dejan, aunque sólo sea por la gente que hemos traído y que han empeñado sus pertenencias para pagarse el viaje y poder hacer aquí su proyecto.
Lo que aquí se hace ahora nada tiene que ver con lo que se hacía cuando llegamos hace tres años. El proyecto ha dado un vuelco y mucha gente se ha interesado por nuestras ideas y por nuestros proyectos que poco a poco y con mucho esfuerzo e ilusión hemos ido sacando adelante.
Como hace poco he leído acerca de un proyecto para el estado palestino, el proyecto era "tan bueno que sólo un ingenuo podía tratar de llevarlo a cabo" y sé que no demuestro mucha modestia diciendo esto, pero así siento que era nuestro proyecto y claro, el ingenuo era yo, que no veía en mi jefe el talante arriba comentado y que otros muchos ven. Quiero suponer que no lo veía por pragmatismo más que por ceguera. Realmente me apetecía llevar adelante el proyecto y estaba dispuesto a pasar por alto ciertos detalles, pero ya hay detalles que no se pueden pasar por alto, sobre todo cuando se van acumulando muchos.
Además, este proyecto no es sólo un trabajo, es casi una forma de vida, es, mientras trabajamos aquí en él, nuestra casi exclusiva vida.
Ahora vuelve a mi aquella rabia incontenida (multiplicada por diez) que desearía haber descargado contra el ladrón aquél y que mi padre me dijo, con razón, que no había recibido la misma educación que yo ni había tenido mis oportunidades, pero el cabrón del jefe sí, así que no hay escusa...
Así que... así estamos, empezaremos a buscar trabajo donde sea, por que una vez que me he acostumbrado al trabajo de campo y al trópico no quiero volver a la ciudad.
De momento no sé qué vamos a hacer, probablemente Mónica se vaya a Baja California en octubre y hasta diciembre con la organización educativa que trae gente a la reserva y yo me buscaré algún proyecto para colaborar una temporada en Colombia e iré a visitar a una gente que conocemos y que está empezando un proyecto en Panamá y con la que quizá haya alguna posibilidad de futuro.
Y supongo que en diciembre volveré como estaba previsto a España, a ponerme hasta arriba de chorizo, queso, jamón y buena comida española, la mejor del mundo se mire por donde se mire.
Pues eso, ya os contaré como evoluciona el asunto.
El caso es que, muy a nuestro pesar, no volveremos a la Reserva Pacuare la próxima temporada. El proyecto era muy bueno y original (y no porque fuera nuestro), donde básicamente se integraban conservación, investigación y educación y las cosas este año, en lo relativo a él, marchaban muy bien, pero como digo (y de momento no es oficial), no volveremos a la Reserva Pacuare, que no quiere decir que no volvamos a Costa Rica, ¿quién sabe?
Los asistentes de investigación están haciendo un montón de proyectos diferentes, tenemos relaciones con gente de universidades, de museos de historia natural y de organizaciones conservacionistas grandes y esto, por fin, parece lo que queríamos que pareciera, una Estación Biológica, donde hay un montón de investigadores, todos con su propio proyecto y con ganas de terminarlo y publicarlo en alguna revista más o menos científica.
Como digo, las cosas relativas al proyecto van muy bien. De hecho ya hay una gente haciendo una cosa parecida, pero con dinero de verdad, en una estación cercana.
Pero no todo depende de nosotros y no estamos tan aislados como debéis suponer. El jefe está a escasa tres horas de la Reserva y estamos en comunicación telefónica casi constante.
Muchos ya lo sabían antes que yo, pero ya sabéis que no soy muy bueno conociendo a las personas, el caso es que por fin me he dado cuenta (bastante tiempo después que Mónica, que me lo venía diciendo), que nuestro jefe es un auténtico cabrón (y no se me ocurre otro calificativo). Es la típica persona que se aprovecha todo lo que puede de las demás y que luego cuando no le hacen falta los despide como si tal cosa, vamos, puñalada trapera por la espalda, que se dice.
A parte de esto, desde el principio de la temporada ha tenido muchos detalles que muestran su talante déspota, arrogante, soberbio, orgulloso, manipulador, mentiroso, usurero, clasista y cínico, aparte de cabrón, que creo que ya lo había dicho.
Hace apenas unos días le pedí explicaciones sobre una cosa que había hecho y con una suficiencia y un cinismo que dan asco, me contestó que no fue intencionado, pero que si lo fuera (admitiendo que sí lo fue) tampoco se arrepentiría. Le dije que no respetaba a la gente ni su trabajo y que mostraba muy poca ética y me contestó que la ética es un asunto muy profundo. Como el asunto concernía a una amiga nuestra, como solución, nos dijo que no era necesario que ella se enterara.
Supongo que así, no tiene muchos amigos.
No merece la pena entrar en detalles, pero el caso es que no vamos a aguantarle más y a la vuelta de las vacaciones en Agosto le diremos a él y al dueño de la reserva, que la temporada que viene no volveremos. Por supuesto esta temporada la acabaremos como estaba previsto, si nos dejan, aunque sólo sea por la gente que hemos traído y que han empeñado sus pertenencias para pagarse el viaje y poder hacer aquí su proyecto.
Lo que aquí se hace ahora nada tiene que ver con lo que se hacía cuando llegamos hace tres años. El proyecto ha dado un vuelco y mucha gente se ha interesado por nuestras ideas y por nuestros proyectos que poco a poco y con mucho esfuerzo e ilusión hemos ido sacando adelante.
Como hace poco he leído acerca de un proyecto para el estado palestino, el proyecto era "tan bueno que sólo un ingenuo podía tratar de llevarlo a cabo" y sé que no demuestro mucha modestia diciendo esto, pero así siento que era nuestro proyecto y claro, el ingenuo era yo, que no veía en mi jefe el talante arriba comentado y que otros muchos ven. Quiero suponer que no lo veía por pragmatismo más que por ceguera. Realmente me apetecía llevar adelante el proyecto y estaba dispuesto a pasar por alto ciertos detalles, pero ya hay detalles que no se pueden pasar por alto, sobre todo cuando se van acumulando muchos.
Además, este proyecto no es sólo un trabajo, es casi una forma de vida, es, mientras trabajamos aquí en él, nuestra casi exclusiva vida.
Ahora vuelve a mi aquella rabia incontenida (multiplicada por diez) que desearía haber descargado contra el ladrón aquél y que mi padre me dijo, con razón, que no había recibido la misma educación que yo ni había tenido mis oportunidades, pero el cabrón del jefe sí, así que no hay escusa...
Así que... así estamos, empezaremos a buscar trabajo donde sea, por que una vez que me he acostumbrado al trabajo de campo y al trópico no quiero volver a la ciudad.
De momento no sé qué vamos a hacer, probablemente Mónica se vaya a Baja California en octubre y hasta diciembre con la organización educativa que trae gente a la reserva y yo me buscaré algún proyecto para colaborar una temporada en Colombia e iré a visitar a una gente que conocemos y que está empezando un proyecto en Panamá y con la que quizá haya alguna posibilidad de futuro.
Y supongo que en diciembre volveré como estaba previsto a España, a ponerme hasta arriba de chorizo, queso, jamón y buena comida española, la mejor del mundo se mire por donde se mire.
Pues eso, ya os contaré como evoluciona el asunto.
15 junio 2005
La Boda de Kennthy
Esta es otra de esas cartas mías dirigidas a todos en general y a nadie en particular.
Mi madre dice que podría reunirlas y publicar una novela de aventuras.
Mónica dice que soy un mentiroso.
La mayoría de la gente no dice nada, con lo que sospecho que les falta ese punto de confianza que a Mónica le sobra.
Mi madre dice que puedo publicar una novela, porque, yo creo, prefiere pensar que novelo mis desventuras (que no aventuras) por estos lares.
Mónica dice que soy un mentiroso por algo que conté una vez de unos perros salvajes que a su parecer no eran tan salvajes, pero a tenor suyo, el perro que le mordió la cara era un perro muy simpático (sic)
Vale, cuando dije que estaba rodeado por perros salvajes, quizá no lo estuviera por todos los flancos, pero con que haya uno delante y otro detrás, yo ya me siento rodeado. Y si digo que estuve todo el día buceando, nadie, salvo ella y para llamarme mentiroso, piensa que estuve ¡todo el día buceando!
Así que, ¡por favor! que nadie piense que novelo, invento o imagino lo que os narro; si pudiera publicaría fotos concernientes a mis historias para corroborarlas, pero por estos lares, la banda ancha es cinta de embalar, así que suficiente es que pueda mandar estas líneas.
Después de este rollo, al lío.
Por aquí nada nuevo, mucho trabajo y poco descanso.
Nuestro trabajo aquí lo dividimos en dos, temporada de tortugas laúd (una especie de tortuga marina, la más grande del mundo) y temporada de tortuga verde. Ahora mismo estamos justo en ese período de transición que empiezan a descender las primeras y a ascender las segundas. Pero esto no significa menos trabajo, esta semana vienen los asistentes de investigación que vienen a trabajar para la segunda temporada y todavía están los de la anterior. Tenemos que concretar y terminar los proyectos de la gente que se va y comenzar y formar a los que llegan, así que doble de trabajo.
Esta semana comienza la formación de la gente de la segunda temporada y como toda formación que se precie no se trata de echarles un rollo y ya está.
Hay que echarles un buen rollo. Y ya está.
Y como sabréis echar un rollo es mi especialidad, pero echar uno de los buenos... no hay especialistas en esto.
Para rematar las faena resulta que una de las cocineras se casa. Ya estaréis pensando en fiesta, banquete, ramo de flores y todas esas cosas.
Pues sí y no.
Pues sí, porque habrá una gran comilona, osea, más arroz y frijoles de lo habitual, habrá ramo de flores, de flores tropicales y todas esas cosas.
Pues no, porque a la cocinera, escasa de recursos económicos pero no mentales, se le ha ocurrido celebrar aquí el banquete aprovechando un día que no hay nadie, o casi, con lo que eso supone que básicamente nosotros estamos organizando la boda en cuestión.
Mañana vamos de compras, compraremos un montón de cosas con la suficiente habilidad para que lo pague la reserva sin que lo sepa, total, estamos hablando del chocolate del loro, pero hay que ver como se ponen estos ingleses cuando se habla de chocolate, sea de quien sea.
Pasado mañana cocinaremos toda la mañana porque resulta que a la cocinera, que como decía no le faltan los recursos mentales, le gusta la tortilla de patata y esas cosas redonditas de restos de pollo y con pan alrededor que tan bien me salen (aquí Mónica dirá que soy un mentiroso, que las croquetas no me salen tan bien, pero es envidia ya que a ella no le sale ni la bechamel)
Y después del banquete a recoger, porque claro, no vas a poner a recoger a la novia, por mucho que sea su obligación como cocinera.
Así que, así estamos, en plan BBC, pero a la tica.
Ya os contaré quien coge el ramo, porque por aquí hay unas cuantas desesperadas que ya están preparando estratagemas y estableciendo alianzas para hacerse con él, sin faltar las carreras en la playa con la toalla al cuello y el agua por las rodillas, el levantamiento de troncos y el arrastre de tortuga playa arriba, playa abajo.
Obviamente quien coja el ramo será la más burra y... ¿quien se quiere casar con la más burra? ¡Miedo me da la respuesta!
Mi madre dice que podría reunirlas y publicar una novela de aventuras.
Mónica dice que soy un mentiroso.
La mayoría de la gente no dice nada, con lo que sospecho que les falta ese punto de confianza que a Mónica le sobra.
Mi madre dice que puedo publicar una novela, porque, yo creo, prefiere pensar que novelo mis desventuras (que no aventuras) por estos lares.
Mónica dice que soy un mentiroso por algo que conté una vez de unos perros salvajes que a su parecer no eran tan salvajes, pero a tenor suyo, el perro que le mordió la cara era un perro muy simpático (sic)
Vale, cuando dije que estaba rodeado por perros salvajes, quizá no lo estuviera por todos los flancos, pero con que haya uno delante y otro detrás, yo ya me siento rodeado. Y si digo que estuve todo el día buceando, nadie, salvo ella y para llamarme mentiroso, piensa que estuve ¡todo el día buceando!
Así que, ¡por favor! que nadie piense que novelo, invento o imagino lo que os narro; si pudiera publicaría fotos concernientes a mis historias para corroborarlas, pero por estos lares, la banda ancha es cinta de embalar, así que suficiente es que pueda mandar estas líneas.
Después de este rollo, al lío.
Por aquí nada nuevo, mucho trabajo y poco descanso.
Nuestro trabajo aquí lo dividimos en dos, temporada de tortugas laúd (una especie de tortuga marina, la más grande del mundo) y temporada de tortuga verde. Ahora mismo estamos justo en ese período de transición que empiezan a descender las primeras y a ascender las segundas. Pero esto no significa menos trabajo, esta semana vienen los asistentes de investigación que vienen a trabajar para la segunda temporada y todavía están los de la anterior. Tenemos que concretar y terminar los proyectos de la gente que se va y comenzar y formar a los que llegan, así que doble de trabajo.
Esta semana comienza la formación de la gente de la segunda temporada y como toda formación que se precie no se trata de echarles un rollo y ya está.
Hay que echarles un buen rollo. Y ya está.
Y como sabréis echar un rollo es mi especialidad, pero echar uno de los buenos... no hay especialistas en esto.
Para rematar las faena resulta que una de las cocineras se casa. Ya estaréis pensando en fiesta, banquete, ramo de flores y todas esas cosas.
Pues sí y no.
Pues sí, porque habrá una gran comilona, osea, más arroz y frijoles de lo habitual, habrá ramo de flores, de flores tropicales y todas esas cosas.
Pues no, porque a la cocinera, escasa de recursos económicos pero no mentales, se le ha ocurrido celebrar aquí el banquete aprovechando un día que no hay nadie, o casi, con lo que eso supone que básicamente nosotros estamos organizando la boda en cuestión.
Mañana vamos de compras, compraremos un montón de cosas con la suficiente habilidad para que lo pague la reserva sin que lo sepa, total, estamos hablando del chocolate del loro, pero hay que ver como se ponen estos ingleses cuando se habla de chocolate, sea de quien sea.
Pasado mañana cocinaremos toda la mañana porque resulta que a la cocinera, que como decía no le faltan los recursos mentales, le gusta la tortilla de patata y esas cosas redonditas de restos de pollo y con pan alrededor que tan bien me salen (aquí Mónica dirá que soy un mentiroso, que las croquetas no me salen tan bien, pero es envidia ya que a ella no le sale ni la bechamel)
Y después del banquete a recoger, porque claro, no vas a poner a recoger a la novia, por mucho que sea su obligación como cocinera.
Así que, así estamos, en plan BBC, pero a la tica.
Ya os contaré quien coge el ramo, porque por aquí hay unas cuantas desesperadas que ya están preparando estratagemas y estableciendo alianzas para hacerse con él, sin faltar las carreras en la playa con la toalla al cuello y el agua por las rodillas, el levantamiento de troncos y el arrastre de tortuga playa arriba, playa abajo.
Obviamente quien coja el ramo será la más burra y... ¿quien se quiere casar con la más burra? ¡Miedo me da la respuesta!
30 mayo 2005
Miserias ticas
Algunas de las desdichas que me he encontrado en este país y que a modo de ejemplo, escribo, pero a sabiendas de que son insignificantes en su miseria y en su dimensión, pero transcendentales para quien las aguanta.
Felipe Espinoza, 60 años, Espinoza con zeta; así es como lo escribe él y como viene en su cédula. Muchos apellidos se escriben oficialmente mal, porque en algún momento algún funcionario oficial las oficializó con su ignorancia.
Desde que comenzamos en 2003 trabaja con nosotros, pero ya antes trabajaba con la reserva como taxista. Taxista pirata o pirata a secas, como le dicen a los que no tienen licencia para "taxiar".
Gracias al juego y al alcohol, se ha ido hipotecando poco a poco hasta que hipotecó su útil de trabajo: el carro.
Mantiene a dos nietos mellizos de 10 años que son hijos de una mujer con la que estuvo su hijo, pero no son de su hijo, luego no son sus nietos.
Mantiene a su hijo de 35 años que no le gusta trabajar más que beber.
Mantiene a su nieta Mayra, 17 años, su novio y su hija, la bisnieta de Felipe. O no.
Mantiene a su mujer de 58 años, que los ha cumplido hoy 22 de mayo de 2005.
Actualmente debe el equivalente a seis meses de sus ganancias mensuales, no ha pasado la revisión técnica del vehículos, obscenamente insuperable para muchos carros ticos que tienen que aguantar las carreteras ticas, por lo que la policía de tránsito le retiró el permiso de circulación, "marchamo", y le ha multado en reiteradas ocasiones.
Se pasa el día burlando al tránsito por lo que apenas saca la cuarta parte del monto que sacaba hace unos meses, por lo que no ha podido pagar el teléfono, por lo que se lo han cortado, por lo que pierde muchos clientes, entre ellos a nosotros.
La situación le desalienta y el desaliento le embriaga, con ayuda del alcohol. De nuevo.
Le regalo la gasolina cuando vamos a la bomba a por combustible para la reserva. Olvido sacos de arroz y frijoles en su casa.
El oficial de tránsito encargado de amargarle la vida, un hombre de unos cincuenta años, corto de estatura y largo de peso, pelo crespo, engrasado y sucio, se fija en Mayra, nieta de Felipe, más alta que el policia y de mucho menos peso. Muy guapa.
Cuando descubre la relación familiar entre su objetivo sexual y su objetivo laboral, afloja el acoso laboral a Felipe para apretar el sexual a Mayra. Felipe le pide a Mayra que le dé bola pero sin darle más.
El desenlace dependerá de la bola que dé Mayra. Cuando llegue a su limite y no dé más, regresará el acoso a Felipe.
Cuando Akiles está solo no dice nada a Felipe, pero cuando anda de patrulla con algún compañero, subordinado, se lo lanza a Felipe cual perro de presa. En un de esas ocasiones, tras pedirle la cédula y la licencia de conducir, el subordinado decide que le va a confiscar el coche a Felipe, éste sin pensárselo dos veces, aprieta el acelerador y huye. La policía le persigue, pero Felipe ocupa toda la calzada para que no puedan adelantarle. Finalmente les da esquinazo. Al cabo de unos días Akiles, va a casa de Felipe a devolverle la cédula y la licencia y le dice que la pulsee pero que no vaya a Bataán. Felipe obedece.
De camino a la bomba, Felipe topa de nuevo con Akiles acompañado, le dan el alto, le piden la cédula y la licencia y de nuevo le dicen que le van a confiscar el carro. Felipe no aguanta más y encolerizado le dice a Akiles que se ponga pantalones de hombre y no sea tan cochino. Akiles le deja marcharse, advirtiéndole que no le vea por Bataán.
A Felipe le dejamos casi 1000 dólares para que pusiera al día su carro. A pesar de tener claro que no debíamos implicarnos, nos implicamos. A pesar de tener claro que lo hacíamos con el dinero de la reserva y no con el nuestro, posteriormente nuestro jefe se encargó de enturbiar el asunto, responsabilizándonos personalmente del monto. Aún debe más de 500 dólares. Aún debemos más de 500 dólares.
Felipe Espinoza, 60 años, Espinoza con zeta; así es como lo escribe él y como viene en su cédula. Muchos apellidos se escriben oficialmente mal, porque en algún momento algún funcionario oficial las oficializó con su ignorancia.
Desde que comenzamos en 2003 trabaja con nosotros, pero ya antes trabajaba con la reserva como taxista. Taxista pirata o pirata a secas, como le dicen a los que no tienen licencia para "taxiar".
Gracias al juego y al alcohol, se ha ido hipotecando poco a poco hasta que hipotecó su útil de trabajo: el carro.
Mantiene a dos nietos mellizos de 10 años que son hijos de una mujer con la que estuvo su hijo, pero no son de su hijo, luego no son sus nietos.
Mantiene a su hijo de 35 años que no le gusta trabajar más que beber.
Mantiene a su nieta Mayra, 17 años, su novio y su hija, la bisnieta de Felipe. O no.
Mantiene a su mujer de 58 años, que los ha cumplido hoy 22 de mayo de 2005.
Actualmente debe el equivalente a seis meses de sus ganancias mensuales, no ha pasado la revisión técnica del vehículos, obscenamente insuperable para muchos carros ticos que tienen que aguantar las carreteras ticas, por lo que la policía de tránsito le retiró el permiso de circulación, "marchamo", y le ha multado en reiteradas ocasiones.
Se pasa el día burlando al tránsito por lo que apenas saca la cuarta parte del monto que sacaba hace unos meses, por lo que no ha podido pagar el teléfono, por lo que se lo han cortado, por lo que pierde muchos clientes, entre ellos a nosotros.
La situación le desalienta y el desaliento le embriaga, con ayuda del alcohol. De nuevo.
Le regalo la gasolina cuando vamos a la bomba a por combustible para la reserva. Olvido sacos de arroz y frijoles en su casa.
El oficial de tránsito encargado de amargarle la vida, un hombre de unos cincuenta años, corto de estatura y largo de peso, pelo crespo, engrasado y sucio, se fija en Mayra, nieta de Felipe, más alta que el policia y de mucho menos peso. Muy guapa.
Cuando descubre la relación familiar entre su objetivo sexual y su objetivo laboral, afloja el acoso laboral a Felipe para apretar el sexual a Mayra. Felipe le pide a Mayra que le dé bola pero sin darle más.
El desenlace dependerá de la bola que dé Mayra. Cuando llegue a su limite y no dé más, regresará el acoso a Felipe.
Cuando Akiles está solo no dice nada a Felipe, pero cuando anda de patrulla con algún compañero, subordinado, se lo lanza a Felipe cual perro de presa. En un de esas ocasiones, tras pedirle la cédula y la licencia de conducir, el subordinado decide que le va a confiscar el coche a Felipe, éste sin pensárselo dos veces, aprieta el acelerador y huye. La policía le persigue, pero Felipe ocupa toda la calzada para que no puedan adelantarle. Finalmente les da esquinazo. Al cabo de unos días Akiles, va a casa de Felipe a devolverle la cédula y la licencia y le dice que la pulsee pero que no vaya a Bataán. Felipe obedece.
De camino a la bomba, Felipe topa de nuevo con Akiles acompañado, le dan el alto, le piden la cédula y la licencia y de nuevo le dicen que le van a confiscar el carro. Felipe no aguanta más y encolerizado le dice a Akiles que se ponga pantalones de hombre y no sea tan cochino. Akiles le deja marcharse, advirtiéndole que no le vea por Bataán.
A Felipe le dejamos casi 1000 dólares para que pusiera al día su carro. A pesar de tener claro que no debíamos implicarnos, nos implicamos. A pesar de tener claro que lo hacíamos con el dinero de la reserva y no con el nuestro, posteriormente nuestro jefe se encargó de enturbiar el asunto, responsabilizándonos personalmente del monto. Aún debe más de 500 dólares. Aún debemos más de 500 dólares.
15 mayo 2005
Bocas del Toro, Panamá
Supongo que ya estáis por ahí sufriendo los primeros calores que yo vengo sufriendo ya cuatro meses. Pues nada, nada, a aguantarse y pensar en mí, que cuando de nuevo estéis abrigados hasta las orejas, seguiré soportando malamente este calor que ahora os acecha.
En el trabajo más o menos bien, o más o menos mal, según el momento y el asunto.
A nivel "biológico" muy bien, van saliendo proyectos nuevos y se van materializando otros viejos. Lo mejor es que estamos formando un grupo de personas muy interesadas en un proyecto aquí, dirigido e iniciado por nosotros, de tres paises y varias instituciones que tiene muy buena pinta y, que si fuera licenciado bien podría ser mi doctorado. Pero, ¡ay! Los anacrónicos planes de estudios españoles, cohartan la creatividad y valía de los españolitos de a pie, y luego nos quejamos de que todos los cerebros se vayan a los EEUU. Y no es una cuestion de dinero por lo que se van principalmente, sino de oportunidades, de verdaderas oportunidades sin cortapisas.
Bueno, al lío, que me dan ganas de quemar la quinta planta del edificio nuevo de biología de la complutense. Y el lío es Bocas del Toro.
Espero que ya empiece a sonaros este nombre por que es la tercera vez que voy y desde luego no me canso. Esta vez estuvimos visitando otro proyecto de la ONG para la que trabajamos, en una isla de Bocas del Toro, llamada Bastimentos y que es Parque Nacional, lo que no quita que estén talando y arrasando con todo para una urbanización de lujo al más puro estilo Baleares (hay un término turístico internacional que es "balearización" y que ya supondréis lo que expresa)..
Pero mientras terminan con lo poco que ya queda, estuvimos en la que llaman Playa Larga, una playa no muy larga de arena fina, blanca, básicamente de coral, con el arrecife a menos de 100 metros de la costa y con la selva dando más sombra que todas las sombrillas del Levante.
Por el día siesteábamos, algunos más que otros, por la tarde "snorkeleábamos" y por la noche patrullábamos en busca de... tortugas. Si amiguitos, es otro proyecto de tortugas marinas. De cualquier modo fue relajante no estar a cargo de nada más que de ti mismo y no mucho, ya sabéis lo irresponsable que soy.
En Bocas, capital, cenamos esas muchas cosas que nos son imposibles de cenar en la reserva y que para cualquier españolito forman parte de su dieta más o menos normal. Así que, ya que no nos gastamos nada en alojamiento, nos lo gastamos, pero bien, en comida.
Estuvimos en una cala al lado de Polo, que sólo ella merece la pena un viajecito a Bocas, realmente muy bonita, pequeña, con el agua más transparente que en la bañera, con el arrecife a menos de 50 metros, cerrada en una pequeña bahía con algunos islotes repletos de vegetación y la selva a tus espaldas. ¿Qué mas se puede pedir? ¡Pues que no corten la selva para construir casas de lujo!
Polo es un negro que vive en una playa al lado de esta cala. Tiene un pequeño bar que da comidas y bebidas a los turistas y le han querido comprar el terreno para construir. Afortunadamente Polo no vendió. Desafortunadamente poco les importó a los constructores y sus planes de construir siguen adelante. Afortunadamente una rica neozelandesa se enteró del tema y le subvenciona el mejor bufete de abogados de Ciudad de Panamá para que Polo mantenga sus tierras tal y como las tiene. ¿Final feliz?, pues no creo, seguramente la constructora acabará pagando más al bufete y Polo se quedará sin playa.
Polo es un personaje de esos de película. Cuando yo estuve allí tomando una cerveza, estaba contando constantemente la misma historia, que un hombre negro había estado el día anterior, se había comido dos platos de arroz y frijoles y dos cervezas y se había ido sin pagar. Polo es un hombre negro de unos 60 años y que habitualmente habla inglés caribeño y menos y peor, español. Así que a su manera nos contaba la historia una y otra vez a cuatro personas que estábamos allí, Mónica y yo más un colega que trabaja en Playa Larga y un negro que hace las veces del camión de las cervezas pero en bote. Polo no paraba de decir: Polo no gusta ome negro (así lo escribe en todos los carteles que tiene repartidos por su propiedad), Polo no sirve ome negro. Ome negro malo, Polo solo sirve turista.
Y luego repetía la historia: Dos platos, dos cervezas y (y hacía un gesto con la mano como cuando expresas que alguien se marcha rápidamente) ome negro malo, Polo no sirve ome negro.
Obviamente Polo no es un hombre de palabra, porque de lo contrario no habría sido engañado por un negro que no le pagó la comida.
La situación era bastante delirante y especialmente se reía el negro repartidor de cervezas, con una sonrisa de esas que solo los negros pueden tener, blanca reluciente.
Cuando regresábamos en el bote del repartidor de cervezas a Bocas capital, pasamos por el hotel que los padres de Mónica han reservado para agosto, es muy bonito, frente al mar y con una buena zona para bucear. Además tiene toda la pinta de ser de esos muy buenos lugares para siestear que cada vez aprecio más.
Por aquí seguimos planteando proyectos, conociendo a gente interesante, estableciendo contactos y forjándonos un futuro como torturólogos, muy a nuestro pesar.
En el trabajo más o menos bien, o más o menos mal, según el momento y el asunto.
A nivel "biológico" muy bien, van saliendo proyectos nuevos y se van materializando otros viejos. Lo mejor es que estamos formando un grupo de personas muy interesadas en un proyecto aquí, dirigido e iniciado por nosotros, de tres paises y varias instituciones que tiene muy buena pinta y, que si fuera licenciado bien podría ser mi doctorado. Pero, ¡ay! Los anacrónicos planes de estudios españoles, cohartan la creatividad y valía de los españolitos de a pie, y luego nos quejamos de que todos los cerebros se vayan a los EEUU. Y no es una cuestion de dinero por lo que se van principalmente, sino de oportunidades, de verdaderas oportunidades sin cortapisas.
Bueno, al lío, que me dan ganas de quemar la quinta planta del edificio nuevo de biología de la complutense. Y el lío es Bocas del Toro.
Espero que ya empiece a sonaros este nombre por que es la tercera vez que voy y desde luego no me canso. Esta vez estuvimos visitando otro proyecto de la ONG para la que trabajamos, en una isla de Bocas del Toro, llamada Bastimentos y que es Parque Nacional, lo que no quita que estén talando y arrasando con todo para una urbanización de lujo al más puro estilo Baleares (hay un término turístico internacional que es "balearización" y que ya supondréis lo que expresa)..
Pero mientras terminan con lo poco que ya queda, estuvimos en la que llaman Playa Larga, una playa no muy larga de arena fina, blanca, básicamente de coral, con el arrecife a menos de 100 metros de la costa y con la selva dando más sombra que todas las sombrillas del Levante.
Por el día siesteábamos, algunos más que otros, por la tarde "snorkeleábamos" y por la noche patrullábamos en busca de... tortugas. Si amiguitos, es otro proyecto de tortugas marinas. De cualquier modo fue relajante no estar a cargo de nada más que de ti mismo y no mucho, ya sabéis lo irresponsable que soy.
En Bocas, capital, cenamos esas muchas cosas que nos son imposibles de cenar en la reserva y que para cualquier españolito forman parte de su dieta más o menos normal. Así que, ya que no nos gastamos nada en alojamiento, nos lo gastamos, pero bien, en comida.
Estuvimos en una cala al lado de Polo, que sólo ella merece la pena un viajecito a Bocas, realmente muy bonita, pequeña, con el agua más transparente que en la bañera, con el arrecife a menos de 50 metros, cerrada en una pequeña bahía con algunos islotes repletos de vegetación y la selva a tus espaldas. ¿Qué mas se puede pedir? ¡Pues que no corten la selva para construir casas de lujo!
Polo es un negro que vive en una playa al lado de esta cala. Tiene un pequeño bar que da comidas y bebidas a los turistas y le han querido comprar el terreno para construir. Afortunadamente Polo no vendió. Desafortunadamente poco les importó a los constructores y sus planes de construir siguen adelante. Afortunadamente una rica neozelandesa se enteró del tema y le subvenciona el mejor bufete de abogados de Ciudad de Panamá para que Polo mantenga sus tierras tal y como las tiene. ¿Final feliz?, pues no creo, seguramente la constructora acabará pagando más al bufete y Polo se quedará sin playa.
Polo es un personaje de esos de película. Cuando yo estuve allí tomando una cerveza, estaba contando constantemente la misma historia, que un hombre negro había estado el día anterior, se había comido dos platos de arroz y frijoles y dos cervezas y se había ido sin pagar. Polo es un hombre negro de unos 60 años y que habitualmente habla inglés caribeño y menos y peor, español. Así que a su manera nos contaba la historia una y otra vez a cuatro personas que estábamos allí, Mónica y yo más un colega que trabaja en Playa Larga y un negro que hace las veces del camión de las cervezas pero en bote. Polo no paraba de decir: Polo no gusta ome negro (así lo escribe en todos los carteles que tiene repartidos por su propiedad), Polo no sirve ome negro. Ome negro malo, Polo solo sirve turista.
Y luego repetía la historia: Dos platos, dos cervezas y (y hacía un gesto con la mano como cuando expresas que alguien se marcha rápidamente) ome negro malo, Polo no sirve ome negro.
Obviamente Polo no es un hombre de palabra, porque de lo contrario no habría sido engañado por un negro que no le pagó la comida.
La situación era bastante delirante y especialmente se reía el negro repartidor de cervezas, con una sonrisa de esas que solo los negros pueden tener, blanca reluciente.
Cuando regresábamos en el bote del repartidor de cervezas a Bocas capital, pasamos por el hotel que los padres de Mónica han reservado para agosto, es muy bonito, frente al mar y con una buena zona para bucear. Además tiene toda la pinta de ser de esos muy buenos lugares para siestear que cada vez aprecio más.
Por aquí seguimos planteando proyectos, conociendo a gente interesante, estableciendo contactos y forjándonos un futuro como torturólogos, muy a nuestro pesar.
11 mayo 2005
El Robobo de mi Jojoya
Hola a todos, ¿cómo estáis?
A partir de aquí yo sigo siempre con un: por aquí todo bien; pero esta vez no, no todo está bien. Tampoco es que esté muy mal.
El caso es que el 7 del presente mes me trasladé por unos días a la estación norte, sólo seis Km. al norte de la sur, para sustituir al coordinador de allí. Era la primera vez en estos tres años que yo pasaría unos días allí, gracias a que este año me he quitado de la obligación de manejar el bote, sacando y metiendo grupos a la reserva.
El 9 por la noche, dos noches después, por si alguien ya ha perdido la cuenta, me fui a la playa a trabajar y regresé a eso de la una de la madrugada del 10, todo contento por que no había llovido mucho y no tendría que ducharme para quitarme la arena.
Cuando entro al cuarto, enseguida me percato de que no están mis cosas. En un principio pienso que vaya confianzas que se tienen con el "jefe".
Sigo mirando y veo que la mosquitera de la ventana está rasgada. Claro indicio de que alguien entró por ella y se llevó mis cosas.
Un montón de cosas.
Entre ellas mi cámara digital y un montón de chunches (me encanta esta palabra de acá, es algo así como cacharros, cosas o chismes) fotográficos, mis dos mochilas, mis gafas graduadas y las de sol, mi radio multifrecuencia regalo navideño de mis padres, algunos instrumentos de medida (los biólogos lo medimos todo; todo, todo) y, lo peor de todo, mis cuadernos de campo con un montón de apuntes con los diversos estudios que estamos haciendo. Además mi bolsito, que había subido esa misma tarde del sur, con varios salarios de los empleados, en total unos 300 $.
El monto total alcanza los 1500 € más los 300$ de la reserva para pagar a la gente (afortunadamente para la reserva los sueldos son bastante míseros, así que no pierde mucho).
Despierto a todo el mundo y nos ponemos a husmear y buscar por todas partes. Desgraciadamente, el 9 de mayo era luna nueva, cuando menos luz hay, por lo que no se ve nada, y menos teniendo en cuenta que me han robado las gafas y las linternas.
Descubrimos unas huellas que van a la playa y mando gente que las siga.
Descubrimos huellas que van hacia el sur y mando gente que las siga.
Descubrimos huellas que van hacia el muelle y... las sigo, ya no hay gente.
Cuando llego al muelle, veo que hay dos personas durmiendo (esto jamás ha pasado, no es un sitio para dormir), desenvaino el machete (juro que lo hice) y les despierto bruscamente. Se levantan muy sobresaltados y comienzo a gritarles y a rebuscar entre sus cosas. No tienen nada que fuera mío.
Posteriormente nos contaron que eran pescadores que se había quedado varados y sin panga. Parece que es cierto y que no tienen nada que ver. A punta de mala leche me los llevo a la estación y allí los interrogan los guardas, les toman los datos y les retienen toda la noche.
Los demás guardas regresan y no han visto a nadie. Volvemos al muelle y agarramos un bote y nos vamos a dar una vuelta por los canales para ver si hay algo sospechoso. Hay algo sospechoso, la panga de La Macha (adivinad el porqué, del mote) va a la deriva, la recogemos y se la dejamos en el muelle.
Suponemos que los ladrones la usaron, eso es... astucia, y que han llegado a tierra firme donde será imposible seguirles el paso, eso es... llegar tarde.
Nos volvemos a la reserva y volvemos a interrogar a los dormilones del muelle con más ahínco y brusquedad que antes, eso es... ira, y comenzamos a hipotizar sobre las posibles formas de haberlo evitado, eso es... perder el tiempo.
En ese momento me bajo caminando por la playa hacia el sur. Eran las tres y media de la madrugada y no se veía un carajo. Bajando por la playa, presumiblemente sin gente patrullando, me encuentro con una patrulla formada por una asistente de investigación acompañada de dos estudiantes que, temblorosamente, me pregunta que quien soy, a lo que, al oír su voz, envaino el machete y firmemente le contesto que soy yo. Regresamos los cuatro hacia el sur y a eso de las cuatro y media, ya llegando, vemos una tortugas saliendo, lo que quiere decir que se le va a hacer de día (ya clareaba y en apenas media hora más sería de día) y todo el mundo podría verla de día y fotografiarla.
Todo el mundo no.
Yo no, me han robado la cámara y después de tres años tengo la posibilidad de ver una tortuga de día y me lo pierdo.
Cuando llego al sur, despierto al botero (es el día que más gente he despertado en mi vida) y con el bote pequeño nos vamos al norte de vuelta porque había que sacar a una voluntaria.
En el norte sacamos a la voluntaria que ya se iba de la reserva y seguimos con las indagaciones infructuosamente.
Al día siguiente Mónica y yo vamos al OIJ, algo así como el FBI estadounidense pero más parecido a la TIA española.
Resulta que tu llamas a la policía con una emergencia y te dicen que vayas a la OIJ a poner una denuncia y sólo entonces, ellos van, lo cual es de lo más eficaz ante las emergencias. Creo que una vez cogieron a uno.
Detallo la lista de cosas que me habían robado con todo lujo de detalles ante una persona que las trascribe al ordenador a la velocidad de una tortuga, y entre palabra y palabra nos cuenta que su hijo se llama Iker, por el portero del Real y dice que en todo Costa Rica sólo hay otro Iker, lo que demuestra que no es tan popular como Darwin o Kevin.
Llega el teniente Ernesto Esquivel, que al ver que soy español me dice que él también y el caso es que como su madre es española él tiene las dos nacionalidades.
Una vez estuvo en España, hacer tres años, 20 días en Madrid y 20 en Barcelona y decididamente le gustó más el Nou Camp, aunque se considera del Real hasta la médula. También le impresionó la cantidad de dinero que debía tener la reina para tener tantos cuadros.
En seguida me presentó a su compañero, Nelson y nos fuimos hacia los canales, no sin antes pasar por un par de casos: El de un nica que en una clínica falsifica permisos de residencia, pero se le olvidó falsificar el suyo, llaman a migración y lo deportan y el de la compañera de la Macha que le han robado el bote, otro bote no el que vimos la mañana anterior e iba a la deriva me lleva eaa...
En ese momento me percato que me he colado en un capítulo de Starsky y Hatch a la tica.
En vez del coche rojo con la banda blanca vamos en una furgoneta todoterreno. El camino de Limón a Matina, que a la inversa había hecho esa misma mañana en una hora y media, lo hice en ese "tanque" en menos de media. Ellos van sin cinturón y yo me lo pongo después de haber ingresado a la carretera desde el arcén contrario apurando entre un camión de banano y un autobús escolar como el de los Simpson. Como dijo Einstein, el tiempo es relativo y si bien el viaje duró veinticinco minutos a mi me costó un par de años.
Seguimos por la carretera a más de 140 Km/h en los tramos marcados con un 60 y empiezo a convencerme de que les vamos a alcanzar (no puede ser que no estén persiguiendo a algún malo) Terminada la carretera, comienza la pista forestal, por la que no pensé jamás que se pudiera ir a 80, y llegamos al muelle. Mientras respiro aliviado, Nelson comienza a ponerse un montón de cosas y Ernesto me comenta que le gusta ir de Rambo, pero por lo que veo no pasa de guerrillero sandinista.
Y es aquí donde comienzo a jugar a los polis.
Llegamos a un hotel en los canales, donde según han averiguado mis agentes privados, durmieron los ladrones. Interrogamos al personal del hotel, y cuando digo interrogamos quiero decir que yo hacía más preguntas que los dos policías juntos y no por que yo pregunte mucho sino porque ellos no preguntan nada. Descubrimos que una persona del hotel conoce a uno de los ladrones y por indicación mía, Ernesto (el poli listo) le interroga.
Ante mi nerviosismo decido ir a echar un vistazo a la habitación donde han dormido, que afortunadamente no han limpiado; cogemos unas botellas de cerveza a las que ahora mismo y probablemente los siguientes meses les estarán sacando las huellas dactilares. Detrás de la habitación entre unos matorrales encuentro uno de mis cuadernos de campo. Son ellos (astucia, ya sabéis)
A partir de ahí y siguiendo el interrogatorio, descubrimos quien les sacó de los canales, "El Chimbolo".
Vamos a interrogarle y no nos aporta nada que no sepamos. Efectivamente él les sacó de los canales por mil colones cada uno (unos dos dólares) Y ahí se les ha perdido la pista.
Pero Ernesto y el equipo del OIJ, tienen las huellas, las pruebas (mi cuaderno), testigos, e incluso el nombre de uno de los malhechores. El caso está casi cerrado.
Al día siguiente volvimos al hotel, que por cierto se llama Pochotel y no es de coña. Con la ayuda de algunos de los trabajadores de la reserva y de Mónica encontramos algunas cosas más, mis otros dos cuadernos de campo, algo de ropa y algunas facturas, todo metido en una bolsa de bandolera que me había comprado en Navidad. Por lo que encontramos me doy cuenta que han seleccionado muy cuidadosamente lo que se quedaban y lo que no. Lo que no entiendo es que no se quedaran la bolsa, con lo que mola esa bolsa.
Aquí acaba la historia, probablemente no haya siguiente capítulo ni: "continuará", llamaré a Ernesto de vez en cuando para que no se olvide de mí y volveré a comprarme la cámara y todo lo demás. Por lo menos no he perdido nada que no pueda pagar. Todo lo impagable estaba entre los matorrales, tirado y no mojado, porque la bolsa esa es la caña, no sé cómo la han podido botar.
En esta vida que he elegido y que, de momento llevo, ya tenía asumido que alguna vez me pasaría algo así.
A partir de aquí yo sigo siempre con un: por aquí todo bien; pero esta vez no, no todo está bien. Tampoco es que esté muy mal.
El caso es que el 7 del presente mes me trasladé por unos días a la estación norte, sólo seis Km. al norte de la sur, para sustituir al coordinador de allí. Era la primera vez en estos tres años que yo pasaría unos días allí, gracias a que este año me he quitado de la obligación de manejar el bote, sacando y metiendo grupos a la reserva.
El 9 por la noche, dos noches después, por si alguien ya ha perdido la cuenta, me fui a la playa a trabajar y regresé a eso de la una de la madrugada del 10, todo contento por que no había llovido mucho y no tendría que ducharme para quitarme la arena.
Cuando entro al cuarto, enseguida me percato de que no están mis cosas. En un principio pienso que vaya confianzas que se tienen con el "jefe".
Sigo mirando y veo que la mosquitera de la ventana está rasgada. Claro indicio de que alguien entró por ella y se llevó mis cosas.
Un montón de cosas.
Entre ellas mi cámara digital y un montón de chunches (me encanta esta palabra de acá, es algo así como cacharros, cosas o chismes) fotográficos, mis dos mochilas, mis gafas graduadas y las de sol, mi radio multifrecuencia regalo navideño de mis padres, algunos instrumentos de medida (los biólogos lo medimos todo; todo, todo) y, lo peor de todo, mis cuadernos de campo con un montón de apuntes con los diversos estudios que estamos haciendo. Además mi bolsito, que había subido esa misma tarde del sur, con varios salarios de los empleados, en total unos 300 $.
El monto total alcanza los 1500 € más los 300$ de la reserva para pagar a la gente (afortunadamente para la reserva los sueldos son bastante míseros, así que no pierde mucho).
Despierto a todo el mundo y nos ponemos a husmear y buscar por todas partes. Desgraciadamente, el 9 de mayo era luna nueva, cuando menos luz hay, por lo que no se ve nada, y menos teniendo en cuenta que me han robado las gafas y las linternas.
Descubrimos unas huellas que van a la playa y mando gente que las siga.
Descubrimos huellas que van hacia el sur y mando gente que las siga.
Descubrimos huellas que van hacia el muelle y... las sigo, ya no hay gente.
Cuando llego al muelle, veo que hay dos personas durmiendo (esto jamás ha pasado, no es un sitio para dormir), desenvaino el machete (juro que lo hice) y les despierto bruscamente. Se levantan muy sobresaltados y comienzo a gritarles y a rebuscar entre sus cosas. No tienen nada que fuera mío.
Posteriormente nos contaron que eran pescadores que se había quedado varados y sin panga. Parece que es cierto y que no tienen nada que ver. A punta de mala leche me los llevo a la estación y allí los interrogan los guardas, les toman los datos y les retienen toda la noche.
Los demás guardas regresan y no han visto a nadie. Volvemos al muelle y agarramos un bote y nos vamos a dar una vuelta por los canales para ver si hay algo sospechoso. Hay algo sospechoso, la panga de La Macha (adivinad el porqué, del mote) va a la deriva, la recogemos y se la dejamos en el muelle.
Suponemos que los ladrones la usaron, eso es... astucia, y que han llegado a tierra firme donde será imposible seguirles el paso, eso es... llegar tarde.
Nos volvemos a la reserva y volvemos a interrogar a los dormilones del muelle con más ahínco y brusquedad que antes, eso es... ira, y comenzamos a hipotizar sobre las posibles formas de haberlo evitado, eso es... perder el tiempo.
En ese momento me bajo caminando por la playa hacia el sur. Eran las tres y media de la madrugada y no se veía un carajo. Bajando por la playa, presumiblemente sin gente patrullando, me encuentro con una patrulla formada por una asistente de investigación acompañada de dos estudiantes que, temblorosamente, me pregunta que quien soy, a lo que, al oír su voz, envaino el machete y firmemente le contesto que soy yo. Regresamos los cuatro hacia el sur y a eso de las cuatro y media, ya llegando, vemos una tortugas saliendo, lo que quiere decir que se le va a hacer de día (ya clareaba y en apenas media hora más sería de día) y todo el mundo podría verla de día y fotografiarla.
Todo el mundo no.
Yo no, me han robado la cámara y después de tres años tengo la posibilidad de ver una tortuga de día y me lo pierdo.
Cuando llego al sur, despierto al botero (es el día que más gente he despertado en mi vida) y con el bote pequeño nos vamos al norte de vuelta porque había que sacar a una voluntaria.
En el norte sacamos a la voluntaria que ya se iba de la reserva y seguimos con las indagaciones infructuosamente.
Al día siguiente Mónica y yo vamos al OIJ, algo así como el FBI estadounidense pero más parecido a la TIA española.
Resulta que tu llamas a la policía con una emergencia y te dicen que vayas a la OIJ a poner una denuncia y sólo entonces, ellos van, lo cual es de lo más eficaz ante las emergencias. Creo que una vez cogieron a uno.
Detallo la lista de cosas que me habían robado con todo lujo de detalles ante una persona que las trascribe al ordenador a la velocidad de una tortuga, y entre palabra y palabra nos cuenta que su hijo se llama Iker, por el portero del Real y dice que en todo Costa Rica sólo hay otro Iker, lo que demuestra que no es tan popular como Darwin o Kevin.
Llega el teniente Ernesto Esquivel, que al ver que soy español me dice que él también y el caso es que como su madre es española él tiene las dos nacionalidades.
Una vez estuvo en España, hacer tres años, 20 días en Madrid y 20 en Barcelona y decididamente le gustó más el Nou Camp, aunque se considera del Real hasta la médula. También le impresionó la cantidad de dinero que debía tener la reina para tener tantos cuadros.
En seguida me presentó a su compañero, Nelson y nos fuimos hacia los canales, no sin antes pasar por un par de casos: El de un nica que en una clínica falsifica permisos de residencia, pero se le olvidó falsificar el suyo, llaman a migración y lo deportan y el de la compañera de la Macha que le han robado el bote, otro bote no el que vimos la mañana anterior e iba a la deriva me lleva eaa...
En ese momento me percato que me he colado en un capítulo de Starsky y Hatch a la tica.
En vez del coche rojo con la banda blanca vamos en una furgoneta todoterreno. El camino de Limón a Matina, que a la inversa había hecho esa misma mañana en una hora y media, lo hice en ese "tanque" en menos de media. Ellos van sin cinturón y yo me lo pongo después de haber ingresado a la carretera desde el arcén contrario apurando entre un camión de banano y un autobús escolar como el de los Simpson. Como dijo Einstein, el tiempo es relativo y si bien el viaje duró veinticinco minutos a mi me costó un par de años.
Seguimos por la carretera a más de 140 Km/h en los tramos marcados con un 60 y empiezo a convencerme de que les vamos a alcanzar (no puede ser que no estén persiguiendo a algún malo) Terminada la carretera, comienza la pista forestal, por la que no pensé jamás que se pudiera ir a 80, y llegamos al muelle. Mientras respiro aliviado, Nelson comienza a ponerse un montón de cosas y Ernesto me comenta que le gusta ir de Rambo, pero por lo que veo no pasa de guerrillero sandinista.
Y es aquí donde comienzo a jugar a los polis.
Llegamos a un hotel en los canales, donde según han averiguado mis agentes privados, durmieron los ladrones. Interrogamos al personal del hotel, y cuando digo interrogamos quiero decir que yo hacía más preguntas que los dos policías juntos y no por que yo pregunte mucho sino porque ellos no preguntan nada. Descubrimos que una persona del hotel conoce a uno de los ladrones y por indicación mía, Ernesto (el poli listo) le interroga.
Ante mi nerviosismo decido ir a echar un vistazo a la habitación donde han dormido, que afortunadamente no han limpiado; cogemos unas botellas de cerveza a las que ahora mismo y probablemente los siguientes meses les estarán sacando las huellas dactilares. Detrás de la habitación entre unos matorrales encuentro uno de mis cuadernos de campo. Son ellos (astucia, ya sabéis)
A partir de ahí y siguiendo el interrogatorio, descubrimos quien les sacó de los canales, "El Chimbolo".
Vamos a interrogarle y no nos aporta nada que no sepamos. Efectivamente él les sacó de los canales por mil colones cada uno (unos dos dólares) Y ahí se les ha perdido la pista.
Pero Ernesto y el equipo del OIJ, tienen las huellas, las pruebas (mi cuaderno), testigos, e incluso el nombre de uno de los malhechores. El caso está casi cerrado.
Al día siguiente volvimos al hotel, que por cierto se llama Pochotel y no es de coña. Con la ayuda de algunos de los trabajadores de la reserva y de Mónica encontramos algunas cosas más, mis otros dos cuadernos de campo, algo de ropa y algunas facturas, todo metido en una bolsa de bandolera que me había comprado en Navidad. Por lo que encontramos me doy cuenta que han seleccionado muy cuidadosamente lo que se quedaban y lo que no. Lo que no entiendo es que no se quedaran la bolsa, con lo que mola esa bolsa.
Aquí acaba la historia, probablemente no haya siguiente capítulo ni: "continuará", llamaré a Ernesto de vez en cuando para que no se olvide de mí y volveré a comprarme la cámara y todo lo demás. Por lo menos no he perdido nada que no pueda pagar. Todo lo impagable estaba entre los matorrales, tirado y no mojado, porque la bolsa esa es la caña, no sé cómo la han podido botar.
En esta vida que he elegido y que, de momento llevo, ya tenía asumido que alguna vez me pasaría algo así.
21 abril 2005
En busca del Quetzal en Monteverde (pero no del sapo dorado)
Hace unos días que regresamos de días libres y no he tenido mucho tiempo para contar qué hemos hecho con Fran y su colega, Javi. Llegamos a la reserva y hemos pasado unos cuantos días "desfaciendo entuertos" y no he podido escribir antes, pero como lo prometido es deuda, os aguantáis y recibís mi correo.
Llegamos a San José y fuimos al aeropuerto a buscar a Fran y Javi, ya que no sabían coger un taxi y darle una dirección, cosa no tan simple como parece como ya sabréis por mi anterior correo.
Acto seguido fuimos a comprar los billetes para Monteverde y de ahí al centro a tomar algo. A las dos salimos en el autobús, dimos una vuelta a la manzana, cuadra allí, y vuelta a la estación de autobuses.
¿Por qué? No sé, pero así fue.
Volvimos a salir y llegando a Alajuela, que sería como Móstoles en Madrid, el conductor se pone a preguntar dónde hay una llantería (lugar donde cambian ruedas), finalmente y tras casi atropellar a un borracho y casi pegar a un borracho, llegamos a la llantería y el autobusero le dice al mecánico, sucintamente, sin más explicaciones: "impacto pistola".
Será habitual allí, así que no necesitó más detalles. La verdad es que con saber que iba a cambiar la rueda, nos conformábamos.
Eso y no recibir un "impacto pistola".
Seguimos el viaje y llegamos, doscientos kilómetros y cinco horas después (y volvemos al recurrente tema de los buses centroamericanos), a Monteverde.
Los siguientes días los pasamos haciendo rutas por Monteverde, que son una serie de reservas privadas formadas por gente tan dispar como los cuáqueros expulsados de EEUU por no querer ir a la guerra de Corea o por los niños de no sé qué colegio sueco que comenzaron con una recolecta para salvar el bosque (de ahí el cursi nombre de una de las reservas "Bosque Eterno de Los Niños").
El susodicho bosque es el conocido bosque nublado o nuboso (según convenimos debería llamarse nebuloso, ya que se refiere a niebla), y puedes pasar el día viendo pájaros, como el quetzal, y esas cosas.
Monteverde, además, es famoso porque fue el primer sitio del mundo donde se describió un caso de extinción de anfibios sin una amenaza concreta, a partir de ahí se han descrito más, incluyendo el sapo partero de Peñalara. Lo más preocupante, para aquellos pocos que nos preocupa que los anfibios se extingan, es que cada vez se dan más casos de estos y mientras millones de personas se preocupan por animales que llevan extinguiéndose 50 años como el panda y el tigre de bengala, se están extinguiendo cientos de anfibios cada año, muchos de ellos antes de ser descubiertos.
El caso es que nunca podremos ver el famoso sapo dorado, a pesar de que allí venden montones de postales como reclamo y seguramente el 99% de las personas que compran esas postales, no saben que ese sapo ya no existe.
Después de Monteverde fuimos al volcán Arenal, en una ruta que llaman "jeep-boat-jeep", que no pasaba de "furgoneta-lancha-furgoneta", lo que probablemente le quite encanto turístico. Afortunadamente para nosotros, Mónica le echó morro en todas partes y aludiendo que trabajamos por aquí, nos hicieron precio de locales en todo, y eso supone descuentos de hasta más del 50%.
En Arenal, no vimos el volcán en erupción, aunque seguro que entró en erupción poco después. Allí fuimos a una cascada a hacer el dominguero, unos más que otros, todo hay que decirlo, y a cenar, que hay que aprovechar que por esas zonas turísticas se come mucho mejor que la media.
Al día siguiente fuimos a la reserva, Fran y Javi se alojaron en la habitación del jefe ( se nota que hemos progresado mucho en este curro, cuando recibimos la primera visita, el primer año, de las amigas de Mónica, las metimos en un cuartucho de la última cabina de la reserva, ahora ya metemos a las visitas en la casa grande ¡y en el cuarto del jefe!)
Un par de días en la reserva y Fran y Javi se volvieron a San Francisco, justo antes de que comenzara a llover mucho. Un día más tarde y ya no pudo salir nadie de la reserva porque todo estaba inundado.
La noche que salieron a la playa, salieron varias tortugas y estuvimos trabajando con ellas y la verdad es que quedaron muy impresionados y contentos, así que ya sabéis, si podéis, venid por aquí; y si queréis asegurar las tortugas, venid en abril o mayo que salen fijo; de momento claro, porque se están extinguiendo, también (la lista de vertebrados en peligro de extinción, dentro de poco será mayor que la de los que no están en peligro).
Y ahora ya nada más, seguimos trabajando mucho para que esto siga adelante y descontando los días que quedan para irnos a Bocas del Toro a bucear. Suerte que todavía no somos residentes porque sino no tendríamos escusa para salir del país.
Nada más por hoy, besos y abrazos a todos y todas y, parafraseando al presentador de "Días de cine": ¡Que la televisión no os carcoma las pocas neuronas que sobrevivieron al atasco de la mañana!
Llegamos a San José y fuimos al aeropuerto a buscar a Fran y Javi, ya que no sabían coger un taxi y darle una dirección, cosa no tan simple como parece como ya sabréis por mi anterior correo.
Acto seguido fuimos a comprar los billetes para Monteverde y de ahí al centro a tomar algo. A las dos salimos en el autobús, dimos una vuelta a la manzana, cuadra allí, y vuelta a la estación de autobuses.
¿Por qué? No sé, pero así fue.
Volvimos a salir y llegando a Alajuela, que sería como Móstoles en Madrid, el conductor se pone a preguntar dónde hay una llantería (lugar donde cambian ruedas), finalmente y tras casi atropellar a un borracho y casi pegar a un borracho, llegamos a la llantería y el autobusero le dice al mecánico, sucintamente, sin más explicaciones: "impacto pistola".
Será habitual allí, así que no necesitó más detalles. La verdad es que con saber que iba a cambiar la rueda, nos conformábamos.
Eso y no recibir un "impacto pistola".
Seguimos el viaje y llegamos, doscientos kilómetros y cinco horas después (y volvemos al recurrente tema de los buses centroamericanos), a Monteverde.
Los siguientes días los pasamos haciendo rutas por Monteverde, que son una serie de reservas privadas formadas por gente tan dispar como los cuáqueros expulsados de EEUU por no querer ir a la guerra de Corea o por los niños de no sé qué colegio sueco que comenzaron con una recolecta para salvar el bosque (de ahí el cursi nombre de una de las reservas "Bosque Eterno de Los Niños").
El susodicho bosque es el conocido bosque nublado o nuboso (según convenimos debería llamarse nebuloso, ya que se refiere a niebla), y puedes pasar el día viendo pájaros, como el quetzal, y esas cosas.
Monteverde, además, es famoso porque fue el primer sitio del mundo donde se describió un caso de extinción de anfibios sin una amenaza concreta, a partir de ahí se han descrito más, incluyendo el sapo partero de Peñalara. Lo más preocupante, para aquellos pocos que nos preocupa que los anfibios se extingan, es que cada vez se dan más casos de estos y mientras millones de personas se preocupan por animales que llevan extinguiéndose 50 años como el panda y el tigre de bengala, se están extinguiendo cientos de anfibios cada año, muchos de ellos antes de ser descubiertos.
El caso es que nunca podremos ver el famoso sapo dorado, a pesar de que allí venden montones de postales como reclamo y seguramente el 99% de las personas que compran esas postales, no saben que ese sapo ya no existe.
Después de Monteverde fuimos al volcán Arenal, en una ruta que llaman "jeep-boat-jeep", que no pasaba de "furgoneta-lancha-furgoneta", lo que probablemente le quite encanto turístico. Afortunadamente para nosotros, Mónica le echó morro en todas partes y aludiendo que trabajamos por aquí, nos hicieron precio de locales en todo, y eso supone descuentos de hasta más del 50%.
En Arenal, no vimos el volcán en erupción, aunque seguro que entró en erupción poco después. Allí fuimos a una cascada a hacer el dominguero, unos más que otros, todo hay que decirlo, y a cenar, que hay que aprovechar que por esas zonas turísticas se come mucho mejor que la media.
Al día siguiente fuimos a la reserva, Fran y Javi se alojaron en la habitación del jefe ( se nota que hemos progresado mucho en este curro, cuando recibimos la primera visita, el primer año, de las amigas de Mónica, las metimos en un cuartucho de la última cabina de la reserva, ahora ya metemos a las visitas en la casa grande ¡y en el cuarto del jefe!)
Un par de días en la reserva y Fran y Javi se volvieron a San Francisco, justo antes de que comenzara a llover mucho. Un día más tarde y ya no pudo salir nadie de la reserva porque todo estaba inundado.
La noche que salieron a la playa, salieron varias tortugas y estuvimos trabajando con ellas y la verdad es que quedaron muy impresionados y contentos, así que ya sabéis, si podéis, venid por aquí; y si queréis asegurar las tortugas, venid en abril o mayo que salen fijo; de momento claro, porque se están extinguiendo, también (la lista de vertebrados en peligro de extinción, dentro de poco será mayor que la de los que no están en peligro).
Y ahora ya nada más, seguimos trabajando mucho para que esto siga adelante y descontando los días que quedan para irnos a Bocas del Toro a bucear. Suerte que todavía no somos residentes porque sino no tendríamos escusa para salir del país.
Nada más por hoy, besos y abrazos a todos y todas y, parafraseando al presentador de "Días de cine": ¡Que la televisión no os carcoma las pocas neuronas que sobrevivieron al atasco de la mañana!
10 marzo 2005
Tercera temporada en la Reserva Pacuare, Costa Rica
¿Cómo van las cosas por ese país nevado? Qué mala suerte que tengo, yo que voy a España a pasar un poco de frío y justo comienza cuando me vengo al trópico. Bueno otro año será... o no.
Cuando llegamos a la Reserva Pacuare estaba lloviendo bastante, pero justo al día siguiente empezó a mejorar y ahora estamos en lo que ellos llaman verano.
Son tan simples que cuando no llueve y hace calor le llaman verano y cuando llueve y hace menos calor le llaman invierno, con lo que a lo largo del año pueden tener 50 veranos y otros tantos inviernos. No saben lo que es la primavera y el otoño (las dos estaciones más bonitas de los países templados, aunque ahora no esté muy templado por allí).
El caso es que hace un calor de morirse y esto no lo cuento por hablar del tiempo (típica conversación de ascensor), sino porque esto está manga por hombro, que diría mi madre, y hay mucho trabajo físico diario que hacer, por lo que mis niveles de transpiración son más que considerables, aunque también tendrá que ver mi estado adiposo actual (menos cada vez), ese que sin tapujos me habéis hecho notar todos, como si yo no lo hubiera notado antes. ¿Os habéis dado cuenta que prácticamente nadie le diría a una mujer que ha engordado mucho?
Bueno, de cualquier forma, entre el calor, el trabajo, las tortugas (que no es que haya que perseguirlas, es que hay que recorrer unos 12 km. diarios para buscarlas) y la cocina costarricense, pronto perderé esos kilos de más... o no.
Hace ya más de 15 días que estoy aquí y es la primera vez que he sacado un rato para escribir algo.
¿Alguna vez os ha molestado en la pantalla del ordenador el puntero del ratón como si fuera una mosca? Lo digo porque ahora mismo (ahorita que dirían aquí y que no significa lo mismo que ahora, ¡qué quebraderos de cabeza nos trajo eso el primer año!) tengo un escarabajo en un lado de la pantalla y una polilla en todo el centro. Es bastante incómodo, pero supongo que peor será para ellos.
Aquí en la reserva ha llovido mucho desde mediados de noviembre y no ha parado hasta mediados de febrero y todas las obras de remodelación y mejora están muy retrasadas. Además nuestro jefe lleva dos meses en EEUU con un cliente y esto es un desastre impresionante. No hay casi nada hecho, no había nadie contratado cuando llegamos, todavía nos falta un cocinero y todos los guardas, sin contar con que no tenemos motores fueraborda porque los hemos tenido que sacar nosotros para arreglar, ya que nuestro jefe debía estar muy ocupado y no ha tenido tiempo desde hace cinco meses y los grupos llegan casi ya. No es que me esté estresando es que simplemente me estoy hartando de hacer cosas que no me corresponden y para las que no he estudiado 10 años de carrera, (sic).
Aunque la verdad es que las cosas van bastante bien, a base de trabajar demasiado, y ya queda mucho menos y todo esto valdrá para el resto de la temporada. Hoy nos ha llegado un correo de una profesora de EEUU confirmándonos una propuesta muy interesante para la reserva y son ese tipo de proyectos que van saliendo que te hacen ver que tanto esfuerzo merece la pena. La temporada que viene ya tenemos casi asegurado un curso de primatología para postgraduados. Estos tipos de cursos son la materia prima con las que se sostiene una estación biológica como la que pretendemos montar y como en todo, lo difícil es empezar.
Acabo de despachurrar la polilla, que ya no estaba en medio de la pantalla sino en la R y ahí se han quedado las escamas de sus alas, después que quitar los restos más gruesos.
Toda la gente que viene para trabajar con nosotros durante la temporada ya está aquí. Son todos bastante jóvenes, entre 23 y 25. De momento hay buen rollo y parece que están en un campamento pasándolo bien, no parece que estén aquí para trabajar, a veces eso es un poco desesperante, estar arrastrando a tanta gente para que haga cosas, las cosas que, en su carta de intenciones, eran la ilusión de su vida y por lo que han estado luchando toda la vida.
Desde luego ¡qué mentirosos somos en los CV y en las cartas de motivación! Y no solo eso, todos los que vienen este año tenían inglés nivel alto o muy alto. Por supuesto lo que ellos dicen lo bajamos a alto o medio, pero ¡coño!, subirse dos niveles de una vez... Hay algunos que hablan poquísimo, vamos que podría poner una academia y venderme como profesor nativo. Me gustaría ver las caras que pondrán cuando un gringo les pregunte algo.
Os envío la dirección de la oficina. Creo que ya os he contado algo al respecto con las direcciones de por aquí. El caso es que tienen la ciudad dividida en calles y avenidas, unas perpendiculares a otras, con lo que es muy fácil ir de un sitio a otro. Es cuestión de saber contar. Pero, tu coges un taxi y por ejemplo, les dices la dirección oficial de la oficina: Avenida 10, entre calles 27 y 29, Nº 2550 y el taxista te dirá algo así como: ¡Ahí le quedo mal! Que quiere decir que no tiene ni idea de cómo ir a pesar de estar bastante cerca del centro que es la Avenida central con la Calle central. Claro, si te sitúas en la Avenida Central y vas a la 10, pues vete hacia las avenidas pares, cuenta cinco y ya.
¡Fácil verdad!
¡Pues no!
Si queréis que el taxista os lleve a buen puerto tendréis que decirle: De casa Matute Gómez, 350 metros Este, casa color papaya y rojo a la derecha.
La casa Matute Gómez es una casa antigua que sirve de referencia a todo el barrio y el color papaya debe ser bastante reconocible por los carteros. Y en esto de las referencias las hay de lo más peregrino. En una zona muy popular cercana al centro de San José, todas las direcciones están referenciadas al "antiguo higuerón", que no es más que un árbol de la familia de las higueras (el género Ficus tan conocido en el mundo de las plantas de interior) que ya no está.
¡Imagínate si para buscar una casa cualquiera de un barrio cualquiera, tienes que buscar su referencia primero, que no es más que un árbol que ya no existe!
Así que, si me queréis mandar algo, ya sabéis cómo.
Cuando llegamos a la Reserva Pacuare estaba lloviendo bastante, pero justo al día siguiente empezó a mejorar y ahora estamos en lo que ellos llaman verano.
Son tan simples que cuando no llueve y hace calor le llaman verano y cuando llueve y hace menos calor le llaman invierno, con lo que a lo largo del año pueden tener 50 veranos y otros tantos inviernos. No saben lo que es la primavera y el otoño (las dos estaciones más bonitas de los países templados, aunque ahora no esté muy templado por allí).
El caso es que hace un calor de morirse y esto no lo cuento por hablar del tiempo (típica conversación de ascensor), sino porque esto está manga por hombro, que diría mi madre, y hay mucho trabajo físico diario que hacer, por lo que mis niveles de transpiración son más que considerables, aunque también tendrá que ver mi estado adiposo actual (menos cada vez), ese que sin tapujos me habéis hecho notar todos, como si yo no lo hubiera notado antes. ¿Os habéis dado cuenta que prácticamente nadie le diría a una mujer que ha engordado mucho?
Bueno, de cualquier forma, entre el calor, el trabajo, las tortugas (que no es que haya que perseguirlas, es que hay que recorrer unos 12 km. diarios para buscarlas) y la cocina costarricense, pronto perderé esos kilos de más... o no.
Hace ya más de 15 días que estoy aquí y es la primera vez que he sacado un rato para escribir algo.
¿Alguna vez os ha molestado en la pantalla del ordenador el puntero del ratón como si fuera una mosca? Lo digo porque ahora mismo (ahorita que dirían aquí y que no significa lo mismo que ahora, ¡qué quebraderos de cabeza nos trajo eso el primer año!) tengo un escarabajo en un lado de la pantalla y una polilla en todo el centro. Es bastante incómodo, pero supongo que peor será para ellos.
Aquí en la reserva ha llovido mucho desde mediados de noviembre y no ha parado hasta mediados de febrero y todas las obras de remodelación y mejora están muy retrasadas. Además nuestro jefe lleva dos meses en EEUU con un cliente y esto es un desastre impresionante. No hay casi nada hecho, no había nadie contratado cuando llegamos, todavía nos falta un cocinero y todos los guardas, sin contar con que no tenemos motores fueraborda porque los hemos tenido que sacar nosotros para arreglar, ya que nuestro jefe debía estar muy ocupado y no ha tenido tiempo desde hace cinco meses y los grupos llegan casi ya. No es que me esté estresando es que simplemente me estoy hartando de hacer cosas que no me corresponden y para las que no he estudiado 10 años de carrera, (sic).
Aunque la verdad es que las cosas van bastante bien, a base de trabajar demasiado, y ya queda mucho menos y todo esto valdrá para el resto de la temporada. Hoy nos ha llegado un correo de una profesora de EEUU confirmándonos una propuesta muy interesante para la reserva y son ese tipo de proyectos que van saliendo que te hacen ver que tanto esfuerzo merece la pena. La temporada que viene ya tenemos casi asegurado un curso de primatología para postgraduados. Estos tipos de cursos son la materia prima con las que se sostiene una estación biológica como la que pretendemos montar y como en todo, lo difícil es empezar.
Acabo de despachurrar la polilla, que ya no estaba en medio de la pantalla sino en la R y ahí se han quedado las escamas de sus alas, después que quitar los restos más gruesos.
Toda la gente que viene para trabajar con nosotros durante la temporada ya está aquí. Son todos bastante jóvenes, entre 23 y 25. De momento hay buen rollo y parece que están en un campamento pasándolo bien, no parece que estén aquí para trabajar, a veces eso es un poco desesperante, estar arrastrando a tanta gente para que haga cosas, las cosas que, en su carta de intenciones, eran la ilusión de su vida y por lo que han estado luchando toda la vida.
Desde luego ¡qué mentirosos somos en los CV y en las cartas de motivación! Y no solo eso, todos los que vienen este año tenían inglés nivel alto o muy alto. Por supuesto lo que ellos dicen lo bajamos a alto o medio, pero ¡coño!, subirse dos niveles de una vez... Hay algunos que hablan poquísimo, vamos que podría poner una academia y venderme como profesor nativo. Me gustaría ver las caras que pondrán cuando un gringo les pregunte algo.
Os envío la dirección de la oficina. Creo que ya os he contado algo al respecto con las direcciones de por aquí. El caso es que tienen la ciudad dividida en calles y avenidas, unas perpendiculares a otras, con lo que es muy fácil ir de un sitio a otro. Es cuestión de saber contar. Pero, tu coges un taxi y por ejemplo, les dices la dirección oficial de la oficina: Avenida 10, entre calles 27 y 29, Nº 2550 y el taxista te dirá algo así como: ¡Ahí le quedo mal! Que quiere decir que no tiene ni idea de cómo ir a pesar de estar bastante cerca del centro que es la Avenida central con la Calle central. Claro, si te sitúas en la Avenida Central y vas a la 10, pues vete hacia las avenidas pares, cuenta cinco y ya.
¡Fácil verdad!
¡Pues no!
Si queréis que el taxista os lleve a buen puerto tendréis que decirle: De casa Matute Gómez, 350 metros Este, casa color papaya y rojo a la derecha.
La casa Matute Gómez es una casa antigua que sirve de referencia a todo el barrio y el color papaya debe ser bastante reconocible por los carteros. Y en esto de las referencias las hay de lo más peregrino. En una zona muy popular cercana al centro de San José, todas las direcciones están referenciadas al "antiguo higuerón", que no es más que un árbol de la familia de las higueras (el género Ficus tan conocido en el mundo de las plantas de interior) que ya no está.
¡Imagínate si para buscar una casa cualquiera de un barrio cualquiera, tienes que buscar su referencia primero, que no es más que un árbol que ya no existe!
Así que, si me queréis mandar algo, ya sabéis cómo.
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